Querétaro, Qro.

Al interior del templo de La Congregación hay unas cuantas personas que rezan, se comunican con Dios en silencio y con sana distancia. El templo se encuentra listo para su fiesta anual más importante: el 12 de diciembre, día de la Virgen de Guadalupe; aunque será distinto este año pues, por misa, se permitirá una aforo de 60 personas con boleto previamente entregado, aunque de acuerdo al padre Juan Manuel Pérez Romero, hasta el martes poca gente había ido por sus pases, quizá por miedo a los contagios de Covid-19.

El padre Juan Manuel dice que todo este año será distinto. No será una celebración tradicional en honor a la Guadalupana. “Este año será totalmente distinto. Las misas están restringidas. No habrá repique de campanas, solamente tres veces al día. No se podrá recibir tanta gente en el templo, pero se van a transmitir por RTQ Las mañanitas a la virgen.

“Estará el templo totalmente solo. Nada más estarán los que graban y los que cantan. La gente lo podrá ver desde su casa. No tendrá que venir”, indica.

Para las misas, señala, se tendrá un aforo de 60 personas. El templo cerrará; desde hace un mes se ofrecieron boletos entre la feligresía, pero hasta el martes no habían acudido los fieles por ellos. “Es que la gente tiene temor. Tienen que venir con precaución. Suponemos que va a venir poca gente. Se va a cerrar al atrio, y sólo estarán las personas que vengan”, adelanta el religioso.

Explica que entre misas, el sábado 12 de diciembre, habrá una hora para sanitizar el templo y prepararlo para la próxima eucaristía. Están organizadas para comenzarán a partir de las seis de la mañana, hasta la noche.

Indica que cuando se volvieron a abrir los templos, eran pocos los fieles que acudían a los servicios religiosos presenciales, al menos en el caso de La Congregación.

Lo que repuntó, dice, fueron las solicitudes para visitar enfermos y pedir por los enfermos.

Al interior de La Congregación hay unos cuantos fieles. Las bancas están marcadas con lugares que no pueden estar ocupados por la feligresía. Las luces están apagadas, pero la luz entra por los vitrales del templo. Una bandera mexicana cubre de lado a lado el altar. El padre Juan Manuel explica que esa bandera estuvo en la Basílica de Guadalupe.

También explica que en La Congregación se encuentran dos reliquias de la tilma de San Juan Diego. Se trata de dos partes pequeñas de menos de un centímetro cada una, pero con gran valor religioso.

Explica que en alguna ocasión ya las robaron, recuperándose unos años después. En otra ocasión, dice, un gobernador “se las regaló” a su madre.

Por otro lado, el párroco explica que durante este tiempo de emergencia sanitaria, cuando los servicios religiosos estuvieron suspendidos, siguieron teniendo contacto con los fieles.

Ahora, cuando las medidas sanitarias de las autoridades permiten que acudan a los templos, los creyentes acuden en buen número a confesarse.

Dice que para ello, y con el fin de mantener la sana distancia, llevan a cabo este sacramento al aire libre, en el patio de la sacristía del templo, con una maceta de por medio, para que así no se pierda la distancia entre cura y quien se confiesa.

El padre Juan Manuel dice que en esta época hay muchas carencias entre el pueblo, tanto espirituales como económicas. Una gran cantidad de empleos se han perdido por la crisis económica, además del desconsuelo de la gente, al vivir y presenciar la muerte de seres queridos y que, una vez hospitalizados, no ven si pierden la vida.

“Hay desánimo. Hay contagios por todas partes. La situación económica está muy triste. La gente está muy triste, buscando cómo sobrevivir… ante esta situación en donde se arrasa con buenos y malos, debemos de tener fe y confianza. Hacer lo que podamos por tener tranquilidad, porque cuando uno se espanta, es víctima fácil de los virus y de cualquier situación. Además, que la gente administre bien su dinero y esperar a que esto pase.

“No hay mal que dure 100 años. Tenemos que esperar y confiar sobre todo”, apunta.

Por su parte, la Diócesis de Querétaro, en un comunicado, recomendó, siguiendo las indicaciones de Protección Civil y de la Secretarías de Salud de Querétaro y Guanajuato, respetar el aforo del 25% en los templos, para evitar la congregación de fieles en ermitas, calles y plazas que pongan en riesgo la salud.

Recomendó a los fieles seguir las transmisiones en vivo que se llevarán a cabo en los diferentes templos y la Basílica de Guadalupe, pero sin que pase desapercibida la fecha.

Propuso una celebración espiritual y festiva en cada hogar, en la cual participe solamente el núcleo familiar y, de esta manera, verse fortalecidos en su fe, al mismo tiempo que se procurará la convivencia y salud entre los integrantes.

Para el festejo del sábado 12 de diciembre, agrega la Diócesis, de ser posible, participar en la santa misa presencial, pero sólo aquellos integrantes de la familia que no se encuentran en un estado de salud vulnerable, o participar en la santa misa desde casa, (adultos mayores, mujeres embarazadas, niños, enfermos crónicos) misma que será transmitida a través de las redes sociales de la Diócesis de Querétaro, y en cada una de las parroquias que la conforman.

A las 12:00 horas de ese día, unirse en comunión eclesial, haciendo la “consagración a la Virgen María”, implorando la salud del mundo y el fin de la pandemia ocasionada por el Covid-19.

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