“Consentimiento, control, crédito y compensación” son las “4C” con las que unas dos mil personas de distintos gremios, entre ellas actores de doblaje, locutores, traductores, camarógrafos, estudiantes, cineastas, productores, músicos e ingenieros de audio, solicitaron ayer a la presidenta Claudia Sheinbaum regular con urgencia el uso de Inteligencia Artificial (IA).
Reunidas en el Monumento a la Revolución, los artistas advirtieron enfáticos: Nadie podrá usar la voz, rostro o identidad digitalizada de un artista sin autorización previa ni dejar de pagar o reconocer su trabajo.
La preocupación por el uso no autorizado de IA en la industria del entretenimiento es una realidad global. Hace un año, Scarlett Johansson denunció que la nueva voz de ChatGPT, llamada Sky, sonaba casi idéntica a la suya, aunque la actriz jamás autorizó usar su voz para ese proyecto. En Francia, la hija del actor de doblaje Alain Dorval (voz de Sylvester Stallone durante décadas) se pronunció contra una empresa que pretendía revivir digitalmente la voz de su padre sin permiso.
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En México, la afectación también llegó. Voces emblemáticas como la de Mario Castañeda, histórico doblajista de Gokú, y Pepe Lavat, narrador de Dragon Ball, han sido replicadas con IA sin autorización de los dueños.
Alejandro Cuétara, secretario del Exterior de la ANDA, relata que la gota que derramó el vaso fue un comercial reciente de Santander, creado íntegramente con inteligencia artificial por la casa productora Revolver. Sin actores ni voces reales, toda la producción fue generada digitalmente, dejando en el aire el futuro de miles de trabajadores.
El impacto mediático de este anuncio impulsó la convocatoria del mitin de ayer.
Bajo la consigna “La IA ayuda, no reemplaza. Somos las voces que no ves”, los artistas de la voz marcharon alrededor del Monumento a la Revolución.
Vestidos de negro, todos alertaron: la IA avanza sin regulación y pone en riesgo empleos, identidades y voces.
Liliana Barba, actriz de doblaje y presidenta de la Asociación Mexicana de Locutores Comerciales (AMELOC), tomó el micrófono para expresar su preocupación como profesional, madre y trabajadora mexicana:
“Hoy levantamos la voz porque está en riesgo el futuro de todos los que vivimos de nuestra creatividad. Nuestra voz, nuestro rostro, nuestras ideas, lo que nos pertenece por derecho, puede ser tomado sin permiso, replicado sin ética y usado sin pagar”.
Pero el llamado no es solo para proteger el doblaje, sino toda una cadena de empleos que incluye traductores, editores, ingenieros, agencias, estudios, escuelas y sindicatos: “Esto no es una exageración. Miles de trabajos están en peligro”, advirtió Barbara.
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María Clara Zurita, actriz, locutora y egresada de la generación 1968 de la Escuela Nacional de Bellas Artes, también alzó la voz para expresar lo que este cambio significa para quienes han dedicado su vida a la creación artística en México:
“Estamos despertando, todo va evolucionando, pero los atracos también están a la orden del día, entonces que la regulación sea con suficiente claridad y coordinación para que no salga perjudicado nadie. Es importante que haya una toma de conciencia de lo que estamos viviendo en esta política que nos da maltrato y que nos están pisoteando nuestros derechos. Ya basta”, dijo ayer EL UNIVERSAL.
Sí a la IA pero con uso responsable
La protesta fue un llamado urgente a la presidenta de México y a la Secretaría de Cultura para legislar con rapidez y firmeza sobre el uso de la inteligencia artificial en las industrias creativas.
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Los manifestantes insisten en que no están en contra del avance tecnológico, sino del uso irresponsable y sin ética de estas herramientas.
“Si no regulamos la Inteligencia Artificial, mañana cualquiera puede tener nuestra voz diciendo cosas que jamás dijimos. Esto no es ciencia ficción, ya está pasando”, explicó Liliana Barba.
El mensaje principal giró en torno a las “4C”: consentimiento, control, crédito y compensación. “No somos solo voces; somos historias, emociones, vida. No permitamos que una máquina nos deshumanice”, expresó en la protesta Verónica López Treviño, actriz de doblaje.
La diversidad de los asistentes reflejaba la profundidad del movimiento. Entre ellos, estudiantes de actuación y doblaje del CEARTES (Centro de Especialización Artística), jóvenes traductores, ingenieros de audio, camarógrafos, cineastas, músicos, cosplayers y locutores con décadas de trayectoria (algunos ya en la tercera edad) que siguen activos.
La industria audiovisual mexicana genera más de 163 mil millones de pesos al Producto Interno Bruto y emplea directamente a más de 100 mil personas, según el Anuario Estadístico 2024.
“Necesitamos que el gobierno nos escuche y actúe. México merece espectáculos con humanos vivos y creativos, no con máquinas sin alma”, manifestó enfática Liliana Barba.