A sus 13 años de edad, Mayra Victoria Alcántara Medellín, estudiante de secundaria, sabe que el ahorro es una herramienta sólida que permite resolver emergencias económicas sin tener que recurrir al endeudamiento.

Esta práctica del ahorro, dice Mayra, es una cultura de vida que heredó de su mamá, María de Lourdes Medellín, quien recomienda que los adultos regalen alcancías a los niños para que desarrollen el hábito de guardar dinero.

El observar que desde el año 2010 su mamá se acercó a la caja popular, una de las instituciones financieras que mayor arraigo tienen en la zona del Bajío, la llevó a formarse el hábito de abrir una cuenta de ahorro.

“Desde que estaba muy pequeña aprendí a guardar mi dinero y no gastarlo”, expone Mayra, quien con un gesto amable enseña un pequeño puerquito color rosa que utiliza como alcancía.

El dinero que se ahorra debe de tener un uso, de ello está consciente Mayra, quien piensa “que en algún momento su ahorro deberá de utilizarse en alguna emergencia en donde yo pueda apoyar a mis papás”.

A su corta edad, Mayra sebe que mientras más dinero le den sus papás, su ahorro podrá incrementarse: “ellos me dan dinero para ir a la escuela, pero también hago favores en la casa y les cobro y ese dinero se va a mi cuenta de ahorro”.

Cultura del ahorro, hábito que se siembra desde la niñez
Cultura del ahorro, hábito que se siembra desde la niñez

En promedio a la semana Mayra ahorra 50 pesos, lo que le ha permitido tener en la actualidad poco más de siete mil pesos de saldo en su cuenta, “el dinero lo guardo en una alcancía que tengo en mi casa y después lo traigo a la caja popular”.

Con su ahorro, Mayra empieza a su corta edad a comprarse herramientas tecnológicas, como una tableta que le costó poco más de cuatro mil pesos, “ya tengo mis cosas sin endeudarme”.

“Es bueno ahorrar no sólo para comprar las cosas que uno quiere, sino porque también cuando existe una emergencia tenemos dinero para resolver el problema”

Mayra forma parte del programa que se llama Ahorradores Menores de Edad, que implementó en todo el país Caja Popular Mexicana (CPM).

Para poder inscribirse, es necesario ser menor de 18 años, además de que el padre o tutor deberá tramitar personalmente su ingreso al programa, que incluye la apertura de una cuenta de ahorro.

En 2018, este programa tenía registrado en Querétaro a un total de 11 mil 255 menores ahorradores.

“Mi hija es muy ahorradora, siempre ha tenido esta iniciativa, es por eso que es común verla en la casa con sus alcancías y guardar dinero. Ella aprendió de vernos a nosotros como adultos ahorrando. Por ejemplo también los billetes con figuras de algún héroe los guarda, no se los gasta”.

Cada tercer sábado de mes, dice la mamá de Mayra, la Caja realiza un evento para motivar a los pequeños ahorradores, con la entrega obsequios para los menores que depositan como mínimo 100 pesos en sus cuentas de ahorro: “ellos fomentan el hábito mediante una recompensa que les otorgan”.

Otro recompensa que da CPM a los pequeños ahorradores, explica, es entregarles anualmente a los menores un apoyo económico para que lo utilicen en sus gastos escolares: “Mayra cursa el segundo de secundaria y este año le dieron alrededor de 3 mil 400 pesos para la compra de sus útiles”.

“Es muy bueno sembrar la semilla del ahorro en los niños, de eso me doy cuenta porque tengo también un hijo varón que no tiene el hábito de ahorrar, en cambio mi hija hasta me presta dinero y me amenaza con cobrarme interés”.

Reconoce que por la falta de una cultura del ahorro, los adultos terminan dando el “tarjetazo” al usar el crédito con los bancos que es “muy caro” para resolver problemas económicos que se dan de emergencia.

Adultos responsables

Por su parte, Guadalupe Fabiola Galván Aguilar, quien es educadora financiera en el ámbito cooperativista en CPM, dice que al sembrar la cultura del ahorro en los niños se logra formar a personas para cuando lleguen a su etapa adulta sean responsables y comprometidos con ellos y con la sociedad.

“Si no cuidan sus finanzas desde que son pequeños y no lo comprenden, pues cuando llegan a adultos se verán con problemas de sobre endeudamiento y con una cultura muy arraigada de morosidad”, explica.

En esta cooperativa de ahorro y préstamo, expone, que los niños adquieren los principios básicos de la cultura financiera, “para que cuando sean adultos y responsables de sus propias finanzas puedan poner en práctica todo lo que aprendieron en los talleres que les dimos”.

“Para los menores hemos diseñado en específico un taller, que se llama Aprendiz cooperativo, en el cual no sólo se les enseña a manejar el dinero y el ahorro, sino que también reciben formación sobre los valores personales, familiares e historia de México. Todo eso pensamos que los ayudará a fortalecer el liderazgo que tienen como jóvenes”, detalla.

Los talleres se dan con menores, con una edad que va desde los seis hasta 17 años, pero además los cursos continúan con ellos a pesar de que llegan a ser mayores de edad.

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