Querétaro es una ciudad de tradiciones, como la de La Candelaria. La de vestir al Niño Dios, es una de las más arraigadas, dice Josefina Fuentes, quien desde hace más de 30 años es vendedora en el mercado de La Cruz de ropa para las imágenes religiosas.

Carla Rincón, una de las clientas, llega al puesto para vestir a 11 niños; son de sus familiares, de sus hijas, de ella cuando era niña, y otros que le han regalado. Lo hace para seguir con la tradición.

Josefina, junto con María del Carmen Fuentes y Magdalena Fuentes, su hermana y su sobrina, respectivamente, atiende a los clientes que llegan a preguntar por la ropa para vestir al Niño Dios. Hay de distintos modelos y tamaños, de acuerdo al gusto de cada cliente.

Las clientas se agolpan frente al puesto de Josefina, quien heredó el puesto de su hermana fallecida, para seguir con su legado y conservar la tradición, a pesar de la pandemia de la Covid-19 y de la crisis económica derivada de la misma.

La gente se lleva el Niño acorde a su fe. Querétaro se prepara para celebrar la Candelaria
La gente se lleva el Niño acorde a su fe. Querétaro se prepara para celebrar la Candelaria

“Ahorita las ventas han estado un poquito flojas. Sí hemos estado vendiendo, pero como en años pasados que la gente se abarrotaba para comprar el vestidito, [no]. Comentan que ahorita por la situación de las enfermedades están temerosas, cuidando el dinero que les llega para la casa, sobre todo para la alimentación, pero las personas que tienen verdaderamente la fe de venir a comprar su vestido, lo compran y pagan lo que uno les pide”, señala Josefina.

La comerciante relata que en su puesto ofrece ropa y tallas de diferentes precios, desde las más sencillas, hasta vestidos de línea hechos con tela importada, así como otros bordados con telas nacionales.

Indica que el año pasado no vendieron por la pandemia, pero este año las clientas han vuelto a buscarlas porque saben que ofrecen productos de calidad y a buen precio.

Dice que los gustos por la ropa para los Niños Dios es variado. Hay algunas personas que lo dedican a algún santo o a alguna advocación, como el Sagrado Corazón, San Judas Tadeo, el Niño de las Palomas. “Dependiendo de la fe de cada persona que viene a consumir, es el vestido que eligen”, asevera.

Agrega que la iglesia en estos momentos pide que lleven a los Niños Dios vestidos con ropones o de color blanco, por lo que también tienen un amplio surtido de piezas en ese color.

Señala que tiene a sus proveedores, mientras que las canastas donde llevan a los niños las hacen ellas, al igual que algunos accesorios que llevan, como cobijas, pues ellas venden la ropa con los accesorios que llevan.

Precisa que es la gente de más edad la que va dejando la tradición a las nuevas generaciones, para continuar con la misma.

“Pero hay gente que viene de fuera que no sabe lo que representa aquí, en Querétaro, el presentar el Niño en la iglesia el 2 de febrero. Les explicamos la tradición y cómo se conmemora también la tradición de los tamales, pero esto se va de generación en generación, como una herencia. Querétaro es un estado muy católico en donde se conservan estas tradiciones y ojalá se sigan conservando, porque es parte del patrimonio de Querétaro”, enfatiza.

La gente se lleva el Niño acorde a su fe. Querétaro se prepara para celebrar la Candelaria
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Mientras Josefina atiende a una pareja de adultos mayores, su hermana y su sobrina atienden a Carla y sus Niños Dios que viste. Una parte de los mismos los viste con la familia Fuentes, mientras otros los arropan en un puesto cercano.

Dice que son parte de la familia, de sus hijas, su madre, el suyo que tenía desde niña que le regalaron sus padres.

“Mi mamá me los encarga [a los Niños Dios]. Por ejemplo, el de mi abuelita siempre va de dorado, como un ropón. A mí me gustan así, de ropón, pero ya hay muchos diseños muy bonitos”, indica Carla.

Apunta que es una tradición que tiene todos los años junto con su familia, aunque el año pasado por la pandemia no pudo acudir a vestirlos, pero para este 2022 no podía faltar y retomar la tradición, cuando la vida vuelve a una relativa nueva normalidad.

Carla precisa que todas las figuras le gustan por igual, pues son uno a la vez. Con todos tiene un cariño especial.

Los clientes siguen llegando con Josefina y sus familiares, así como a los demás puestos que se ubican de manera tradicional en estacionamiento del mercado de La Cruz, donde la tradición se conserva en las viejas y nuevas familias queretanas que comienzan a hacer suya la costumbre.

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