De rodillas, con fe y devoción, cientos de fieles llegaron a los pies de la Santísima Cruz de los Milagros, con el fin de pagar sus mandas y penitencias.
Desde las 5:00 de la mañana de ayer, se abrieron las puertas del templo para recibir a los primeros visitantes, y después de las 12:00 del día todavía seguían llegando poco a poco.
Acompañó su recorrido el sonido de los tambores y el cascabeleo de los danzantes, que seguían bailando en el último día de las festividades de la Santa Cruz de los Milagros.
El calor del sol, el cansancio y el dolor no detuvo el camino de los feligreses, era más grande la devoción y el agradecimiento por los favores recibidos.
Desde avenida Zaragoza avanzaron los devotos, por la calle Manuel Acuña, para llegar al santuario, resguardados por cuerpos de emergencia y vialidad. Algunos más llegaron por la calle de Independencia.
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La mayoría de ellos fueron acompañados por algún familiar que les colocaba cartón o cobijas en el piso; algunos otros avanzaron solos, resintiendo el pavimento caliente bajo sus rodillas.
Además de adultos, en esta ocasión también hubo presencia de niños y jóvenes, quienes avanzaron en penitencia.
Llegado el momento, bajo los pies de la Cruz de los Milagros, el rostro de dolor de los creyentes se convirtió en alegría y llanto.
Edgar González, padre de familia de 38 años de edad y vecino de San Francisquito, lleva ya 18 años caminando de rodillas hacia el templo de la Santísima Cruz de los Milagros.
Normalmente cada año avanza desde Zaragoza y Manuel Acuña. Este legado lo heredó de su abuela Merced, y de todos los hijos, nietos y bisnietos que ella tenía, solamente Edgar siguió esta tradición.
El recorrido que él hace en penitencia es para pedir por la salud de su familia y porque lo prometió “hasta que pueda”.
“Esta es una tradición ya de años, la empezó mi abuelita, yo la he seguido, mi abuelita ya falleció, pero nos dejó ese legado y por lo general vengo cada año a pedir por la salud de toda mi familia, en especial por los niños de la familia”, señala.
Para el joven padre de familia es importante conservar esta tradición, y en este sentido, sus hijos, aunque son pequeños, ya expresan su deseo de seguirla.
“Es algo que no quiero dejar que se vaya, porque es como darle también un ‘gracias’ por enseñarnos todo esto, y creo que es una herencia que no tiene valor, y es una enseñanza que te dura para toda la vida”, destaca.
Edgar realizó su recorrido vestido de short. Y aunque el camino siempre deja una ampolla o llaga, lo hace con devoción, tomando lo que encuentra en el camino, ya sea cartón, cobijas o solo el pavimento.
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“Hoy me siento aliviado, es un día muy bonito y es un año más o un año menos que me toca hacerlo”, refiere.
Por su parte, Viviana Gutiérrez, vecina de Salvatierra, Guanajuato, y madre de siete hijos, tiene 30 años de caminar de rodillas como muestra de fe y agradecimiento a la Santa Cruz de los Milagros.
“Para mí es una devoción, yo le tengo mucha fe a la Santa Cruz, a mi niña se le desprendió la córnea, y a mi otra hija, la más grande, la operaron, se le encarnó un tornillo, y yo le prometí que, si quedaba bien, vendría los años que pueda venir”, relata.
Ella avanzó desde la calle Zaragoza y hoy, después del recorrido, se siente más alegre y con más fe. Agradece a las personas que como muestra de caridad colocan cartones para quienes avanzan de rodillas.
Viviana también es danzante, un gusto que heredó de sus padres y abuelos, y desde que recuerda viene a la ciudad Querétaro para festejar a la Santa Cruz de los Milagros.
Para Antonio González, vecino del centro de Querétaro, caminar de rodillas hacia la Santa Cruz de los Milagros es una muestra de amor y cariño.
“No es experiencia, es un vivir cada año de emoción, de amor y cariño hacia la Santísima Cruz de los Milagros y ofrecerle a Jesús, nuestro Dios, nuestro dolor, un dolor que cada año uno recibe en sus rodillas”, expresa.
Tiene ya 33 años de realizar este recorrido de fe, para agradecer un año más de vida. Esta tradición la heredó de sus padres y ahora sus hijos continúan el camino.
“Más que nada agradecerle, porque a final de cuentas nos dejó llegar hasta este año, y esperemos que nos siga dejando llegar hasta donde nosotros podamos, aquí me han de encontrar”, agrega.