“Cáncer no es igual a muerte, después de esta experiencia todas las personas que sobrevivimos al cáncer vemos cada día como una fiesta, porque en realidad es una fiesta seguir vivo y todos debemos valorar que podamos abrir los ojos por las mañanas”, expresó Alicia del Sagrado Corazón Castañeda Vera, sobreviviente del cáncer de mama.

"Mi recomendación a todas las mujeres sin excepción es que se hagan la mastografía, no hay excusas para eso, las revisiones son vitales para detectar cualquier mal a tiempo”, sugirió.

Originaria del Estado de México, Alicia tiene actualmente 48 años de edad, y junto a su esposo llegó a vivir a Querétaro desde hace 23 años. Ambos se dedican a los bienes raíces, y tienen dos hijos: uno de 25 años y una joven de 18 años.

FOTO. MITZI OLVERA
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Gracias al tratamiento médico y al apoyo de su familia, Alicia superó esta enfermedad, y aunque afirma que fue uno de los golpes más fuertes que ha recibido en su vida, también le ha enseñado “lo hermoso que es tener una segunda oportunidad”.

Reconoce que uno de sus más grandes errores fue que pocas veces se hizo la mastografía, y aunque siempre llevo un estilo de vida saludable, nunca pensó en la importancia que tiene esta revisión. Fue en 2023 cuando por invitación de su cuñada se hizo una mastografía en el Centro de Tratamiento de Cáncer en Querétaro, y lo que en un principio parecía un chequeo de rutina, se convirtió en una experiencia de vida; a los pocos días de hacerse la mastografía recibió una llamada telefónica de los médicos, quienes le informaron que habían encontrado en ella una lesión sospechosa, pero para descartar cualquier enfermedad era necesario realizarse un ultrasonido y una biopsia.

Pese a la alarmante llamada ella afirma que en ese momento no se preocupó, pues nunca se imaginó que ella fuera ser paciente de cáncer. Luego de los segundos estudios, la volvieron a citar en el hospital y fue ahí cuando le dieron la terrible noticia: se le había detectado cáncer de mama luminal b, en etapa 3, en la mama izquierda.

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“Lo primero que pensé fue ‘me voy a morir’, empecé a temblar, me faltaba el aire, se me salían las lágrimas, me dieron ganas de vomitar. Mi esposo se quedó sin habla, quedó frío con la noticia, se te viene todo encima, por eso digo que lejos de otra cosa el diagnóstico es lo primero que te mata, lejos de la enfermedad o del tratamiento, el diagnóstico es un golpe bajo que te pega muy duro”, afirmó.

Tras esta noticia, de manera inmediata inició con el tratamiento, tanto en el Hospital General de Querétaro como en la Unidad de Especialidades, y a los 15 días de su diagnóstico recibió su primera quimioterapia.

En total recibió cinco quimioterapias y después de eso fue sometida a una mastectomía radical izquierda, es decir, la extirpación completa de la glándula mamaria. Gracias a esta operación y a que continuó tomando ciertos medicamentos, los doctores pudieron quitar el cáncer de su cuerpo; no obstante, a la fecha continúa en tratamiento y revisiones constantes.

FOTO. MITZI OLVERA
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“Hasta el día de nuestra muerte vamos a seguir siendo pacientes oncológicos, soy sobreviviente de cáncer de mama, pero sigo en tratamiento. Cuando me dijeron que ya había cero celulares cancerosos en mi cuerpo, yo estaba feliz, quería brincar de la felicidad, no importa que estaba recién operada, fue una cosa maravillosa, a mi esposo y a mí se nos salieron las lágrimas”, describió.

La fuerza de la mente y el espíritu

Alicia expresó que físicamente el cáncer es una enfermedad terrible que afecta todo el cuerpo; sin embargo, también destruye la mente, por lo que si el paciente no recibe la contención emocional adecuada y no cuenta con una red de apoyo, el proceso podría ser peor.

Pese a lo terrible que es, afirmó que el cáncer le ha dejado mucho, pues le cambió por completo el cómo ver la vida.

FOTO. MITZI OLVERA
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“Nosotras las pacientes oncológicas agradecemos todos los días el pararnos y abrir los ojos, el verte al espejo sin cabello, sin pestañas, sin cejas, con el color que te dejan en la piel las quimioterapias es terrible, tienes que tener esa fuerza para levantarte, las cosas buenas que me dejó son un montón de ‘oncoamigas’, la enfermedad me cambió el chip por completo”, relató.

Rechazo social, otro golpe

Además de los problemas físicos y emocionales que conlleva la propia enfermedad, los pacientes con cáncer se enfrentan al rechazo social, la ignorancia y falta de empatía de las personas hacia quienes padecen este mal.

Alicia explicó que aún existe mucha desinformación sobre el cáncer, por lo que hay gente que las trata como “bicho raro, con miedo a contagiarse”, las discriminan y son poco empáticos con sus necesidades.

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“En octubre todo mundo se viste de rosa y las autoridades lo ponen bien bonito, pero no sirve para nada, lo que en verdad necesitamos es empatía, servicios de salud de calidad”, subrayó.

Al ser una sobreviviente de cáncer de mama, ahora utiliza su experiencia para hacer labor social con otras personas que pasan por la misma situación que ella, por lo que se sumó a un voluntariado en el Hospital General, donde ayuda a los pacientes que van a quimioterapias, dando apoyo o contención emocional, y entregando alimentos o artículos que por experiencia sabe que se necesitan.

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