A Santiago Cardozo no le gustaba mucho el judo, prefería el fútbol, pero por influencia de su hermano comenzó a entrenar y ahora tiene en su colección 20 medallas. Lo que empezó como un hobbie para practicar un deporte, se convirtió en una disciplina que cambió la forma de vida de una familia.

Santiago, de 16 años, es acompañado por sus padres y su entrenador. Con voz tímida y frases cortas, el menor dice que inició a entrenar hace seis años. “Al principio no me gustaba mucho, pero con el tiempo me fue gustando más y empecé a practicarlo en alto rendimiento”, indicó.

Dice que le apasionaba más el fútbol pues era el deporte que practicaba con mayor frecuencia en la escuela. Pero poco a poco le fue “agarrando el gusto” al judo, y esto aumentó cuando empezó a competir y ganar premios, de los cuales hasta el momento tiene alrededor de 20.

En Olimpiadas Nacionales ha ganado dos bronces y un oro este año, además de otras competencias regionales en las que ha participado.

Santiago acudirá en un par de semanas a un Mundial de Judo, en Chile, para lo cual se tiene que preparar. En estos momentos, cuando está de vacaciones no tiene problema. Estudia en la Escuela de Talentos, donde se le brinda atención integral, tanto en su aprendizaje como en la disciplina deportiva, para que logre uno de sus sueños, que es estudiar arquitectura o alguna ingeniería.

Explica que el ejercicio le brinda una disciplina para no descuidar su escuela y los entrenamientos. “En el colegio trato de cumplir con todo, porque a veces es un poco difícil. En la escuela si nos dan ese tipo de apoyo, sólo tenemos que avisar y ellos nos ayudan”, abunda.

Para un adolescente es complicado llevar un estilo de vida constante, pero en el caso de Santiago las cosas se facilitan mucho, gracias al apoyo incondicional de su familia que colabora cuando los jóvenes tienen cumplir con el peso solicitado y los entrenamientos. Asimismo, deben mantener cierto régimen alimenticio, aunque de vez en cuando se pueden dar el gusto de comer una pizza.

El joven judoka precisa que su familia está ahí siempre que los necesita, al igual que hacen con su hermano, Gilberto, quien también practica este deporte de alto rendimiento.

Sus padres, Gilberto Cardozo González y Ernestina Martínez Figueroa, dicen que tener dos hijos que son atletas tan dedicados es un orgullo y una satisfacción. “Cuando eran niños jamás nos imaginamos que fueran a hacer deporte o dedicarse a alguna actividad física.

Fue casual la forma en que se dio, y ahora ahí están los dos. De hecho, ambos son seleccionados nacionales en sus respectivas categorías, el mayor en Sub 21 y el menor en Sub 18. Además, fueron convocados a participar en el Panamericano de Judo que se realizó en Cancún, y ahora Santiago fue llamado para el mundial, en Chile. Esperemos que Gilberto sea requerido para el mundial Sub 21 que se llevará a cabo en Croacia, en octubre”, explica el padre de los jóvenes.

Subraya que a Santiago se le abre un panorama grande que no tenían vislumbrado, porque tiene muchas posibilidades de calificarse a la Olimpiada de la Juventud, que tendrá como sede Argentina el próximo año.

Añade que procuran llevar una vida familiar normal, con fines de semana de paseos, aunque los jóvenes tienen una mayor disciplina para levantarse temprano. Sin embargo, cuando hay competencias toda la familia trata de moverse a donde son los eventos, como el último, que fue el Panamericano de Judo, en Cancún. Suceso internacional donde se conocen judokas de diferentes partes del mundo, siendo una experiencia enriquecedora, no solo para los participantes sino para toda la familia.

Cuando van a los torneos a veces son muy cansados, pues en ocasiones se termina de competir a las dos de la madrugada, cuando ocurren percances o imprevistos, apunta, además de que los nervios están a flor de piel.

“Se siente mucha adrenalina cuando estamos ahí. Es muy estresante, sobre todo si se lesionan, o lesionan a alguien. Yo sí me pongo nerviosa”, dice la madre de Santiago.

Por su parte, Mario Páez, entrenador de judo, explica que en su caso, con nueve años como instructor del estado, la mayoría de los seleccionados en este deporte de la entidad estuvieron bajo su mando, por lo que siempre le dicen que tiene ojo para identificar a los talentos.

“Es extraño, porque a veces un muchacho tiene muchas ganas, mucho entusiasmo. El judo es un deporte muy noble, porque cualquiera lo puede practicar, no importa la edad, ni la complexión física, inclusive tenemos, a nivel internacional, medallista de oro. Se puede practicar de tú a tú con débiles visuales, con ciegos, con personas que tienen ciertas discapacidades y se puede competir con una persona ‘convencional’. Varios muchachos se acercan, quieren entrenar. Las Naciones Unidas llamaron al judo el deporte más formativo que puede practicar cualquier joven”, dice.

Eso, añade, brinda un idea de que es una actividad a la que se puede acercar cualquier persona, y aunque se pueda ser muy bueno para el deporte, no necesariamente se compite, y viceversa, no se puede ser tan bueno en las prácticas, pero en los enfrentamientos se es talentoso.

“Ellos (Santiago y Gilberto) cuando llegaron conmigo, su hermano Gilberto, que es unos años más grande, le apasionaba mucho. Todo el tiempo ve videos, competencias, su papá también. En cambio, llegaba Santiago y era más tranquilo. Decía que las competencias no le atraían tanto, que lo practicaba por hacer un deporte porque quería estar sano… y poco a poco fue encontrando ese gusto por la competencia. Su hermano no era tan hábil como él. El otro es muy apasionado, pero se lo he dicho a sus papás, que el que tiene más habilidades y aptitudes, es Santiago”, precisa.

Menciona que lo destacable de Gilberto y Santiago es que no recuerda en la historia reciente del judo que dos hermanos hayan participado en competencias y que ambos hayan ganado medallas, además que lograron acudir a un Panamericano.

El entrenador apunta que el judo es una disciplina muy receptiva, pues un novato o un practicante joven, puede prepararse con alguien que tenga muchos años de experiencia, o al revés, y para los dos es útil.

Señala que él, como instructor, ha brindado capacitación a elementos de la Policía Estatal, pues como cualquier arte marcial, cuenta con los principios elementales por medio de los cuales una persona de menor tamaño puede dominar a otra más voluminosa, incluso someterla.

“Es una técnica ideal para las mujeres, o para una persona que no es grande, que no es corpulenta, entonces se puede practicar. Como un dato adicional, el judo fue el primer arte marcial que entró a unos juegos olímpicos, en 1964. Las mujeres se nos han acercado, la mayoría de manera particular a entrenar por esas virtudes, no tanto como grupos o alguna organización, pero en caso de que algún grupo quiera conocer más sobre esta actividad, estamos abiertos a impartir seminarios y cursos”, asevera.

Agrega que en algunos países de Europa, como Francia, hay más judokas que futbolistas, pues es una disciplina que se enseña en las escuelas y que sirve para que los menores obtengan seguridad en sí mismos, aspecto que puede evitar la problemática del bullying.

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