Es un mito lo de las aguas negras de la presa Zimapán”, el pescado que se extrae y comercializa es apto para el consumo humano, subrayó el jefe del Departamento de Acuacultura de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa) en Querétaro, Rafael Mario Colín Paredes.

El embalse de la presa tiene una capacidad de aproximadamente mil 360 hectómetros cúbicos de agua y geográficamente se localiza en los municipios de Cadereyta y Zimapán, de los estados de Querétaro e Hidalgo, respectivamente.

En 1999, investigadores del Departamento de Recursos Naturales del Instituto de Geofísica de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), advirtieron de una posible contaminación la presa Zimapán, por almacenamiento de agua contaminada que bacteriológicamente tenía virus, hongos y otro tipo de flora y fauna patógena, además de metales pesados como cadmio, plomo, mercurio y cobre, poniendo en riesgo la salud de quienes consumen el pescado que ahí se extrae.

En el vox populi se habla mucho del riesgo de consumir pescado de este embalse, debido a que almacena aguas residuales que provienen de la capital del país y del Estado de México, aunque la Sagarpa niega rotundamente que el producto que se obtiene de ahí se encuentre contaminado.

El subdelegado de Pesca de la Sagarpa en Querétaro, Luis Felipe Gómez Ugalde, informó que en la presa Zimapán se tiene producción de mojarra tilapia y carpa, “hay 13 cooperativas en total, de las cuales cinco de ellas son del estado de Querétaro y ocho de Hidalgo”.

Gómez Ugalde explicó que “en la presa se tienen aguas tratadas, debido a que pasan por aguas de tratamiento y desembocan en el embalse, pero no es así como lo pintan que ahí se tienen aguas negras; cierto, no se trata de agua para consumo humano, pero los estudios que se han realizado están dentro de los parámetros que las normas establecen”.

“Hay 250 pescadores queretanos que viven de lo que sacan de la presa Zimapán, además cada seis meses se hacen muestreos del agua y hasta ahorita se tienen niveles permisibles por eso se continúa con la pesca”, indicó Colín Paredes, quien descartó que se generen problemas de salud por consumir el producto que se extrae de este embalse: “yo recomiendo que no se coma crudo el pescado, debe cocinarse para evitar cualquier problema”.

Proyecto de éxito

Tzibanza es una pequeña población que cuenta con cerca de 500 habitantes y pertenece a Cadereyta de Montes, Querétaro; se encuentra a 30 minutos de la cabecera municipal. Se convirtió en un excelente lugar para quienes quieren disfrutan de la pesca, la naturaleza y desean hacer campismo, senderismo o ecoturismo, debido a que la presa Zimapán desemboca en el lugar.

Otro atractivo que se tiene en la comunidad es La Isla Tzibanzá, que se localiza en pequeño islote, el cual se formó después de una inundación de la presa Zimapán.

El sitio cuenta con nueve cabañas, ocho de ellas tipo safari, tres de ellas con cuatro camas individuales y el resto cuenta con dos camas matrimoniales.

Para llegar a la Isla es necesario tomar un embarque en Tzibanza. En el lugar también, por medio de una cooperativa integrada por 93 socios, se practica la pesca comercial, comercializando la gran mayoría del producto en el mercado de la Viga de la Ciudad de México.

Además de que también obtienen ingresos por la realización de campeonatos de pesca deportiva y también se dedican a la agricultura, produciendo jitomate, chile y calabaza, cebolla, fríjol y maíz.

El subdelegado de Pesca de la Sagarpa precisó que cada semana se extraen 3.5 toneladas de tilapia y carpa en la zona de Tzibanza, “casi todo el producto va a La Viga en la Ciudad de México y una parte pequeña se comercializa con las personas que visitan la comunidad”, aseguró.

No solamente es la actividad pesquera en Tzibanza, “aquí se tiene un proyecto más integral, aunque la pesca comercial fue la que detonó en otros proyectos, como el turismo, pesca deportiva, lo que es la recreación debido a que se tiene kayak, los paseos en lancha; la isla es un espacio de descanso, relajamiento, se tiene restaurante, es un proyecto integral”.

Cerca de la isla, refirió, que opera otra cooperativa, que en el interior del embalse tiene instaladas “seis jaulas, que son una especie de criaderos, en los cuales se genera carpa y mojarra roja. Cada jaula tiene capacidad para albergar cinco mil peces. Cada seis meses se producen dos toneladas de peces”.

Proyectos permiten empleo

De no existir este proyecto, reconoció que los habitantes de la comunidad tendría que migrar a las zonas urbanas en busca de empleo: “este tipo de proyectos permite el arraigo de nuestra gente en sus comunidades, porque además de la pesca también se dedican a diversos cultivos”.

El presidente de Pesca Deportiva de la cooperativa de Tzibanza, Justino Hernández Hernández, detalló que el kilogramo de pescado durante la temporada de cuaresma, que es cuando los precios se incrementan, se vende a 30 pesos kilo, mientras que en el verano, que es cuando más barato se encuentra en el mercado, pues su costo baja hasta 25 pesos.

Para llegar a Tzibanza, desde la cabecera municipal de Cadereyta, se toma carretera rumbo al municipio de San Joaquín, donde a escasos 10 kilómetros se llega a la comunidad de El Palmar y ahí un pequeño camino pavimentado se abre paso entre los cerros hasta llegar al vaso de la presa Zimapán. A la llegada se observan las pequeñas embarcaciones —en total se tienen 100 en el lugar con las cuales se practica la pesca comercial y deportiva— que llegan al embarcadero recién inaugurado.

El visitante que busca servicios turísticos debe preguntar en un establecimiento que se conoce como el Hostal. Ahí se ofrecen hospedaje y alimentos, donde la mojarra frita es la especialidad.

Pero aquellos que buscan un lugar para obtener una mayor relajación, tienen la opción de utilizar las cabañas que se encuentran en el campamento de la isla, en donde los visitantes tendrá que pagar mil 100 pesos por día.

Esta tarifa incluye a los visitantes, además del hospedaje un traslado en lancha, tres alimentos y el uso de la alberca que se tiene en el campamento, en donde también se cuenta con palapas, que lucen entre la vegetación de cactus y la presencia constante de mapaches y ardillas, que corren y se esconden entre los matorrales.

En verano y Semana Santa, cupo lleno

Para el periodo vacacional de verano y de Semana Santa ya se tienen cupo lleno, “ya se reservó todo”, además de que adicionalmente organizarán nueve torneos de pesca deportiva en el transcurso del año, lo que les garantizará que al menos hasta noviembre próximo no se detenga el número de visitantes a la Isla de Tzibanza.

De los ingresos que se van obteniendo, los socios de la cooperativa se reparten una parte de las ganancias y la otra se invierte, “lo que nos permitió construir una novena cabaña, en la cual se aplicaron poco más de 400 mil pesos y ahora la idea es pedirle al gobernador Pancho Domínguez que nos ayude con recursos para tener cinco o seis cabañas más y también para contar con una segunda alberca”, dijo, el presidente de La Isla de la cooperativa de Tzibanza, Apolonio Ortiz Cruz.

Nuevo Muelle

Durante el presente año se construyó un muelle en Tzibanza, el cual tiene una extensión de 60 metros de largo y 24 metros de ancho, en dos costillas, lo que permite que realicen actividades y al mismo tiempo 40 embarcaciones, las cuales cada una de ellas mide en promedio entre 14 a 18 pies.

El muelle, en el que se aplicó una inversión de 1.8 millones de pesos, cuenta con mayor estabilidad y les da seguridad a los pescadores, “las lanchas que realizan la pesca deportiva utilizan esta infraestructura para el pesaje y anteriormente las lanchas pegaban con las piedras y se dañaban muy fácilmente, considerando que son equipos muy delicados”.

El nuevo muelle brinda, reiteró, mayor seguridad tanto al turismo como a los propios productores y será único en su tipo en todo el embalse de este cuerpo de agua que abarca los estados de Hidalgo y Querétaro.

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