El calor de la tarde se vuelve insoportable. El ruido de los motores comienza a molestar de manera significativa y los cláxones exigen a los autos de adelante avanzar, aunque hacerlo es imposible por la carga vial en 5 de Febrero.

Los automovilistas buscan una salida, una ruta de escape para el estacionamiento llamado 5 de Febrero.

Los traileros, con sus grandes unidades dotadas de potentes cornetas de aire exigen a los pequeños autos compactos acelerar y avanzar... pero  es inútil.

Algunos automovilistas, desesperados por no avanzar, deciden cortar y pasan por los camellones, se los “brincan”, para tratar de llegar antes a sus destinos, pero en los carriles laterales ocurre la misma situación. No se avanza más rápido.

El congestionamiento sobre 5 de Febrero comienza antes de Jurica, en dirección a la Ciudad de México. Desde ahí los autos detienen su marcha.

Se avanza poco o nada en ocasiones. En los primeros minutos, los conductores tienen paciencia; se distraen un poco con el  celular al  revisar  mensajes o  llamar a algún familiar.

Conforme avanzan los minutos, la desesperación se vuelve mayor. El tránsito avanza poco, el calor es insoportable, los rayos del sol queman la piel, la garganta se seca. La tensión comienza a crecer. Entonces un par de vendedores ofrecen papalotes y cortinas para las ventanas de los vehículos.

Los tiempos de recorrido son de locura para los queretanos acostumbrados a llegar rápido a sus destinos. Tres horas de Juriquilla a Bernardo Quintana.

Las obras en 5 de Febrero desquician la circulación. La gran cantidad de transporte de carga y pasajeros que circulan por la vía, paso obligado para quienes viajan del norte al centro del país, provocan que el tránsito simplemente sea insoportable, pasando minutos sin que se avance un metro.

Lo que en un inicio era paciencia, se vuelve desesperación en los conductores, quienes con las bocinas de sus unidades quieren desintegrar a quienes van frente a ellos y poder avanzar, para llegar a sus destinos. No ocurre así.

Tienen que esperar a que el auto de enfrente avance en un eterno acelerar y frenar en apenas unos metros.
Además hay  quienes en su desesperación “brincan” los camellones para escapar del atasco vial y quienes ven que el carril que tienen a un lado avanza más rápido, por lo que deciden cambiar intempestivamente, ante el enojo del conductor que recibe el “cerrón”. Sin embargo, cuando ya están en ese carril, se dan cuenta que no avanza y que el carril en el que estaban era el que más “caminaba”, por lo que deciden regresar.

No hay para dónde hacerse. La frustración y el hastío comienza a cundir entre los automovilistas, los cuales ven cómo pasan los minutos que pronto se convierten en horas, y no avanzan, no llegan a sus destinos.

Es entonces que las llamadas comienzan a hacerse, para decir que no se llegará a comer, que no podrá pasar por los niños a la escuela, que se llegará tarde a la junta o para cancelar una comida de negocios. La vida de los queretanos se desquicia por el congestionamiento vial.

No sólo los autos pequeños “brincan” el camellón, los tráilers también lo hacen.

Los choferes, de manera desesperada, buscan una salida y cuando la encuentran hacen la maniobra, a pesar de los automóviles que circulan por los carriles laterales y que no quieren dejan pasar a los “gandallas” que urgen de  pasar antes o que creen que tienen más derecho de pasar antes y no respetar el orden con el cual se avanza.

La razón del caos vial, de acuerdo a las versiones difundidas en las redes sociales, fue el cierre de los retornos sobre 5 de Febrero, originando tránsito lento en la zona.

Como una especie de efecto dominó, otras vialidades de la capital queretana colapsan ante la carga vial. “Llevo ya casi dos horas atorada aquí (Jurica y la zona industrial) es ya algo insoportable, tenía una cita con el médico y ya la cancelé, era hace una hora y según salí con mucho tiempo de anticipación, pero hoy [ayer] sí fue el colmo”, dijo Carmina Ríos, conductora.

A través de redes sociales usuarios dan testimonio de los atascos viales en el anillo vial Fray Junípero Serra o el Boulevard Bernardo Quintana. Colapsada una avenida, todo se desquicia, dicen los queretanos.

No queda más que esperar. Los conductores, en la medida de sus posibilidades, se arman de paciencia. Otros recurren a fumar, mientras que algunos más deciden escuchar música o un noticiario, para “relajarse”.

Los usuarios del transporte público padecen por igual el tránsito detenido. Muchos perderán el día de trabajo o de clases. Para algunos es opción bajarse del camión y regresar a casa. En el camellón de 5 de Febrero se puede ver a una pareja que decide caminar, cansada de esperar que el camión avance.

La “tierra prometida” está a la vista. La salida a Bernardo Quintana se puede ver. Luce vacía, ningún auto sube, la razón: los transportes pesados invaden el carril para subir al puente de tercer nivel, en su afán de avanzar más rápido impiden el paso de quienes usarán esa vialidad.

Tras esperar a que un autobús  y un tráiler salgan del carril, los conductores abandonan 5 de Febrero, convertido en un estacionamiento, en un “día de perros” en la capital.

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