Cuando se conoció que la epidemia por Covid-19 se expandiría por México, la gente comenzó a comprar de manera compulsiva los cubrebocas; es común observar la falta de estas herramientas en las farmacias, los hospitales y las tiendas de auto servicio.

Lo que es una crisis, para otros resulta un área de oportunidad; y así lo está tomando la familia Pájaro Gallegos, quienes decidieron confeccionar cubre bocas a base de material de sastrería. Este artículo, que en este tiempo es considerados de primera necesidad, la familia lo vende en 20 pesos la pieza o 15 a partir de 10 unidades.

“Empezamos a hacer esto de los cubre bocas porque es nuestra forma de poner un granito de arena, este producto ha escaseado mucho y siento que tengo la responsabilidad de cuidarme y de cuidar al que está a mi lado, entonces de alguna manera quise adaptarme. Empezamos a trabajar con esto porque también quien lo tiene para vender exagera los precios y creo que se trata de tener consciencia, a lo mejor sí ganarle algo, pero algo que sea flexible para todos”, mencionó Carlos Francisco Pájaro Gallegos, a quien se le conoce como Charly Gallegos.

Aficionado a la lucha libre y seguidor del equipo de Los Gallos Blancos de Querétaro, Charly le puso un toque especial para hacer más amena la contingencia, al menos para los aficionados de este equipo.

“La tela se llama popelina, lleva doble forro para que tenga mayor resistencia, es reutilizable para que se invierta una vez, pero sea algo que dure. Los estoy vendiendo a través de mi cuenta de Facebook, la verdad sí he perdido la cuenta de los que he vendido, tenemos tres colores, el rojo y negro con lunares blancos o viceversa, y también hicimos unos con los colores del equipo de Querétaro, esos son sobre pedido”, mencionó.

Un granito de arena

Como bien dicen, se puede hacer algo por la humanidad desde tu trinchera, y así es como ha respondido Carlos Francisco Pájaro Gallegos, un mascarero profesional desde hace 14 años, quien, junto a su padre, José Carlos Pájaro realizan máscaras de luchadores para venderlas a coleccionistas.

“Empecé hace 14 años, todo comenzó con la inquietud de querer tener una máscara de mi ídolo que es Místico, y como mi papá es sastre, empezamos a hacer pruebas para ver si me salía, porque en esa época no había posibilidad económica de poder comprar una máscara. A partir de ahí, vimos que nos quedaban bien, empezamos a vender para niños, a partir de ahí fui mejorando y mi ambición era llegar a lo profesional”, explicó.

Por si fuese poco, la familia Pájaro Gallegos confecciona las máscaras de algunos luchadores profesionales queretanos, no solamente reproduciendo un diseño, si no que a veces han innovado en la creación de personajes que suben al ring.

“Trabajo por pedido, la mayor parte es para coleccionistas y también para luchadores, por ejemplo, le trabajo a uno que se llama Stronger que es uno de los mejores clientes que tengo, con él hicimos una variante del personaje de cómics Spawn y de ahí hemos adaptado a su personaje con el de varios personajes de cómics”, expresó.

Se han caído las ventas

Estos artesanos viven de las máscaras que venden por semana, en días buenos su trabajo aumenta entre siete y ocho piezas, en días regulares es de cuatro a cinco; mientras que el tiempo que invierten en tejerlas es de uno a dos días. El coronavirus les ha pegado, pues sus principales clientes están en Estados Unidos, una caja con máscaras sale desde Desarrollo San Pablo, que es donde tienen su taller y cruza la frontera para llevar un poco de México a los paisanos que están al otro lado; pero la pandemia los ha dejado a su suerte y las ventas han disminuido.

“Sí nos ha afectado porque en las paqueterías nos han restringido mucho, y como mi negocio es exportar fuera de México, tengo muchos clientes de Estados Unidos, entonces ahora no podemos enviar”.

Ante esta situación fue como la familia tuvo la idea de hacer cubrebocas, además de sacarle provecho a un material que ya tenían en su taller. Por ahora, Charly le ha vendido a la gente que lo contacta a través de Facebook, algunos de ellos son miembros de la porra Resistencia Albiazul, quienes se sintieron atraídos por los colores azul y negro. Charly, como muchos comerciantes han tenido que volverse creativos para seguir generando ingresos para su familia.

“Hablo por mí, creo que hay que tratar de darle vuelta a la página. Sí, a lo mejor no cae trabajo de lo que me dedico, que es a las máscaras; pero hay que tratar de salir adelante con otra cosa y siempre buscar que también sea algo bueno para los demás, en el caso de los demás comerciantes les diría que busquen una manera de que la gente se acerque a consumir lo que venden y no pierdan la fe”, concluyó.

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