Jesús Abraham Maya Pedraza nació en Querétaro hace 17 años. Actualmente cursa el quinto semestre de preparatoria en el Tec de Monterrey. El pasado 16 de octubre recibió el Premio Nacional de la Juventud en la Categoría A en la Distinción Ingenio Emprendedor por haber participado en un proyecto que propone la creación de popotes comestibles. EL UNIVERSAL Querétaro conversó con el joven para conocer más de su proyecto y de su vida.

Acabas de ser noticia en Querétaro y en todo México porque recibiste el Premio Nacional de la Juventud de manos del presidente de la República, Enrique Peña Nieto. ¿En qué consistió tu proyecto ganador?

—Mi proyecto consistió en crear popotes comestibles hechos a base de una alga, que combinada con varios ingredientes, se hace una clase de bioplástico que es comestible.

Abraham Maya: “El éxito es una hoja en blanco”
Abraham Maya: “El éxito es una hoja en blanco”

¿Cómo nació la idea?

—Empezó en enero de este año como un proyecto escolar de la materia de Química. El plan era resolver uno de los problemas de la Agenda 2030: Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU. Nuestra asignatura estaba enfocada en la sostenibilidad. A mí se me ocurrió cuando, platicando con mis compañeros sobre el proyecto, masticaba un popote y dije - ¿Oye y por qué no hacer un popote que sea comestible?

Sabemos que el popote tiene 30 minutos de vida útil pero tarda 200 años en degradarse, lo que se ha convertido en un verdadero problema para nuestros mares y el ambiente.

Diariamente se producen millones en pajillas por empresas que están haciendo negocios pero que afectan el medio ambiente, a la flora y fauna de los océanos.

Curiosamente a muchos de mis compañeros no les pareció la idea, no creyeron en eso porque decían, “apenas estamos en prepa, no somos ingenieros en industria alimentaria”, pero yo insistí que había que intentarlo.

Cuéntame un poco de la elaboración de los popotes:

—Me di cuenta que la creación de un popote era muy parecido a la creación de una gelatina. Hablamos de un liquido que al congelarse a cierta temperatura se convertía en sólido. Pensamos hacerlos de gelatina, el problema es que está hecha de grenetina que es un producto de origen animal. Al momento de manipularlo era difícil y además no duraba tanto.

Tuvimos que buscar algo diferente y fue como encontramos esta alga roja, que se llama Agar y que la encontramos en el Golfo de México y en el Pacifico, se utiliza mucho en la industria alimentaria.

¿Cuántos reconocimientos ha recibido este proyecto?

—Tres. El de la escuela, como mejor proyecto de la generación; el de la Cueva de los Lobos, una especie de Shark Tank, que es una iniciativa de emprendimiento y por último, el Premio Nacional de la Juventud

¿Qué sentiste el día de la premiación?

Empezó cuatro días antes. Fui a una pequeña convivencia con los demás premiados, fueron cuatro días de conferencias. Ver a tanta gente joven que está haciendo cosas increíbles fue una inyección de motivación, una inspiración.

Hablé con Kristal Esmeralda Enríquez, que a pesar de tener 18 años de edad, es la investigadora más joven del país y así como ella, muchos jóvenes que tuve la fortuna de conocer durante esos cuatro días. Da mucha esperanza ver a gente joven hacer cosas muy grandes. Es motivante ver que hay gente que quiere hacer un cambio.

¿Cómo es tu vida día a día?

—No sale de lo extraordinario, me gustan los videojuegos, escuchar música, leer, ver series.

¿Entonces cuál es la clave de tu éxito hasta el momento?

—Mucha gente cree que para tener éxito existe una receta o algo que seguir. Yo creo que el éxito es una hoja en blanco y la receta eres tú. También piensan que hay gente extraordinaria que tiene algo especial, pero en estos días me di cuenta que lo extraordinario es gente ordinaria dando un extra.

¿Cuál es el extra que tú das?

—Me gusta ser muy participativo e informarme. En la escuela soy miembro de un grupo de responsabilidad social que busca sensibilizar y concientizar sobre la desigualdad social en México. Hacemos brigadas de ayuda. Me gusta pregonar con el ejemplo, ser honesto, ser positivo, son pequeñas acciones que hacen la diferencia.

¿A qué te gustaría dedicarte en el futuro?

—Me gusta mucho la gestión empresarial, de finanzas y negocios. Me gustaría ser un empresario socialmente responsable y llevar a cabo mi proyecto hasta donde llegue. Seguir investigando y fomentar este tipo de innovaciones.

Abraham Maya: “El éxito es una hoja en blanco”
Abraham Maya: “El éxito es una hoja en blanco”

¿Por qué ser un empresario socialmente responsable?

Siempre que se habla de negocios se habla más de remuneración y de ganancias, pero muy poco se toma en cuenta la responsabilidad que tiene una empresa con sus consumidores y con los que forman parte de su entorno.

En México existen muchas desigualdades sociales. Es muy triste que siendo un país rico tenga una tasa de pobreza alta. Todos deberíamos tener las mismas oportunidades y vivir una vida digna; considero que aquellas personas que tienen la capacidad de hacer algo por cambiar las cosas, deberían hacerlo.

¿Quién influyó para que pensaras así?

—Mis papás han sido parte de esa gran influencia porque siempre me han inculcado valores. Me dicen que no soy sólo yo, que vivo en una sociedad y tengo que apoyar a los más desfavorecidos.

¿Qué recomendación le haces a los jóvenes?

—Les digo que no se rindan. Se cree que el éxito le ocurre sólo a personas especiales, pero no es así. Todos podemos lograrlo haciendo un esfuerzo, dando un extra, trabajo duro. Se trata de creer en uno mismo, de nunca rendirse, de ser resilientes y de no perder nunca la fe y la esperanza.

¿Pedirías el apoyo de un empresario para impulsar tu proyecto?

—Claro que sí, estoy abierto a cualquier apoyo.

Si tuvieras al gobernador enfrente, ¿qué le pedirías?

—Que no se olvide de las personas que están fuera de la capital, que hay mucha gente que está tratando de hacer algo por un Querétaro mejor, por ejemplo en Amealco o en la Sierra Gorda.

bft

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