"La carpintería es un arte”, asegura Alejandra Morales Moreno, quien disfruta ser maestra de carpintería en la Escuela de Artes y Oficios de la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ).
Destaca que se trata de un área en el que se puede transformar la madera para crear cosas, lo cual no está limitado únicamente para los hombres.
“La carpintería es un arte, las mujeres también pueden integrarse en este maravilloso mundo, porque es un área donde podemos desarrollar, transformar lo que es la madera y hacer cosas muy padres”, señala.
Alejandra es madre de familia, y desde pequeña le gustó todo lo relacionado con el arte y las manualidades; ya de adulta, le llamó la atención la carpintería porque a su papá y a su esposo también les gustaba.
“Desde niña me gustaba todo lo relacionado con manualidades, y al ver a mi papá trabajando algo de carpintería, me llamaba mucho la atención y veía cómo lo hacía”, relata.
Lee también: Planea la UAQ construir planteles en Ezequiel Montes
Es originaria de Querétaro y comenzó a dar clases hace aproximadamente cinco años. Anteriormente trabajó realizando piezas de carpintería en casa, para su familia y amigos.
“La carpintería la estudié desde el 2005, ahí empecé a estudiar, hice un curso de dos años y ya lo demás es experiencia laboral. Es la primera institución en donde estoy dando clases”, narra. Como parte de su experiencia laboral, colaboró con el jardín de la Cervecería Hércules, en el diseño y elaboración de piezas de madera, como mesas y bancas.
Además, colaboró con un negocio de interiorismo, en todo lo relacionado con bases, molduras, madera y embalajes, con piezas que incluso se llegaban a exportar a otras partes del mundo.
Antes de dedicarse a la carpintería, Alejandra laboró en un despacho de maquila y ploteo de planos, donde trabajó con el programa AutoCAD, lo que le ayudó a explorar su imaginación para diseñar ensambles.
“Estando más grande, incluso ya casada y con hijos, mi esposo se metió a un curso, y al ver a mi esposo, dije ‘yo también, soy de aquí, quiero estudiar carpintería’. Ambos somos carpinteros, nos gustó mucho”, describe.
Te podría interesar: La UAQ creará nuevo plantel de bachilleres
Alejandra es madre de dos hijos, que hoy son profesionistas. Por ejemplo, su hija estudió la carrera de biotecnología, tema que nada tiene que ver con la carpintería.
“Ellos tienen su carrera, pero independientemente de eso yo siempre los he motivado a que aprendan oficios. Mi hija es biotecnóloga. Mi hijo un tiempo me estuvo ayudando, pero él es de otros temas, como de herrería y diseño”, refiere.
Menciona que es muy común que la gente piense que la carpintería es un área para hombres, pero hoy en día, hay muchas mujeres interesadas en aprenderla y practicarla.
“Es más común, hace 20 años era como un 2% de población a nivel nacional que se dedicaba a la carpintería, actualmente ese promedio está subiendo muchísimo, y aquí en la escuela tenemos muchas mujeres ya integrándose en el taller de carpintería, que es algo que podemos hacer, que no está limitado solamente a hombres”, comenta.
Considera que todo mundo puede aprender carpintería, incluso hay muchos alumnos que son muy jóvenes. “Mi alumno más joven tiene 16 años, y ya está haciendo sillas y muebles”.
Lee también: Obtiene UAQ posesión de Patio Barroco
Agrega que cualquier persona que se interese por la carpintería puede ingresar desde cero, porque no es necesario que tengan algún conocimiento, “si tú sabes leer, escribir y hacer cuentas, te puedes integrar. Si tienen la inquietud de aprender a hacer algo, el querer es poder”.
Alejandra disfruta mucho dando clases: “Cuando no daba clases y alguien me preguntaba algo del tema, me decían ‘¿no le interesa dar clases?, porque nos explica muy padre’. De ahí nació la inquietud y cuando tuve la oportunidad de integrarme aquí, yo dije, ‘estoy en mi ambiente, estoy como pez en el agua aquí en esto, me gusta mucho’”.
Reconoce que al inicio percibe una reacción momentánea de las personas, cuestionando cómo una mujer está dando clases de carpintería; pero ya después, con el día a día, lo entienden.
“Tengo la facilidad de congeniar con todo tipo de personas, carácter, edades, trato de integrarme y ver la faceta de cada persona, y las facilidades que tiene para hacer las cosas, porque no es lo mismo explicarle a un arquitecto, que a una persona que no tiene ningún conocimiento”, concluye