El fondo blanco se repite en cada una de sus declaraciones desde hace más de un año, cuando decidió resguardarse en la clandestinidad para poder continuar en su país y escapar de la persecución del régimen de . Esa pared blanca fue la única testigo de la reacción de la lideresa opositora venezolana María Corina Machado cuando el viernes por la madrugada se enteró que ella era la ganadora del .

“Este es uno de los días más increíbles de mi vida y yo sentía que necesitaba que alguien me abrazara y me pellizcara para estar segura que esto es verdad”, dice Machado, emocionada, en una entrevista por zoom con La Nación, galardonada “por su lucha para lograr una transición justa y pacífica de la dictadura a la democracia” en Venezuela, como señaló el Comité Noruego.

Su tono cambia cuando habla del futuro de su país. Para la lideresa de Vente Venezuela, no hay dudas de que “Maduro tiene los días contados”, y afirma: “Si Maduro quiere la paz, que se vaya ya”.

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En el video que publicó el Comité Noruego se le escuchaba sorprendida al enterarse de su Premio Nobel. ¿Se lo vio venir, se lo imaginó o lo soñó en algún momento?

—Para nada. En ningún momento. La verdad es que lo que estamos viviendo es tan intenso en Venezuela que nunca me imaginé que podía estar pasando algo de esta magnitud... Sin duda, este es uno de los días más increíbles de mi vida y yo sentía eso: no solamente necesito que alguien me abrace, necesito que alguien me pellizque para estar segura de que esto es verdad…

¿Qué puede contar de la llamada con Trump?

—En primer lugar, aquí hay un tema de justicia. El presidente Trump en pocos meses ha logrado éxitos excepcionales en materia de política exterior. El secretario Marco Rubio y otros departamentos han podido desactivar conflictos, prevenir conflictos y, lo más importante para nosotros en este momento, están activamente desmantelando una estructura criminal que le hace muchísimo daño, que le cobran miles y miles de vidas de Estados Unidos, pero que ha acabado con nuestro país, de modo que es un tema de justicia elemental y le agradecí en nombre de todos los venezolanos.

A usted le llega el premio en un momento en que el régimen de Maduro ya estaba bajo presión por el despliegue de Estados Unidos en el Caribe. Esto sin duda es una cuota de presión extra…

—No, esto es la mano de Dios. No sólo por lo que representa indiscutiblemente el Nobel para el planeta. Pero mira el momento, como tú dices. Justo en este momento que estamos en la fase resolutiva, ha tenido esa inyección de energía, de refuerzo, confianza, de unión, de celebración de los venezolanos que estamos aquí y los que están en el mundo entero. Esto tiene un impacto muy importante tanto en los venezolanos como en el propio régimen, que se da cuenta que el mundo entero legitima la lucha de los venezolanos y que Maduro está absolutamente aislado y tiene los días contados.

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Hacia afuera, el régimen se ha mostrado a la defensiva, con un tono bélico, frente al despliegue de Estados Unidos. ¿Qué sabe de lo que está pasando internamente y en las fuerzas de Venezuela a partir de estos acontecimientos?

—Su imagen frente al mundo, pero también frente a los venezolanos y las fuerzas armadas, no ha dejado de caer... Ellos están en una dinámica de traicionarse, delatarse, de personas que se han escapado, desaparecido o que han desaparecido, pero realmente es un proceso que no tiene vuelta atrás.

Trump ha dicho que no descarta ataques dentro del territorio venezolano. ¿Usted se imagina que esta escalada pueda llegar a un escenario de conflicto militar en Venezuela?

—No voy a especular sobre ese tema, pero esto ha llegado a donde estamos por culpa de Nicolás Maduro. El 28 de julio de 2024, cuando ganamos por paliza, Edmundo González y yo le ofrecimos la posibilidad de una negociación para una transición ordenada, ofreciendo garantías y términos razonables. Ellos descartaron esta oferta y optaron por una escalada en su terrorismo de Estado hacia los venezolanos y su narcoterrorismo hacia fuera, doble terrorismo... Ahora, si Maduro quiere la paz que se vaya ya, y eso significa una salida y una transición muy tranquila para todos, y es su mejor opción, pero como lo he dicho, lo tiene que entender: con o sin negociación, Maduro se va.

Faltan dos meses para la entrega del Nobel de la Paz. ¿Se imagina yendo a buscarlo a Oslo?

—Yo aprendí a vivir un día a la vez, y al final sólo Dios sabe qué va a ocurrir ese día, pero nosotros vamos de la mano de Dios en este camino y yo tengo una enorme confianza en el pueblo de Venezuela, así como tengo una enorme confianza de que en esta lucha existencial y espiritual, el bien va a ganar, y sería el honor de mi vida poder estar allí, acompañada por muchísimos venezolanos física y espiritualmente.

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