La gente se reúne alrededor de la cancha que lo mismo sirve para jugar futbol que baloncesto. Esperan con entusiasmo la pastorela que montan sus propias vecinas o sus mismos familiares, en la colonia Amalia Solórzano, de la capital queretana, que cumple ya 12 años de llevarse a cabo, todo con la organización de los vecinos para recuperar los espacios ocupados por adictos en su colonia.

La función comienza. Los actores, las propias vecinas y vecinos de la Amalia Solórzano, actúan para sus vecinos, en una tradición que nació para recuperar un espacio público.

Se narra la historia de María y José, su peregrinar para encontrar un lugar para el nacimiento de Jesús, los pastores (en este caso pastoras) y los diablos (diablas) que tratan de impedir que los primeros lleguen a adorar al recién nacido.

La pastorela es musical. Las pastoras bailan al ritmo de las diferentes canciones, populares y algunas de moda con ritmo de reguetón, mientras el público observa con atención.

Incluso, los adolescentes que minutos antes, previo a la puesta en escena, jugaban futbol en la cancha que ahora es el escenario, ocupan un sitio.

Los límites de la cancha se convierten en butacas y gradas para los espectadores. Son adultos y niños. Ven a sus vecinas o familiares, en muchos casos, cómo actúan, con una tradición de más de una década.

A un costado, un área verde con pasillos y bancas albergará la misa que se llevará a cabo, posteriormente, con participación de los vecinos.

Sara López Hernández, vecina de la colonia Amalia Solórzano y una de las promotoras de la iniciativa para llevar a cabo la pastorela, explica que la tradición ya cumple 12 años, además de que año con año festejan también por estas fechas a la virgen de Guadalupe.

“Realmente nos preparamos todo el año, porque es un grupo de 80, 100 familias que tienen que organizar todo, como los gastos. Tenemos un año para juntar fondos. Hacemos bazares, piñatas. Hacemos de todo y vendemos. Así sacamos los fondos para el evento, y la maestra (de baile) nos enseña los martes y jueves, además de los rosarios que se rezan durante todo el año.

“Todo el año está participando la colonia. La verdad es que yo estoy muy orgullosa y muy agradecida con todos mis vecinos porque son muy participativos. No me puedo quejar. Participan muchísimo. Ahorita después de este evento sigue la santa misa. Año con año hay quema de toritos, de cohetes, todo con aportación de los vecinos.

Nosotros solos nos organizamos”, abunda Sara.

Las escenas se suceden una tras otra. José y María llegan a un pesebre. Los ángeles avisan a los pastores del nacimiento de Jesús y acuden a adorarlo, pero las diablesas les impiden llegar a su destino entre bailes y canciones.

Al final, los pastores llegan a Belén, junto con los magos de oriente que han visto en el cielo una estrella que los guió hasta el humilde pesebre donde nació el salvador de la humanidad.

Sara, al final de la puesta en escena, explica que la colonia, hace unos años, estaba bajo control de un líder que no dejaba entrar a nadie porque decía que era suya. A Sara la llamaron de la delegación. Le comentaron que si quería hacer un grupo, que al final organizó, y desde hace 12 años no ha parado. A la fecha se siguen sumando integrantes y reciben apoyo de algunas personas. “Aquí, todos son bienvenidos”, subraya.

“Esta colonia, hace 11 años, le comentaba a una compañera, estaba llena de mucho vago, mucha drogadicción. Los niños no salían, no podían tomar el espacio. Se iban a otras canchas.

“Yo le comentaba a las señoras: Que se alejen ellos (los adictos), por qué nosotras. Y comenzamos a participar hasta la fecha. Se han sumado vecinos de Los Accesos, de Los Sabinos, de varios lugares, y se siguen sumando y son bienvenidos”, dice.

Indica que este año participaron alrededor de 50 actores, todos vecinos del lugar, además de los niños que se suman a los bailes. En su grupo organizado son 100 familias en total. Algunos de los integrantes son personas adultas mayores, por lo que ya no pueden bailar, pero apoyan en otras actividades.

Sara tiene un consejo para las colonias que sufren de los problemas de adicciones y de espacios arrebatados a la comunidad: La unión hace la fuerza.

“Nada es imposible. Siempre que actuemos por un camino correcto, los vecinos se van a sumar. Si no hay corrupción, porque donde quiera la hay, los vecinos siempre se suman, participan, y que se adueñen de sus espacios, porque son de las familias.

“Desgraciadamente hay mucha drogadicción, mucho niño perdido en las drogas, pero todos podemos poner nuestro granito de arena e integrar a nuestros jóvenes”, enfatiza.

Al final de la pastorela los aplausos del público no se hacen esperar. Reconocen el esfuerzo y el talento de quienes participaron en la puesta en escena. Los actores agradecen los aplausos, para luego tomarse algunas fotografías para el recuerdo en las redes sociales.

Ángeles posan junto a las diablesas, al igual que los pastores y sonríen satisfechos.

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