Delante de esqueletos, catrinas, flores y papel picado de colores, un puño formado con cascos sobre una base de picos y encima de un muro caído abrió el desfile de la Ciudad de México por el Día de los Muertos, un homenaje a los 228 fallecidos en el terremoto del 19 de septiembre en la capital y, sobre todo, a la labor de los voluntarios que ayudaron de forma espontánea.

En el Zócalo, la plaza principal de la ciudad, “muertitos” de papel maché simbolizaban a voluntarios y víctimas; además de varias ofrendas, como un árbol de la vida donde se colocaron fotografías de los fallecidos, honraban también a los afectados por los dos sismos más fuertes de las últimas décadas que azotaron el sur y el centro del país, el mes pasado y cobraron más de 400 vidas.

Todo estaba adornado con velas, flores de cempasúchil, música y alegría, pese al dolor, porque este día en México es una fiesta. Kilómetro y medio de carrozas atravesaron la ciudad con figuras que hacían un recorrido histórico y antropológico por una celebración de origen prehispánico, el Día de los Muertos, considerada Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, por la UNESCO, que desde el año pasado incluyó este multitudinario desfile como parte de sus festejos.

Calaveras, esqueletos danzantes que recuerdan a personajes revolucionarios o caricaturas populares moviéndose a ritmo de salsa o del “Cielito lindo” llegaron a la megaofrenda del zócalo.

Un mar de papel picado blanco, naranja, morado y negro, y cientos de velas, esqueletos con chalecos de rescate, cascos y cuerdas que formaban una cadena humana, simbolizaban a los voluntarios y arropaban a otros “muertitos” vestidos con trajes típicos de las regiones afectadas por los sismos en Oaxaca, Chiapas, Morelos, Puebla y Guerrero.

Miles de niños se quedaban absortos al ver las carrozas y ofrendas, que también incluían a menores, como un pequeño con traje de tigre típico del estado de Guerrero, y el puño en alto.

“No debemos olvidar que el país está en duelo porque hay muchos que no tienen casa. Todo esto es una fiesta linda, única en el mundo”, dijo Guadalupe Pérez, afectada por el temblor del 19-S.

“Ahí están reflejadas nuestras raíces. Muchos le tienen miedo a la muerte pero es parte de la vida”. comentó Leo Cancino, asistente al desfile.

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