Las lluvias registradas desde el viernes en Querétaro y gran parte del territorio nacional no dan tregua a no sólo a la capital del estado. El municipio de El Marqués, en específico en La Cañada, también ha sufrido por las precipitaciones.
En la colonia San Pedrito Peñuelas, en la calle Ferrocarrileros, las brigadas del gobierno del estado —conformadas por personal del SEDIF y la AMEQ— reparten costales de arena entre los vecinos afectados por las corrientes de agua que se registraron el viernes y el sábado.
Julio César, Santiago y Ángel muestran el taller mecánico donde trabajan. El agua ingresó al local. En el piso se ven rastros de lodo, el sedimento arrastrado por el agua que ingresó al taller.
Miguel Ángel señala una línea de humedad, de aproximadamente un metro de altura. Es hasta donde llegó el agua en la calle. Dentro, la inundación fue menor, pero sí hubo afectaciones.
“Adentro, [...] cuando está cerrado, sube el agua unos 10 centímetros, pero cuando son las primeras lluvias, es puro lodo. Ahorita ya le lavamos, ya es menos”, abunda Julio César.
Son afortunados, pues no perdieron nada en el taller. La herramienta quedó intacta, al igual que los autos que había dentro.
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Agrega que en los tres años que llevan en el taller, este incidente ha sido el peor.
En la esquina de las calles Ferrocarrileros y Obreros, bajo el puente y el dren, está Pedro. El hombre exprime varias prendas. Vive bajo el puente. En estos días, señala, sólo deja su ropa bajo el puente. Está en situación de calle. “Si no te pones vivo aquí te lleva el agua”, dice.
Agrega que en otras ocasiones le han robado sus prendas, las cuales deja bajo el puente para no cargar para todos lados con ellas. Ahora debe llevarse toda su ropa. La mete en varias mochilas y se las lleva. Sale a la calle de Ferrocarrileros. Pasa junto a tres vecinas, a quienes les da los buenos días.
Las mujeres son María Eugenia García Mendoza, Lizbeth Baltazar y Fabiola Viveros, vecinos de San Pedrito Peñuelas.
Lizbeth narra que el sábado hubo brigadas del Ejército Mexicano, del municipio y del gobierno del estado, las cuales estuvieron limpiando el lodo que quedó tras las lluvias.
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“El viernes nos fue del nabo. No podíamos salir de la casa. Todo se inundó hasta arriba [poco más de un metro]. Entró el agua a la casa y al local [de regalos]. Aquí, en la coladera baja toda la basura de las colonias y aquí se acumuló”, narra Lizbeth.
María Eugenia subraya que cada vez que comienzan las lluvias, ellas limpian la coladera frente a su domicilio, para evitar que se acumule el agua y se inunde la zona. Incluso, les dicen que son buenas samaritanas, pero expresan que lo hacen movidas por la necesidad de evitar que se inunden sus casas.
En las brigadas de gobierno, el director de la AMEQ, Gerardo Cuanalo, está al frente de los trabajos. Los trabajadores del SEDIF y la AMEQ remueven hierba y quitan las piedras que el agua arrastró. Limpian una parte de la calle de Obreros y entregan despensas y kits de limpieza (con una cubeta, escobas, trapos y recogedores) a los vecinos.
En la calle Jesús Romero Flores, esquina Paseo de la Constitución, en la colonia Constituyentes del Parque, Arturo Costa narra que el viernes el agua subió al menos 1.20 metros dentro de la casa, dañando totalmente los muebles de la planta baja. En el patio están colchones y algunos enseres de cocina, sillones y sofás que se echaron a perder, pero que el municipio de Querétaro repondrá, por el seguro que tienen por el pago del predial.
“La verdad es que los chicos del municipio nos han ayudado, tanto ayer como hoy, y estoy muy agradecido [...] había cuatro escalones de agua y subiendo”, señala. Dice que hace muchos años sí había entrado agua, pero no como en esta ocasión.
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La Cañada también sufre
En el centro de La Cañada, el matrimonio formado por Patricia Pérez y Manuel López limpia el interior de su domicilio, en la calle Venustiano Carranza, a unos 50 metros de la avenida Del Río.
Dicen que el agua ingresó a los domicilios, pero casi desde el primer momento recibieron el apoyo de las autoridades del municipio. Incluso, dice Manuel, el alcalde Rodrigo Monsalvo estuvo presente en las labores de limpieza.
Patricia precisa que el sábado llovió menos, pero el agua subió más. Manuel concuerda. Expresan que fue porque desfogaron la presa del Carmen.
La pareja señala que el puente sobre el río, en la calle Carranza, ha sufrido algunos daños por la crecida del río. De hecho, el puente permanece cerrado a la circulación de los automóviles. Los adoquines del piso están levantados y un costado del muro ya colapsó, mientras que el otro extremo del puente amenaza con correr la misma suerte.
Cerca de La Cañada, en la presa del Diablo, la gente acude a ver el poder del agua que baja por el río. La fuerza es tal que unas escaleras de concreto ya cedieron a la fuerza del agua. Sólo quedó, como testigo, un barandal de metal que permanece en el sitio, porque está soldado a una estructura metálica más grande.
“Contra la fuerza de la naturaleza no podemos hacer nada”, dice Patricia.