Contratos mensuales, despidos intempestivos, falta de prestaciones, retraso en los pagos y trabajo en casa a pesar de enfermar de Covid-19, son las condiciones que deben de enfrentar algunos de los empleados de la delegación Querétaro de la Secretaría de Bienestar.

Tres trabajadores de esa dependencia, quienes omiten sus nombres para evitar represalias, narran que las condiciones laborales en la delegación son precarias, pues no cuentan con prestación social; muchos de ellos viven en la incertidumbre, pues les notifican que ya no volverán a ser contratados unas horas antes de concluir su relación laboral. “Te dicen: ‘ya no te presentes mañana’”, narra uno de los empleados.

Otra empleada señala “todo mundo está harto de todo”, y es que con poco más de dos años laborando, explica que no hay espacios específicos para trabajar, pues a ella, con un horario de ocho de la mañana a cuatro de la tarde, en ocasiones tiene que estar en la calle, pues trabajan actualmente en la aplicación de la vacuna contra la Covid-19.

Sus actividades son administrativas y de logística, no sólo para la aplicación del biológico, sino también para otras áreas y programas de la delegación.

La joven tiene una semana sin acudir a laborar a la dependencia. “Yo no sabía que había personas o compañeros y compañeras que se habían contagiado días antes y nadie nos había dicho nada. Nadie nos preguntó si habíamos tenido síntomas, molestias, hasta que una compañera le dijo a mi superior, y ya comenzó a preguntar quién más necesitaba pruebas, porque esa compañera le comentó que solicitó una prueba a la Secretaría de Salud y se demoraban unos días en hacerla”, asevera.

Comenta que desde la dependencia se gestionó que se hicieran las pruebas más rápido por la cantidad de casos que se estaban dando.

El primer empleado añade que tan sólo en el primer día se descubrieron seis casos positivos de Covid-19. Aunque dice que al menos 12 personas se contagiaron, porque después de esa primera decena de contagios más personas dieron positivo a la enfermedad.

La reacción de su superior, subraya, fue de preguntar quién más tenía síntomas de Covid-19, pero no se la hicieron a todo el personal, fue sólo para quienes tuvieran malestares, ello a pesar de que los contagios se multiplicaban entre los empleados.

Una tercera trabajadora dice que no presentaba síntomas en un inicio. Incluso, recuerda que un viernes antes de sentir los primeros síntomas acudió a trabajar sin mayor problema. Tampoco sabía que había un brote.

Fue hasta el sábado en la noche cuando comenzó con un malestar extraño en la garganta. Lo recuerda como si hubiera comido algo picante y la sensación se le hubiera quedado en la garganta. Ya tenía sospecha de que estaba enferma. Al otro día sus temores fueron mayores por el dolor muscular que sentía.

Añade que tras su resultado positivo recibió indicaciones del médico que la trató, pero de la Secretaría de Bienestar no.

Su superior no le notificó nada sobre llevar a cabo labores desde casa, aunque se enteró que a algunas de sus compañeras y compañeros sí les mandaron trabajo para hacerlo durante su convalecencia, ello a pesar de estar en una condición delicada por la enfermedad.

Ni siquiera me notificó [mi superior] que tenía que trabajar desde casa, los mismos compañeros me escribieron que como había poco personal en la oficina, que apoyara con llamadas.

“[A] otra compañera le mandaron 800 archivos, pero como realmente se siente muy mal, no podía cumplir con esa carga, porque dicen que realmente se puso muy mal”, asevera.

Agrega que a ella le comenzaron a mandar trabajo para subirlo al sistema, “pero pareciera que no se entiende que es una cuestión de salud, que no es una cuestión de estar descansando. No son vacaciones.

“De hecho, una de las compañeras tuvo que ir a trabajar a la oficina, luego de hacerse la prueba, dio positivo. A mí, luego de que me dolió el cuerpo, me empezó a dar tos. Mi compañera fue a hacerse la prueba y dio positivo y ese día estuvo en la oficina y un día antes en un recorrido”, enfatiza.

Los empleados destacan que en la dependencia las condiciones son deplorables. Los contratos se firman de manera mensual y sin prestaciones.

“Siempre estamos con el miedo de que te digan que ya no [trabajarás]. Cuando te despiden no lo hacen con días de anticipación; el mismo día que te vas a ir te mandar llamar y te dicen: ‘sabes qué, mañana ya no vienes’. No hay nada previo ni programado. En general así es”, precisa una de las empleadas.

Además, los tres puntualizaron que con el pretexto de la austeridad republicana los insumos, e incluso la limpieza de las oficinas es limitada. Las oficinas para quienes no son sindicalizados no son aseadas, apenas hace dos semanas el personal de intendencia reinició el aseo de sus espacios de trabajo.

“Estos contagios, si bien no se pudieran evitar del todo porque es algo que está ocurriendo, sí pudieron haber tenido un poco más de control.

“Si nosotros íbamos a estar delante de la gente, que al menos hubiera pruebas disponibles”, precisa una de las jóvenes.

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