Los Reyes Magos tienen sus ayudantes. Sus perfiles son variados. Unos son alumnos de la Universidad Politécnica de Querétaro. Otros son trabajadores del Aeropuerto Intercontinental de Querétaro. Su área de influencia es el primer cuadro de la capital del estado, donde llevan dulces y juguetes a aquellos niños que no recibieron la visita de Melchor, Gaspar y Baltasar la madrugada del 6 de enero.

En la calle cientos de niños juegan con los regalos que los Magos de Oriente dejaron en sus zapatos durante la noche. Pero no todos recibieron regalos. Los niños de las artesanas indígenas, en muchos casos, no recibieron regalos. Para ellos están estos modernos Reyes Magos, que ayudan a repartir más que un regalo, una alegría a los chicos que viven una ilusión este día.

Cuando los niños los ven corren. Se arremolinan a su alrededor. Esperan con ansia el juguete o el regalo de estos Reyes Magos que no vienen de Oriente, sino de lugares más cercanos.

Estudiantes de la Universidad Politécnica de Querétaro llegan hasta la plaza Constitución. Daniela Jaimes Ruiz, estudiante de esa casa de estudios, dice que el propósito de salir a ayudar los Reyes Magos es porque hay muchos niños que no reciben regalos. Cada año acude con sus padres a cumplir con esta misión que se autoimpuso.

“Este año, por motivos personales, no pude venir con mis papás, pero me organicé con mis compañeros. Con lo poquito o mucho que pudimos hicimos las bolsitas (de dulces)”, indica.

Los jóvenes estudiantes son Dulce Mireya Sánchez Ortiz, Samuel Espino Suárez, María Gabriela Cárdenas Álvarez, y el profesor, Roberto Rodríguez Gómez, que reparten las bolsas con dulces entre los niños. Pronto, todo se acaba. Apenas ven los niños que se reparte algo corren a formarse, aunque en ocasiones se pierde el orden.

Daniela explica que el profesor les había comentado días antes de esta actividad, pero no habían hecho nada, hasta este lunes, cuando fueron a comprar los dulces y armaron las bolsas, apenas 20 minutos antes de comenzar a repartirlas.

El profesor Roberto dice que decidió apoyar a sus alumnos porque como universidad no deben perder esa formación de desarrollo humano en los universitarios, “esa parte humana que obviamente es muy importante en la actualidad con tantas cosas. Sobre todo los valores promoverlos entre los alumnos, como la caridad”.

Los universitarios cursan la carrera de Ingeniería en Sistemas Computacionales, actualmente en el segundo cuatrimestre.

“Por ejemplo, Gaby, que viene desde Hidalgo, desde allá trajo juguetes para obsequiar a los niños. A Samuel se le olvidaron algunos juguetitos (él trabaja en una cadena de comida rápida). Dany hizo un gasto fuerte para comprar los dulces”, precisa el docente.

Gabriela dice que fue una experiencia reconfortante repartir un regalo entre los niños, mientras que Samuel señala que será una experiencia que todos se llevarán, pues ayudar a personas que quizá no tengan las posibilidades económicas hace que se sientan bien y hacer algo por brindar un momento de felicidad. Dulce agrega que se lleva el rostro con una sonrisa de los niños, “te quedas con eso, con las sonrisas en sus rostros”.

El profesor y sus alumnos se retiran. Los regalos se terminaron y cumplieron su misión. Son ejemplo de que las nuevas generaciones están preocupadas y ocupadas por los problemas que existen en la sociedad.

En otro de los jardines del centro de Querétaro, en el Zenea, un hombre es rodeado por una decena de niños. De una caja de cartón, Germán González saca puños de dulces que reparte entre los chicos que a su alrededor levantan las manos, a donde el hombre coloca las golosinas.

Dice que la idea es de su compañero, Gerardo Osorio, quien explica que esta iniciativa “le salió así nada más, por ayudar a los demás”. Señala que la compra de dulces y juguetes sale de su bolsillo, de su trabajo, dando mantenimiento a los aviones en el AIQ.

Gerardo, joven de cabello largo y barba, con un estilo más de integrante de una banda de Metal, dice que lo hace por dar un poco de lo que recibe en la vida. Va acompañado de su novia, Adriana, y su amigo Germán.

Comenzaron a repartir poco después de mediodía, y antes de las 14:00 horas ya habían terminado su labor. Son muchos los niños que se acercan por un dulce o un juguete. De hecho, sólo les queda una bolsa con pelotas que reparten a los pequeños que están en jardín de La Corregidora, pues buscan lugares a donde los niños no han recibido aún un regalo, pues los ayudantes de los Reyes Magos salen la mañana del 6 de enero a terminar la labor de esos míticos personajes.

Llegan al jardín y apenas bajan la bolsa con pelotas una multitud de pequeños se acercan y se forman. La docena de pelotas no tarda más de dos minutos en ser repartidas entre los chicos por los dos hombres.

Gerardo es del Estado de México, mientras que Germán es de Jalisco, y ambos se unen en Querétaro para repartir alegría a los niños del estado.

Los dos hombres y la chica se retiran conversando y sonriendo. Una vez más los ayudantes de los Magos de Oriente cumplen su misión.

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