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Jericallas Santoyo: un legado dulce que perdura en Querétaro

Hace más de 50 años, y con una receta casera, las jericallas Santoyo se abrieron paso en la ciudad hasta convertirse en un negocio familiar que hoy cuenta con dos sucursales

FOTO. MITZI OLVERA
29/12/2025 |00:12
Rosaura Hernández
Reportera EL UNIVERSAL QuerétaroVer perfil

Con 53 años de tradición en Querétaro, las jericallas Santoyo se han convertido en el postre favorito de cientos de personas; y es que, a pesar de no ser un alimento típico de la entidad, la familia Santoyo las ha adaptado para crear una receta 100% queretana.

Originario de la comunidad de Salvatierra, Guanajuato, José Alberto Corona Santoyo, de 72 años de edad, llegó hace 53 años a este estado junto con su madre, Irene Santoyo Saldívar, con la intención de trabajar para poder tener un mejor futuro.

Recuerda que el inicio fue muy difícil, pues no conocían a nadie, no tenían dónde vivir ni qué comer; no obstante, su madre —quien se caracterizó por ser una mujer de trabajo y de un carácter fuerte— comenzó a preparar el postre originario de Guadalajara para ofrecerlo entre la población, gracias a ello, la vida comenzó a cambiar y poco a poco comenzaron a obtener un poco de dinero para subsistir.

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Para su sorpresa, el alimento fue bien recibido por las familias queretanas, pese a que no conocían esta delicia, pero asombrados por su textura y sabor fueron convirtiendo estas jericallas en uno de sus postres favoritos.

“Amo mucho esta bendita tierra queretana porque me ha dado de todo, sobre todo mucho trabajo, mucha fortaleza para seguir adelante”, precisó

Las jericallas son originarias de Jalisco y son una mezcla similar entre un flan y un creme brulée, destacan por su ligereza, textura y dulce sabor, sin llegar a ser empalagosas.

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El entrevistado explicó que fue su madre quien le enseñó todos los secretos para preparar una buena jericalla tradicional; sin embargo, juntos crearon una nueva receta que varía en algunos ingredientes y en parte de la preparación.

Santoyo explicó que sus jericallas queretanas llevan entre diversos ingredientes, leche bronca y fécula de maíz, y mientras que las tapatías se hornean a baño María, estas se hornean a fuego directo, lo que le da un sabor único.

“Nosotros la hicimos tradicional aquí en Querétaro porque antes no había, se puede decir que ya es tradición aquí porque tenemos 53 años cumplidos de prepararlas y ofrecerlas a la población, nosotros adaptamos la receta típica de Jalisco y le hemos dado un toque especial que sólo en Querétaro lo tenemos”, afirmó.

Años después, Alberto Santoyo y su madre lograron consolidar su negocio que en la actualidad se ubica en el mercado de La Cruz, donde también venden otras variedades de postres como gelatinas, pasteles o roscas de pan.

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Y aunque su madre ya murió, el señor Santoyo, junto con su esposa Felicitas Vázquez Murillo, quien también ya falleció, le dieron continuidad al negocio. Ahora, sus dos hijos aprendieron a preparar esta receta y atienden su respectivo local, por lo que ya es la tercera generación en la familia que se dedica a la preparación de estos alimentos.

La confianza de saber lo que venden

Alberto Santoyo reconoció que en Querétaro ya hay más personas que venden este mismo alimento y aunque mencionó que todos tienen el mismo derecho de poder innovar con este postre, precisó que una de sus mayores características y diferenciadores es la higiene y la calidad de los insumos que ocupan para preparar las jericallas.

“El negocio lo trabajé con mi mamá por ocho años, después de ese tiempo me lo dejo a mí y ella siempre me dijo ‘Recuerda que algo que algo que tú no te has de comer no se lo des a tu cliente’ y esa misma filosofía se la he inculcado a mis hijos y así hemos trabajo por todos estos años, por eso estoy tan seguro de la calidad de los productos con los que trabajamos”, afirmó.

Dijo que para él y su familia cuidar de sus clientes es lo más importante, por lo que el garantizar un producto de calidad, una atención buena y un precio justo son las banderas con las que ha trabajado por más de cinco décadas.

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Cada jericalla cuesta 38 pesos, mientras que una gelatina —ya sea de agua, leche o combinada— tiene un precio de 25 pesos; los pasteles de chocolate, niño envuelto, cajeta, mermelada de fresa, zanahoria y tres leches se venden en 38 pesos la rebanada y las rebanadas de los pasteles de fresas con crema y moka están en 40 pesos.

“Como comerciantes y sobre todo al trabajar en un mercado tenemos la responsabilidad de dar una atención de calidad porque con nuestro trabajo no sólo los invitamos a que regresen a nuestro local, sino a que regresen al mercado entero, por eso nosotros como comerciantes ponemos todo el empeño de tratar bien a nuestros clientes por ellos la hemos hecho hasta de psicólogos, obreros, administrador, médicos, guías turísticos y más, es todo un orgullo ser comerciante“, afirmó.

Jericallas Santoyo actualmente tiene dos locales ubicados en el mercado de La Cruz: una de ellos sobre la calle 15 de Mayo y abre de lunes a domingo de ocho de la mañana a seis de la tarde; el otro establecimiento se ubica frente a la Plaza Garibaldi, con servicio de lunes a jueves de ocho de la mañana a 12 de la media noche y viernes, sábados y domingos de ocho de la mañana a 1 de la noche.

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