Marcial Maciel Degollado fue un depredador sexual que abusó durante décadas de, al menos, 60 menores de edad, incluidos sus propios hijos. Protegido por el manto papal de Juan Pablo II, el fundador de tenía una fijación por jóvenes blancos, delgados y “pequeñitos”.

Previo a la fundación oficial de la congregación religiosa, se dedicó a recorrer pueblos del territorio mexicano, en busca de jovencitos para su “colegio”.

El próximo jueves 14 de agosto, HBO Max estrenará la serie documental “” que expone y matiza las facetas de una de las figuras más controversiales de la Iglesia Católica, que encubrió y abusó de decenas de infantes.

Por el resurgimiento del Caso Maciel en la opinión pública, este es un repaso de cómo el hombre aprovechó su posición clerical para manipular a niños y familiares de víctimas para su beneficio sexual.

Marcial Maciel le decía a los niños que masturbarlo era “un acto de caridad”

Juan José Vaca, legionario de los 10 a los 29 años, fue uno de los reclutados, seducido por la oferta de ir a un sitio “con campos de futbol, canchas de tenis y de baloncesto, con piscina, donde la iba a pasar muy bien”, según las descripciones de Marcial Maciel.

De acuerdo con el testimonio de Vaca, recogido en el libro “Marcial Maciel: Historia de un criminal” de Carmen Aristegui, los abusos comenzaron en 1949, cuando tenía 12 años. El padre lo mandó llamar una noche, bajo el supuesto de tener un dolor estomacal fortísimo:

“Siéntate aquí en la cama. Me duele mucho el estómago. Dame un masajito… más abajo, más abajo”, le pedía.

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Juan José narra que Maciel lo obligó a masturbarlo hasta eyacular. “No entendí nada. No sabía lo que era una erección, no sabía nada de nada. Salí como un autómata, me fui a mi cama y no pude dormir”, recuerda.

Con una ligera noción de que todo lo relacionado con las partes íntimas representaba pecado, le preguntó a Marcial Maciel al otro día por lo sucedido.

El pederasta, entonces, le explicó que lo que hicieron no era un pecado, sino un “acto de caridad”:

“Me ayudaste con mi dolor (…) Los hombres tenemos dentro una glándula que produce un líquido. Y ese líquido, si estás casado lo sacas normalmente. Si no estás casado entonces se te sale de noche. Y si no se te sale, como en el caso mío, se me cierra la glándula y tengo que provocar esto. Lo que tú hiciste fue ayudarme a salir de mi dolor. Hiciste un acto de caridad, no un acto pecaminoso”, engañó al menor de edad.

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Las agresiones sexuales no se detuvieron. Marcial Maciel inició con el menor una relación desigual. Pese a las atrocidades, el menor sintió, claramente confundido, una especie de “privilegio” al ser “el elegido” que podía ayudar al hombre con sus agonías.

Desde entonces, se lo llevó consigo a Roma como su predilecto, donde le daba dinero para recorrer la ciudad solo, con apenas 13 años cumplidos.

“Me llevó a Roma para tener su desahogo sexual conmigo. Me llamaba cada tercer o cuarto día; la escena era la misma”, lamenta.

Juan José Vaca desarrolló una dependencia emotivo-sexual hacia Marcial Maciel. Manipulado desde los 10 años, creció forzado a satisfacer al hombre y, además, a conseguirle drogas y alcohol durante sus viajes.

“De buenas familias, guapos e inteligentes”, características que exigían Los Legionarios de Cristo en sus víctimas

Tras un intento fallido de delatar las agresiones de Maciel, “Vaquita”, como lo llamaba el pedófilo, fue enviado como sanción a un colegio en Ontaneda durante seis años.

Convertido después en reclutador vocacional, recibió la orden de buscar niños en pueblitos, como había hecho Marcial Maciel en los inicios de la congregación.

“Los reclutaba según las instrucciones que había recibido de la Legión: tienen que ser de buenas familias, guapos e inteligentes. O sea que los feos no son material para los Legionarios”.

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Tras una infancia y adolescencia enclaustrado bajo los mandamientos católicos y violaciones, reclutaba a los niños porque pensaba que era una orden directa de Dios.

Rememora que Los Legionarios de Cristo, por instrucciones del propio Maciel, les habían inculcado una mentalidad para su labor de reclutamiento: “Dios muchas veces escribe recto con algunos renglones torcidos”.

Sería hasta 1976 cuando Juan José Vaca decidió denunciar los crímenes de Marcial Maciel. Y este, para frenarlo, le ofreció un puesto como su secretario general. Ante una respuesta negativa, procedió a amenazarlo: “tengo los medios para que no vuelva a desacreditarme”.

“Si te sales de La Legión, te vas a ir al infierno”

Arturo Jurado, legionario de los nueve a los 25 años, fue uno de los ocho firmantes de una carta de denuncia dirigida a Juan Pablo II,advirtiendo los abusos sistemáticos de Marcial Maciel contra ellos y otros seminaristas bajo su cuidado.

Él fue reclutado en , , cuando tenía nueve años. Su madre, inicialmente, se opuso, al considerar que era demasiado joven. Sin embargo, Marcial Maciel la chantajeó.

Al ser una mujer religiosa, el hombre la amenazó que, de no dejarlo ir, ella sería responsable de eventuales vicios y problemas en el desarrollo de su hijo:

“Señora, si no deja ir a su hijo que esta llamado por Dios, usted va a ser la causante de que sea un borracho. Usted va darle cuentas a Dios”, dijo para asustarla.

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El modus operandi del sacerdote, según el libro de la periodista Carmen Aristegui, consistía en hacerle creer a los niños que se encontraba enfermo y físicamente adolorido. Una noche, revela Jurado, lo llamó para masturbarlo, algo que hizo “sin pensar, por obediencia ciega”.

El exlegionario asegura que al padre le gustaban los niños vírgenes, “pequeñitos”. Además, afirma que en Los Legionarios predicaban la idea de que, si se salían de la congregación, arderían en el infierno porque “te están esperando todos los demonios para torturarte”.

Marcial Maciel Degollado, pese a las múltiples denuncias, murió en 2008 en total impunidad, solapado por los Legionarios de Cristo y por el propio , que como sanción, en 2006 le ordenó una vida de retiro y rezos.

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