Jalpan de Serra, Qro.

Steven Pérez Márquez viajó estos días de asueto de Querétaro a Nuevo Laredo para visitar a sus papás que trabajan en Estados Unidos. Él vive en Querétaro desde hace dos, pues vino a estudiar a México.

Nacido en Estados Unidos, pero con doble nacionalidad, señala que el camino no estuvo exento de problemas, pero que llegaron bien, para pasar las fiestas de Fin de Año en familia.

Steven se reúne en el jardín principal de Jalpan de Serra con un grupo de migrantes que también llegaron a la Sierra Gorda provenientes de Estados Unidos. El aire frío los obliga a arroparse bien.

Son jóvenes en la mayoría. Hablan en inglés. Se hacen bromas y ríen.

El joven dice que sus padres van y vienen a La Lagunita, su comunidad natal, y van a Corpus Christi, Texas, donde están su madre y sus hermanos.

“Yo vivo en Querétaro, tengo como dos años que vivo aquí, en la ciudad de Querétaro. Me vine aquí para estudiar”, explica. Agrega que estudia Administración de Negocios Internacionales.

La presencia de los chicos no llama la atención de los habitantes de Jalpan. En estos días es común ver grandes camionetas con placas de lugares de Estados Unidos. Las de Texas son las más comunes. También las de Oklahoma. Las pick ups dan vueltas alrededor del jardín. Sus conductores esperan encontrar un lugar para estacionarse alrededor de los almacenes del sitio.

Las tiendas, venden de todo. Desde un jabón hasta sillas para montar, pasando por herramienta agrícola y para la construcción, al igual que juguetes. En los puestos de comida alrededor del jardín se pueden ver mesas ocupadas por familias, que aprovechan los días de estancia en el país para recordar los sabores y olores de la comida tradicional serrana a quienes se fueron al norte a buscar una mejor vida para ellos y su familia.

El padre de Steven es contratista. Lleva personas de la región de la Sierra Gorda al estado de Nueva York a la cosecha de manzanas.

Narra que el viaje a Nuevo Laredo fue sin contratiempos. De regreso fue otra cosa. Cruzando el puente de Nuevo Laredo los detuvieron y les pidieron 500 dólares para dejarlos pasar, o que les dejaron la camioneta.

Al final no les dieron nada. Una tía sí les dio a quienes la detuvieron 300 dólares. Fuera de ese incidente, dice que el camino fue tranquilo y sin contratiempos.

Sobre su estancia en Querétaro, recuerda que él venía en vacaciones, en diciembre, para pasar el rato en familia. En Estados Unidos trabajaba y estudiaba, cuando vivía en Texas. Por la mañana trabajaba y en las tardes iba a la universidad.

“Se me hacía un poco pesado, y decidí salirme de la escuela un tiempo. Le eche ganas y todo. Sí quería estudiar pero en Texas no era muy recomendable para mí (por su situación). Platiqué con mis papás y encontraron una universidad en Querétaro”, apunta.

Nacido en Estados Unidos, explica que tiene la doble nacionalidad. Comenta que los dos países le gustan mucho, pero que como México no hay dos, más en vacaciones, cuando, señala, se relajan y descansan de la escuela y trabajo, estando en familia, paseando.

“En Estados Unidos es más una rutina. En la mañana vas a trabajar, y ya en las tardes llegas a descansar con la familia, y al otro día es lo mismo. Es algo pesado, es algo estresante, pero está muy bien porque ganas en dólares y aquí se doblan”, asevera.

Los amigos de Steven lo miran a distancia. Bajan del quiosco del jardín de Jalpan y ocupan unas bancas.

Mientras, Steven dice que en la parte sur de Estados Unidos el racismo no es tan notorio. “En Texas, como está cerca de la frontera no es mucha la discriminación. Está tranquila. Hay más mexicanos que americanos, ahí en Texas. Tengo muchas amistades ahí. La mayoría se dedican a la construcción, a hacer carreteras, casas, techos, todo lo que es la madera. Es muy tranquilo.

Más para arriba (al norte) en Nueva York, mientras más va uno al norte hay más gente americana y más gente de (Donald) Trump, más racistas. Pero en la frontera es más tranquilo. El racismo no está muy marcado”, sostiene.

Dice que le gusta mucho Nueva York, no la ciudad, pues viven a tres horas de la Gran Manzana. Se refiere al rancho de manzanas donde está luego su padre, pues es muy relajante el campo.

Steven regresa con sus amigos y su madre. Su padre aún está haciendo algunas cosas. Nuevamente todos ríen y posan para las fotos juntos. “Es para el periódico”, dice Steven a su mamá, quien responde con un: “Ojalá no se rompa la cámara”. Todos ríen nuevamente. Vuelven a sus pláticas, a sus paseos, a su tranquilidad.

En las inmediaciones las familias llegan en las trocas con placas de Texas, Alabama, Oklahoma. Algunos buscan las casas de cambio. Otros, ya cambiaron sus dólares. Otras van a los locales de envío de dinero.

Acuden a comprar a los negocios. Compran en los puestos alrededor de la iglesia de Jalpan, mueven la economía. Es raro encontrar una familia que no tenga un migrante entre sus integrantes. Quienes están estos en días en Jalpan no sólo mueven la economía local al final de año, lo hacen siempre desde hace mucho tiempo.

Google News

TEMAS RELACIONADOS