Nueva York.—El juicio contra Joaquín El Chapo Guzmán empezó ayer con una revisión de los inicios del capo en el narcotráfico, con el testimonio de Miguel Ángel Martínez Martínez, El Gordo o El Tololoche, uno de los primeros colaboradores de Guzmán en su ascenso en el tráfico de drogas a finales de 1980.

La primera hora del testimonio de Martínez Martínez no fue tan controvertida como la de Jesús El Rey Zambada: sólo habló del pasado, cuando El Gordo pasó de ser piloto de aviones cargados de droga a gerente del cártel.

La presencia de Martínez Martínez estuvo marcada por las medidas de seguridad hacia el testigo, incluso se impidió que se difundieran dibujos que pudieran identificarlo y así “hacer más fácil el trabajo a aquellos que quieran hacerle daño”, señaló el juez Brian Cogan, quien le llamó la atención a Emma Coronel, esposa de El Chapo, por llevar un celular sin autorización.

El testimonio de Martínez Martínez era esperado desde que los abogados de Guzmán indicaron que era un personaje que consumía cuatro gramos de cocaína diarios.

“Trabajaba única y exclusivamente para el señor Guzmán”, confesó Martínez Martínez, quien se refirió a El Chapo como el único jefe que le daba 

El Gordo comentó que su carrera como piloto terminó cuando Guzmán le dijo que era “muy malo” después de romper la hélice de un avión; de ahí saltó a ser el “representante” con los cárteles de Colombia y encargado de tareas como la búsqueda de pistas de aterrizaje clandestinas.

En plena competencia con Amado Carrillo Fuentes, líder del Cártel de Juárez, y con quien Guzmán tenía una relación “muy buena”, El Chapo instó a El Gordo a “conseguir que [los colombianos] nos enviaran más [aviones] que a Carrillo Fuentes”.

Amado fue nombrado El Señor de los Cielos por traficar cocaína en transporte aéreo, hasta más de 10 aviones a la vez cargados con hasta 800 kilos de cocaína colombiana.

La competencia aérea siguió hasta que el entonces representante de la PGR en Guadalajara, “amigo muy inteligente” de El Chapo, y quien recibió en varias ocasiones sobornos de 10 millones de dólares, les advirtió en 1990 que cambiaran de aviones a barcos para esquivar al gobierno de Estados Unidos.

Vía marítima, el cártel importaba de Colombia entre 20 y 30 toneladas de cocaína en envíos que llegaban cada 20 días de El Chupeta, líder del Cártel de Cali.

El Gordo sólo contó anécdotas del trabajo de Guzmán como narcotraficante y de su estrecha relación, en la que vivieron momentos como el cargamento de 10 aviones o la pérdida de un barco con 10 toneladas de cocaína.

También contó cómo El Chapo, al enterarse de que había tenido un hijo, le dijo que quería ser el padrino. “Me dio mucho gusto”, aseguró el testigo. O cómo le puso el apodo de Tololoche al ver un músico tocando uno de estos instrumentos en un restaurante francés en la Ciudad de México.

El Gordo Martínez continuará hoy con su declaración, que se espera se alargue incluso hasta mañana.

arq

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