Espero abordar la ruta 13 en la colonia Menchaca I, sobre la carretera Chichimequillas. Son las 12 del día del domingo y salí de mi casa con más de una hora de anticipación porque en fines de semana suele complicarse la frecuencia con la que pasan los camiones.

La espera es en una parada conocida por los colonos pero sin ninguna señalética, por lo que no es seguro que el autobús realice paradas en este punto; aún así decido esperar. Otras cinco personas aguardan abordar el transporte público en el mismo punto. Pregunto a una señora si la ruta 13 pasa por ahí, me responde que sí, pero me advierte, “mejor espera la ruta sentada y busca un lugar con sombra, mijita, porque la 13 se tarda infinidad de tiempo”.

Diez minutos después de la advertencia, el camión aparece y puedo abordar. Rectificando sus palabras la misma señora me comenta: “Milagro que se tardó menos de media hora”.

Mi destino es llegar al hospital del Seguro Social, en avenida Zaragoza y 5 de febrero, que es la última parte del recorrido. Una vez en la unidad, intento pagar mi pasaje con una de las tarjetas de prepago de Red Q, pero el camión no tiene lector de tarjetas, por suerte cuento con efectivo.

Unidad en malas condiciones.

Es evidente que la unidad no ha sido aseada en varios días. Los focos del camión cuelgan de sus propios cables, no hay seguridad de que funcionen, como tampoco es seguro que sirva el timbre para descender, pues en la puerta trasera resalta un letrero que dice: “¡Grita bajan!”

Las ventanas tienen talladas varias iniciales y algunas de éstas ni siquiera cierran, así que busco un lugar en donde el aire no llegue directamente a la cara.

Veo junto al conductor una leyenda que dice “reportes al 211 70 00”, pero en cualquier caso, si quisiera reportar alguna situación, no podría hacerlo pues el camión no muestra número de concesión, ni el número de la unidad, así que si se llama a la operadora no podría resolver nada.

El tráfico es ligero en la ciudad. Son varias las personas que suben con carritos y bolsas para el mandado. Una señora me pregunta si va en la dirección correcta para llegar al mercado de El Tepe y le respondo que sí, que podría bajar dos o tres cuadras más adelante. La mujer baja del camión en San Roque y junto con ella otras cinco o seis personas, todas con bolsas, posiblemente para llenar con despensa.

Esta es de las pocas rutas que llevan a colonos de Menchaca a uno de los mercados más emblemáticos de la ciudad. Aunque la espera sea larga, lo prefieren.

Al legar a Ezequiel Montes el tráfico se hace lento, las personas que deben bajar en algún punto de ésta avenida descienden del camión casi sobre tierra suelta y maquinaria pesada, pues el gobierno municipal rehabilita la zona.

Confusión de usuarios.

Algo confunde a los usuarios: son muchos los que detienen el camión y cuando están a punto de subir preguntan si se dirige hacia la colonia El Tintero, pero el conductor les explica que llega al Seguro Social y después va de regreso a Menchaca. Varios desisten de subir porque se dan cuenta que esa ruta no les sirve.

La confusión se debe a que la unidad está marcada con dos números distintos. Al frente se lee Ruta 13, pero por los costados dice Ruta 27. Depende de la dirección que lean los usuarios es que deciden si suben o no al camión. Es una unidad reciclada, que unos días recorre una ruta y otros días transita otra.

Sólo 34 minutos después, en un día de trafico fluido, llegué al Seguro Social. Realizo un trámite que me llevó apenas 15 minutos y después debo tomar nuevamente la misma ruta para volver a Menchaca.

Después de 15 minutos de espera, puedo abordar de nuevo, me extraña que las dos rutas 13 que he tomado en el día pasen con tan poco tiempo de diferencia. El conductor me explica que es por el fin de semana. “Entre semana es cuando se pone feo, nos tardamos una media hora o 40 minutos en pasar, es que esos días está el tráfico feo y además sube y baja más gente”, comparte el chofer.

Al parecer es mi día de suerte, por tomar en menos de 15 minutos una de las rutas que más se tardan en pasar.

Trato preferencial.

A raíz de lo anterior, noto que ambos conductores han respetado las paradas oficiales y circulan siempre por el carril de la derecha, pero las buenas impresiones se diluyen pronto, cuando una persona sube al camión sin pagar pasaje porque es amigo del conductor, se sienta en uno de los lugares preferenciales y comienzan a platicar.

En una de las curvas a la altura de Plaza del Parque ocurre un pequeño altercado con un automovilista; ambos quieren avanzar al mismo tiempo y ninguno cede el paso, los demás conductores, fastidiados e impacientes por ese nudo vial que no deja avanzar a nadie, comienzan a tocar el claxon, pero al conductor de la ruta 13 nada le inmuta, pues comenta a sus amigos que “no lo va a dejar pasar hasta que ese cabrón se calme”.

Finalmente avanzamos. Un grupo de personas piden la parada en el templo de la Santísima Trinidad, en Prolongación Corregidora Norte, pero el conductor no sube a nadie porque simplemente no puede orillarse, pues al menos 10 vehículos estacionados obstruyen la parada.

El conductor y sus dos acompañantes retoman la conversación y hablan del nuevo sistema de transporte inaugurado ese mismo día por el gobernador Francisco Domínguez Servién.

Uno de ellos saca de su bolsillo un pequeño manual sobre el Qrobús, se levanta del asiento y extiende sobre el volante un mapa que detalla los dos ejes estructurantes que entraron en función. El chofer hace un esfuerzo por leer las letras pequeñas y el camión avanza con pequeños tirones debido a la evidente distracción de quien maneja.

Mi recorrido termina en una de las colonias más marginadas del municipio de Querétaro, Menchaca III. La ruta 13 es una de las tres que ingresan a esta colonia. Los vecinos me comentan que a pesar de que esta ruta sí entra a la colonia y podrían tomarla fácilmente, no es lo más recomendable para realizar compromisos del día a día, pues los tiempos con los que pasan son inciertos. “La he esperado esa ruta hasta 45 minutos, pero eso es mucho tiempo, prefiero tomar dos camiones para ir a trabajar o llevar a mis hijos a la escuela”, me comenta un comerciante.

Sólo se tienen cuatro unidades de transporte público asignados a la ruta 13, según el Programa Estatal de Transporte Público de Querétaro 2016 - 2021, por lo que la espera llega a ser de hasta 45 minutos para abordar una de estas rutas.

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