A pesar de los casi 900 casos de Covid-19 que se detectan en promedio al día en Querétaro, acorde con los reportes diarios de la Secretaría de Salud, los laboratorios y módulos donde se realizan las pruebas para detectar la presencia del virus SARS CoV-2, lucen afluencia moderada.

Farmacias y laboratorios particulares son los lugares donde la ciudadanía acude a hacerse pruebas cuando comienzan a sentir molestias respiratorias. En algunos sitios se observa a una decena de personas formada esperando su turno para hacerse la prueba. En otros, la gente brilla por su ausencia.

En una farmacia ubicada en boulevard Bernardo Quintana, en la colonia Loma Dorada, una docena de personas esperaba afuera del local para hacerse la prueba para detectar el virus. Allí mismo, en las escaleras, llenaba los formatos que les entregaban para hacerse el test.

El proceso

En otra sucursal, pero en el anillo vial Fray Junípero Serra, Laura se quedó en el auto mientras su pareja iba a solicitar información sobre las pruebas de detección del virus SARS CoV-2, causante de la enfermedad Covid-19, a una farmacia que ofrece la realización de la prueba. La espera es de media hora. Los pacientes aguardan afuera del consultorio o en sus vehículos a que el personal salga a llamarlos por su nombre.

Es la segunda prueba a la que se somete. La anterior fue a principios de año, cuando su je fe enfermó. La experiencia no le hace gracia, pero debe hacerlo, para descartar el contagio. Su familia no presenta síntomas, lo que la mantiene tranquila.

Teme salir positiva. Ya quiere regresar a su trabajo, recuperar sus actividades y la salud, sobre todo. Hay un factor extra que la preocupa. Apenas unos días antes les avisaron en la escuela de su hijo que hubo un brote de la enfermedad, y ella acudió a un evento en la misma. Aunque su hijo está sano, ella está preocupada por un posible contagio.

En un módulo ubicado en el estacionamiento de una plaza comercial no había ninguna persona intentando hacerse la prueba. Los encargados señalaron que ese día, jueves, no habían hecho ninguna prueba, a pesar de que abrieron desde temprano y ya casi eran las 14:00 horas.

“Hoy no ha venido nadie. Hemos estado haciendo, en promedio, ocho pruebas diarias. No es como a principios de año que venían muchas personas a hacerse la prueba. Ahora la gente, aunque esté enferma, aunque presente síntomas no viene a hacerse la prueba”, dice uno de los encargados del módulo.

En un laboratorio sobre avenida Zaragoza, la gente llegaba a cuentagotas. Las citas se otorgan a través de su página de internet, brinda toda la información vía WhatsApp, con un menú predeterminado, aunque también ofrece la opción de hablar con una persona para aclarar cualquier duda.

El precio de una prueba PCR es de 950 pesos, aunque puede variar sin previo aviso.

Toda la información de las pruebas se da a través de la aplicación y la cita mediante la página del laboratorio, por lo que al llegar a las instalaciones, sólo resta esperar el turno asignado para pasar.

En casa

Teresa está en casa. Se contagió en su trabajo. La semana pasada dos de sus compañeros dieron positivo a Covid y su jefe pagó pruebas para todo el personal. Ella no dio positivo, pero durante el fin de semana presentó síntomas de la enfermedad.

Teresa acudió el lunes a realizarse la prueba, dando positivo a la Covid-19.

De inmediato, regresó a su domicilio, donde vive con su madre, adulta mayor, y le comunicó la noticia. Tomó las medidas pertinentes, como permanecer en su habitación y usar cubrebocas durante todo el tiempo. A pesar de que su madre y ella están vacunadas, eso no elimina la posibilidad de un contagio.

En el caso de Teresa, sus síntomas los primeros días fueron intensos, aunque en tres días fueron cediendo a leves.

La espera

Afuera de la farmacia donde esperaba Laura se comenzó a reunir un grupo de personas que también llegaron a solicitar información sobre la prueba Covid. Los encargados sacaron formatos y unos papeles con códigos de barras para pagar en la caja de la farmacia. Quienes llegaban a pie se acomodaban en cualquier lugar para llenar el formato, que contiene datos personales del paciente. El llenado no lleva más de dos minutos y el pago es rápido.

Lo mismo acudieron personas mayores que jóvenes o parejas, quienes querían saber si el malestar de las vías respiratorias que sentían es por un simple catarro o por el SARS CoV-2.

La espera para hacerse la prueba era de media hora, además de otros 30 minutos para la entrega de los resultados. Los minutos pasaban lentos para Laura y su familia. La incertidumbre de conocer sí Covid entró o no a su hogar es mucha.

Una laboratorista totalmente cubierta con traje de seguridad biológica salió con las hojas que contenían los resultados. Los pacientes se acercaban a ella, esperando escuchar su nombre.

Uno a uno se acercaban a recoger sus resultados. Laura, cuando escuchó su nombre, levantó la mano y se acercó. Mantenía su distancia de los demás. Tomó la hoja y buscó de inmediato el resultado. No vio nada más, buscó la palabra mágica… y la encontró: NEGATIVA.

Lanzó un suspiro de alivio. Le dijo a su hijo y a su esposo que no tiene Covid-19. Es un simple resfriado. “Pensé que me iba a tener que quedar otra semana encerrada”, señaló con más tranquilidad. Se fueron hacia su casa, era tarde y todavía no habían comido.

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