La Cámara de Diputados aprobó los dictámenes de la Comisión de Igualdad de Género que catalogan como violencia física los ataques con ácido o alguna sustancia corrosiva.

Con 480 votos a favor, el pleno de la Cámara ratificó el dictamen que reforma el artículo 6, fracción II de la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia.

Al respecto, la diputada Julieta Kristal Vences, integrante del grupo parlamentario de Morena, señaló que dichas agresiones tienen una enorme carga simbólica ya que no solo causan dolor físico a las víctimas, sino que también marcan de por vida.

Ataques premeditados por venganza, celos o rechazo 

Mencionó que estos ataques se realizan de manera premeditada para buscar venganza por celos, rechazos sexuales o románticos, “o incluso por no cumplir con roles sociales asignados”.

Comentó que estas reformas son necesarias porque atienden las causas estructurales de la violencia y “porque las mujeres nos queremos seguras, nos queremos tranquilas y nos queremos libres”, declaró.

La reforma plantea que los ataques con ácido hacia mujeres han ido creciendo a partir de 2010, fecha en que se tiene documentado el primer ataque.

Casos de ataques con ácido en México 

Como ejemplo señala también el caso de Carmen Sánchez, atacada en 2014 en el Estado de México; otros dos ocurrieron en 2015 y 2017. Para el 2018, los ataques aumentaron a 5, en 2019 se confirmaron 3, y en 2020 sucedió uno más, el de la saxofonista María Elena Ríos en Oaxaca.

De acuerdo con el documento, la AcidSurvivors Trust Internacional, asociación dedicada a atender sobrevientes de personas atacadas con ácido, comenta que las agresiones tuvieron su origen en Europa y que se han extendido a Asia, América Latina y África.

La organizacción además señala que la mayoría de las veces los atacantes son hombres y las víctimas mujeres, lo que convierte a este tipo de agresiones en una forma de violencia de género.

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