Querétaro, Qro.-

Alejandro Bernal Ramírez observa los autos pasar rápidamente sobre la la carretera a Tlacote, mientras dice que mucha gente ha sido solidaria con ellos, los ferieros, que a raíz de la contingencia sanitaria se han quedado sin empleo, pues desde mediados de marzo se suspendieron todas las festividades en las que trabajan. Ahora venden alcancías y otros artículos que son los premios en los tradicionales juegos para obtener algo de dinero.

Muchos ciudadanos solidarios les llevan artículos de despensa, con los que ferieros la van librando en el día a día.

En el semáforo que está antes de llegar a la 17 Zona Militar, sobre la carretera a Tlacote, está Alejandro acompañado de su esposa y otros de sus compañeros que buscan cómo paliar la epidemia de Covid-19, pero más que eso, cómo lidiar con las necesidades económicas diarias.

Explica que ellos trabajan en las ferias patronales, pero desde hace dos meses no tienen trabajo. Todas las fiestas han sido canceladas y por ello tienen que buscar la forma de sobrevivir a la crisis económica. “Si nos quedamos en la casa nos morimos de hambre”, señala el hombre.

En una acera Alejandro y sus compañeros colocaron una mesa donde están los artículos que venden. Son las alcancías y figuras que en otros tiempos eran la recompensa por la habilidad en el tiro de dardos, en el tiro al blanco, los aros y los bolos.

“Somos de los juegos y puestos de feria. Solicitamos de su apoyo ya que nos vemos afectados”, dice una cartulina colocada en un costado de la mesa. Los automovilistas pasan. Cuando los detiene el semáforo observan y buscan la forma de apoyarlos, de darles algo de manera solidaria.

“Nos cancelaron todo, desde el mes de abril, empezando el mes. Prácticamente llevamos tres meses sin laborar, sin la manera de sostener a la gente. Por eso andamos en la calle pidiendo apoyo, vendiendo alcancías, y lo poquito que nos da la gente es bienvenido”, dice.

“Todas las festividades están detenidas, están suspendidas, no nos han dejado trabajar. La última fue la del 19 de marzo”, abunda Alejandro.

Precisa que si se tratan de instalar, las multas a las que pueden ser acreedores llegan hasta los 18 mil pesos. Prefieren no arriesgarse a tener que pagar una multa con dinero que no tienen.

Apunta que los diferentes grupos de ferieros se dirigían a diferentes puntos locales. Unos estaban en Santa María Magdalena. Aunque la feria que se hizo, esa última ocasión, no fue igual que las otras, pues ya no se llevaron a cabo de la misma manera que en años anteriores.

Comenta que de parte de las autoridades sólo han recibido una despensa, que ahora dependen, de la ayuda humanitaria de los ciudadanos.

Perla González, esposa de Alejandro, dice que deben de salir a trabajar de esta manera, porque tienen una hija con discapacidad visual, además de que debe de tomar un medicamento, pues sufre de convulsiones.

“Salimos a vender. No sólo somos nosotros dos, sino que venimos con otros compañeros y lo poquito que juntamos lo repartimos. No es para uno solo”, abunda la mujer.

De vez en cuando pasan los camiones y el ruido es ensordecedor. Los trabajadores, los ferieros deben de aguantar el ruido y la incertidumbre de no saber cuándo terminará todo esto.

En otro punto del crucero, un grupo de ferieros apelan a la solidaridad de los queretanos.

“La verdad sí nos ha respondido la gente. Hay mucha gente que nos conoce”, apunta Alejandro, mientras que Perla dice que les da pena, pero no les queda de otra, “pero es preferible andar pidiendo que andar robando y volver por otra vuelta”, asegura.

Alejandro comenta que en días pasados un hombre le pidió que le hiciera un flete en una camioneta que tiene. No le cobró nada por el traslado, pues el hombre le había dado anteriormente una despensa. Una por otra.

“Si nos dan trabajo de herrería, electricidad, un poquito de mecánica, pintura, le atoramos a lo que nos llegue. El chiste es trabajar, porque también estar aquí de sol a sol es cansado”, agrega.

Cuenta que son conscientes del riesgo que corren por estar en la calle. El riesgo de contagiarse de Covid-19 está presente. Para ellos quedarse en casa no es opción.

“Dicen que hay que guardarnos, pero no podemos. Como dice mi esposa, tenemos una hija con discapacidad. Ahorita nos quedan tres, cuatro pastillitas”, asevera el hombre.

Comenta que hace poco un funcionario del municipio de Corregidora le ofreció ayuda, pero aún está a la espera que llegue esa ayuda prometida.

Alejandro, quien tiene 30 años dedicándose a las ferias, dice que deben de salir a buscarse el sustento, pues si se quedan en casa se mueren de hambre, o de desesperación y estrés, de estar con la familia y no tener el dinero suficiente para vivir.

Recuerda que nunca habían pasado por algo semejante a lo largo de todo este tiempo, nunca les habían suspendido eventos. Dice que cuando fue la epidemia de influenza por el AH1N1, en 2009, los dejaban trabajar, aunque fuera poco, pero no los obligaron a detener sus actividades económicas por completo. “Esto si nos están afectando”, enfatiza.

Los festejos en los diferentes puntos de Querétaro y algunos municipios cercanos de Guanajuato tendrán que esperar a que las autoridades sanitarias así lo determinen. Incluso, si en estos momentos los invitaran a una fiesta, no podrían ni siquiera moverse, pues no tienen para la gasolina de sus unidades.

El regreso será complicado, pues lo más seguro es que la gente no tenga dinero y deban de ajustar sus precios. “No va a ser lo mismo, vamos a tener que empezar desde cero”, lamenta.

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