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La dulce tradición de las calaveritas de azúcar

En el mercado de La Cruz, como desde hace 10 años, Guadalupe Sánchez ofreció sus productos para el Día de Muertos

Foto: Mitzi Olvera
04/11/2018 |06:50
Domingo Valdez
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Guadalupe Sánchez, locataria del mercado de La Cruz, comenzó a vender lo necesario para poner el altar de muertos. Ofrece las tradicionales calaveras de azúcar, además de papel picado, manteles para las mesas, así como miniaturas de comida, para que no falte nada en la ofrenda.

Dice que quienes más compran las calaveras son los adultos mayores, pero que a raíz de la película estadounidense Coco, que toma como tema principal el Día de Muertos, los niños se interesaron más en su tradición.

Las calaveras de azúcar, decoradas de colores llegaron a la ciudad durante estos tradicionales y coloridos festejos. En los mercados de la capital fue posible observar los puestos llenos de esta peculiar figura, para conservar la tradición de recordar a quienes, cómo se dice románticamente, “se nos adelantaron en el camino”.

Lupita señala que comenzó a vender la calaverita desde el 14 de octubre. “Tenemos las de azúcar, que son de diferentes tamaños, las calaveras de chocolate amargo, y hay productos miniatura, para que armen su mini altar”.

En su negocio ofrece figuras totalmente armadas. Una mesa con todo lo necesario para una buena ofrenda, con pollo, mole, arroz, una cerveza, cigarros, huevo, atole, elotes, pan de muerto, todo lo que le pudo gustar el difunto cuando tenía un cuerpo de carne y hueso.

La comerciante dice que tiene alrededor de 10 años vendiendo esta mercancía de temporada, que compran, en el caso de las calaveras de azúcar, con una proveedora local. Los nombres para las calaveras ellos mismos los ponen al gusto del cliente.

Es tradición que a cada calavera de azúcar se le ponga el nombre del difunto al que está dirigido. Otra tradición es regalar la figura a algún amigo o familiar con el nombre en la frente.

Las miniaturas, explica, se compran a los artesanos que vienen de Guadalajara, Jalisco, en Navidad, para ofrecerlos en esta temporada. Además vende manteles, tiras de papel picado y algunos adornos para colgar en las puertas o ventanas.

A lo largo de una década, indica que las ventas se mantienen estables y en crecimiento, aunque para los niños que acompañan a sus padres la tradición les resulta novedosa. “Con las cosas que salen en el cine, como la película de Coco, se beneficia al comercio. Siento que influye mucho el reestreno de la película en las ventas. Además de que cada año se vende un poco más. Como vienen las cosas ya armadas, como es más práctico, ya se lo llevan así. Tenemos que innovar. Antes no vendíamos las ofrendas ya armadas, pero ahora hacemos grandes, chicas y se van vendiendo más”. abunda.

Dice que el mercado está bien dividido, pues mientras las personas mayores compran más calaveritas, las familias jóvenes compran más las ofrendas miniatura, que son de plástico y cerámica. Lo típico lo compra la gente mayor, mientras que lo novedoso es adquirido por jóvenes.

Lupita dice que sus recuerdos de Día de Muertos, cuando era niña, son más por la escuela, pues viniendo de una familia de comerciantes no tenían mucho tiempo de colocar ofrenda en la casa.

“De chica lo que me gustaba [en la escuela] era que hacían concursos de altares en la primaria y en la secundaria. De ahí me viene la tradición”, añade.

La comerciante señala que tienen clientes frecuentes que cada año vuelven, y si ven algo nuevo se lo llevan o compran más cosas para su ofrenda y enriquecerla. “Es algo que tienen que hacer porque les gusta, para ellos es algo muy bonito porque es recordar a sus difuntos”.

Dice que ella sí cree en el más allá, que hay algo más de lo que se vive aquí, que no todo termina con la muerte. “Al menos es lo que quiero creer”, enfatiza.

En el interior del mercado otros locales también se dedican a la venta de calaveras de azúcar, así como las tradicionales Catrinas, que este año tuvieron un lugar especial en los festejos organizados por el gobierno del estado, con un festival que se realizará en Plaza de Armas.

Este año los clientes recorrieron los puestos para buscar la mejor opción en cuanto a precios, planearon sus compras, pues además de los adornos tradicionales, compraron veladoras para iluminar el camino de los difuntos, flores de cempasúchil, la fruta y comida.

Para quienes no quisieron gastar demasiado dinero, se ofrecieron diversos artículos de tamaño miniatura hechos por artesanos jaliscienses, y que tienen buena acogida en los hogares queretanos, sumándolos poco a poco a la tradición de estas fechas.

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