El Hospital Regional No. 1 del Instituto Mexicano del Seguro Social en Querétaro se ha posicionado, por cinco años consecutivos, en el primer lugar nacional entre los hospitales IMSS como hospital donante y dentro de los primeros cinco lugares en el país entre las instituciones públicas y privadas.

De acuerdo con Irene García Hernández, coordinadora de Donación, Procuración y Trasplante del IMSS, esta posición se ha logrado gracias a la concientización que hay en Querétaro.

Actualmente en México son 16 mil personas las que se encuentran en lista de espera por un riñón, en Querétaro son tres mil; sin embargo, el desconocimiento y la ignorancia hace que muchas familias digan no a la donación de órganos de un familiar, sobre todo cuando se trata de una procuración multiorgánica; es decir, que se pueden extraer varios órganos del cuerpo debido a una muerte cerebral.

Reconoce que son muchos los tabúes y creencias que se tienen alrededor de la muerte y es con éstas con las que se tiene que lidiar cuando se da la noticia a la familia de que su familiar presenta muerte cerebral y al mismo tiempo se les solicita su aprobación para que se puedan extraer los órganos para donación.

“Nosotros pedimos disculpas cuando vamos a hacer una petición de donación, porque la hacemos cuando está recientemente dada la mala noticia, donde tu paciente falleció en muerte encefálica, donde la familia ve que el corazón late, el corazón tiene que seguir latiendo (para poder hacer la procuración), donde ven que respira, pero lo hace por medio de un tubo, hacerles entender el diagnóstico de muerte encefálica es muy difícil porque tenemos que decirles que el cerebro se murió, que ya no hay irrigación sanguínea, que ya no hay paso de oxígeno, que el edema cerebral fue tan intenso que las células del cerebro ya se murieron”, explica.

Destaca que desde que el paciente arriba al hospital con un diagnóstico difícil, se le brinda acompañamiento tanatológico a la familia para que puedan enfrentar de mejor manera el momento. Señala que en Querétaro los principales donadores de órganos son jóvenes, pues la principal causa de muerte entre esta población son los accidentes automovilísticos, donde el hospital de San Juan del Río es el que más donadores recibe por esta causa, aunque no todos provienen de esta demarcación, sino también arriban de comunidades cercanas como Huichapan, Tecozautla, entre otras.

En este año, el IMSS en Querétaro registra seis donaciones multiorgánicas y 58 córneas, donde los riñones son el órgano más demandado en el país, y el que más se procura en Querétaro, le siguen los tejidos, como las corneas, hígado, entre otros.

Irene recuerda que su primer caso de una procuración orgánica se trató de un joven de 16 años, un caso que la marcó no sólo por ser el primero, sino porque le recordó a sus hijos y no podía dejar de empatizar con la familia e imaginarse en la situación que se encontraban.

“Cuando hice mi primera procuración corneal y creo que lo que nunca voy a olvidar y yo siempre resaltaba cuando entré la primera vez, yo decía: Dios, ¿por qué estoy aquí? yo entré para salvar vidas, no para ver muertos, esa era mi idea, yo decía, que venga el parto, para recibir al bebé bonito, gordito, es vida. Y cuando tuve que quitar las primeras córneas, que era un chavo, joven, como de 16 años y lo traspolaba a la edad de mis hijos, yo sí empecé a llorar porque decía: ¿qué estoy haciendo aquí?”.

Sin embargo, destaca que para quienes se dedican a la extracción de órganos, hay dos momentos que marcan esta experiencia, el primero, es el dolor de la pérdida, el momento desgarrador en que se le dice a la familia que su familiar está muerto y, por otro lado, cuando se le informa a la persona que espera un órgano, que hay un donador.

“Para mí es algo muy dual, bien difícil porque ves las dos partes, el dolor de la pérdida, desgarrador, porque es gente joven la que llega a ser donante, y yo soy madre y lo traspalaba con mis hijos y decía: Dios mío, qué dolor tan intenso la pérdida de un hijo, cuando eso es antinatural, ¿no? porque los padres nos tenemos que ir primero que los hijos (…) y la otra dualidad, el ver la felicidad de: ¡hay un órgano para la persona!. Esas dos partes a mí me motivan siempre, el decir: vamos a ayudar a alguien más, no importando quién sea, porque no los conocemos, pero es algo que te motiva todos los días a hacer bien tu trabajo”.

Irene García reconoce que hoy de cada 10 familias a las que les piden donar los órganos de su familiar, las 10 aceptan, ante un incremento importante en la conciencia de la donación.

“Desde que entramos hemos tenido esta benevolencia de la familia y de 10 siempre han sido 10; en últimos tiempos uno entiende que el dolor es demasiado, pero que alguien pueda decir: no, no dones porque yo le veo vida, nos echa a perder todo lo científico, por decir algo, la religión; por ejemplo, viene el padre y le dice: no, que no done porque yo le veo en la mirada vida y a las horas hace parada cardiaca, ellos buscan alguien que les dé una esperanza, nosotros sabemos en nuestra profesión, que una vez que haces el diagnóstico, no hay vuelta atrás, ese paciente está muerto, entonces yo siempre apelo a la conciencia de decirte: este cuerpo que Dios nos prestó para vivir una vida, se lo van a comer los gusanos si lo entierras, y si lo incineras se va a volver polvo y si es caso ministerial, lo van a llevar a la autopsia de ley, le van a sacar los órganos, los van a pesar, medir y los van a incinerar, ya no se los van a regresar, ¿por qué no darle la oportunidad a otras personas para poder salvar su vida con esos órganos?”, dice.

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