Pamela, Saraí, Leslie y Ramón son alumnos del Conalep Plantel Aeronáutico, en el municipio de El Marqués y son beneficiarios del transporte escolar gratuito impulsado por la Fundación Barrios, en el que se trasladan desde sus colonias o comunidades hasta la escuela.

Con el transporte gratuito, cada uno ahorra entre 200 y 250 pesos semanales, pues antes debían tomar cuatro camiones al día, algunos de estos, dependiendo la distancia, llegaban a cobrar hasta 25 pesos.

Pamela Jacqueline Domínguez del Carmen estudia la carrera técnica en Sistemas Electrónicos de Aviación; es la mayor de tres hijos y cada mañana se encarga de levantar y vestir a Valeria y Mateo, sus hermanos pequeños para que también vayan a la escuela.

Su madre Irene, que trabaja de noche en una fábrica, llega a primera hora del día y lleva a los niños a la escuela, por eso la ayuda de Pamela para que estén listos es fundamental.

También ha sido de gran ayuda para la economía familiar, que Pamela no gaste tanto dinero en transporte público para llegar a la escuela, es decir, 200 pesos a la semana, 400 pesos a la quincena, 800 pesos al mes.

Desde que accedió al sistema de transporte escolar, ese dinero lo invierten en otras prioridades.

“Vivo en la comunidad de La Piedad, es un lugar retirado, antes del transporte gratuito gastaba 40 pesos diarios en puros camiones, pero ya ese dinero que usaba en los camiones lo puedo usar para otra cosa que me encargan en la escuela o lo pueden usar también mis papás, a ellos también les ayuda porque tengo otros dos hermanos que también estudian lejos.

“Mis hermanos son pequeños, van a la primaria y al kinder, mi mamá trabaja en la noche y entonces en cuanto llega los recoge y se los lleva, ella trabaja en una fábrica, hace la limpieza”.

Las clases de Pamela en el Conalep comienzan todos los días a las 8 de la mañana, para llegar a tiempo tenía que salir de su casa, en La Piedad, a las 6:30 de la mañana, caminar alrededor de 20 minutos a la parada del camión, abordar, bajar en el crucero y después tomar un segundo camión.

Ahora los camiones de la Fundación Barrios pasan por ella y por otros 10 jóvenes de la misma comunidad a las 7:10 de la mañana. El tiempo de regreso a casa también es más corto.

Tiempo

Saraí Zamora Camacho, de la comunidad Presa de Rayas y que estudia Laministería, enfrentaba no sólo el problema económico, sino también el de la poca frecuencia con la que pasan los camiones públicos. Para llegar a la escuela debía tomar un camión y para regresar a casa dos, lo que significaba gastar 250 pesos a la semana.

En las mañanas bastaba con tomar un camión que pasaba a las siete de la mañana, eso le permitía llegar a tiempo, pero una vez acabadas las clases, cuando Saraí debía volver a casa, esperaba hasta dos horas para tomar un camión.

“El transporte escolar me ha servido mucho porque antes batallaba mucho con el transporte, tenía que tomar dos camiones para regresarme a mi casa. Cuando yo salía de clases a las tres, ya no alcanzaba camión porque pasaba 10 minutos ante, entonces tenía que esperar dos horas porque pasaba a las cinco de la tarde”.

Para apoyar a la economía de la casa, Saraí trabaja en una tienda de abarrotes los fines de semana, con su sueldo pagaba algunas cosas necesarias para la escuela y también solventaba gastos del transporte público, pero ahora ese es un dinero que invierte sólo en ella.

Seguir estudiando

El caso de Leslie López Padilla, estudiante de Mecatrónica, es similar al de sus compañeras. Ella vive en Paseos del Marqués y también gastaba alrededor de 250 pesos a la semana, sólo en transporte público para llegar a la escuela.

Dice que contar con transporte escolar ha sido un alivio económico tanto para sus padres, (trailero y ama de casa) como para ella misma, que se traslada desde su casa a la escuela en un tiempo aproximado de 30 minutos, antes de esto tardaba una hora o más.

“A pesar de las dificultades a veces económicas, en mi familia nunca hemos pensado en que alguna de nosotras dejemos de estudiar, siempre han dicho mis papás que lo principal es que estudiemos y comamos. El transporte ayuda mucho a ahorrar tiempo y dinero, somos tres hijas en total”.

Junto con Leslie también estudia Ramón Herrera Hurtado, ambos asisten al taller de Mecatrónica. Antes de acceder al transporte escolar esperaba su camión a las 6:50 de la mañana y aún así no tenía certeza de llegar a tiempo a la escuela. Aunque tomaba un sólo camión, el costo por pasaje era de 25 pesos.

“En mi familia están más tranquilos ahora que me muevo en el transporte escolar porque saben que llegaré bien a la escuela y que llegaré a tiempo, ya no pierdo tanto tiempo ni en esperar camiones ni en el traslado”, cuenta el estudiante.

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