Arróz y tinga de res son el menú que se ofreció ayer a los vecinos de La Rueda, en el comedor comunitario instalado en un salón de fiestas, donde la familia Nieto ha ofrecido un espacio para quienes resultaron damnificados por la inundación; en un inicio abrieron el salón para que la gente pudiera resguardarse durante la noche, sin embargo a partir de jueves la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol) federal solicitó que el lugar se utilizara para un comedor.

Desde la noche del martes pasado, habitantes de la comunidad de San Pedro Ahuacatlán comenzaron a apoyar a sus vecinos de la colonia La Rueda, al enterarse de que el agua había cubierto las viviendas; uno de ellos fue el señor Armando Nieto Cantera quien desde el inicio de la contingencia prestó su salón para atender a los habitantes de La Rueda.

Junto con su familia, el señor Armando abrió el salón para que las personas que evacuaron la colonia pudieran pernoctar; conforme pasó el miércoles más gente fue llegando para descansar un momento e incluso todavía acuden los elementos de policía, que han mantenido su trabajo en la zona, para usar los sanitarios. El salón se ha convertido en un sitio público para los damnificados.

A partir de la noche del miércoles, se colocaron colchonetas y cobijas que proporcionó el Sistema DIF municipal para habilitar un albergue y posteriormente la Sedesol pidió a los propietarios que les permitieran instalar un comedor comunitario. Los servicios han brindados sido de manera gratuita.

Voluntarios. Las actividades para atender a los damnificados que llegan al salón de fiestas son realizadas por personal voluntario: tanto familia del señor Armando como vecinos se han sumado a la causa y han destinado muchas horas de su tiempo para colaborar en el albergue. Una de estas personas es Don Berna.

Bernabé Gómez es vecino de la comunidad de San Pedro Ahuacatlán y acudió desde la mañana del miércoles para apoyar en las labores que se han realizado en el salón de fiestas. Don Berna, como lo conocen sus vecinos, es un padre de familia que tiene un trabajo como obrero en una fábrica cercana a la comunidad. Sus horarios de las jornadas de trabajo le han permitido apoyar durante los últimos días, sin embargo a partir del sábado en la noche dejaría de acudir pues tiene que cumplir con su labor.

Don Berna se dio cuenta de la necesidad de apoyo cerca de las 7:30 horas de la mañana del miércoles; iba a dejar a una de sus hijas a la escuela cuando comenzó a ver el movimiento de patrullas y el éxodo de familias de La Rueda. Al ver la escena le dijo a su esposa que tenían que ir a ayudar a sus vecinos, pues la inundación había dejado a muchos sin su vivienda y sin un lugar donde quedarse.

“Mi esposa fue a comprar galletas y las repartimos entre la gente que ya traía café; al mediodía trajimos tortillas para la comida. También hemos estado aquí en el salón para acomodar las cosas de la comida que trajo Sedesol y los diferentes trabajos que hay que hacer; ahorita ya somos poquitos que estamos ayudando aquí y se necesita que venga gente”, expresó.

Este padre de familia espera que una vez que concluyan sus jornadas laborales pueda regresar a apoyar en el salón de fiestas, aunque vive con muchas limitaciones económicas su satisfacción es que está enseñando a sus hijos a ser solidarios y confía en el dicho de “hoy por ellos, mañana por nosotros”; esa es la verdadera recompensa.

Los horarios. El comedor comunitario cuenta con cerca de cinco voluntarios que se dedican a hacer las actividades de preparación de comida. Una vez que la Sedesol solicitó su apoyo para colocar el comedor, los propietarios del salón de fiesta han distribuido las labores para poder preparar las raciones establecidas, sin embargo, la afluencia de la gente ha sido poca debido a que la ciudadanía ha llevado comida y agua hasta las viviendas.

La Sedesol entregó paquetes de comida preparada, así como insumos para la preparación de tortillas y algunos alimentos como arroz con leche. Justo la mañana del sábado el menú fue el arroz con leche, además de que se ofreció leche y jugo, así como un guisado a las personas que acudieron. Pero fueron menos de 50 personas las que se presentaron a desayunar.

Para los encargados del albergue una de las razones por las que la gente no ha acudido como se esperaba obedece a que muchas personas de San Juan del Río y los alrededores han llegado en camionetas para distribuir alimentos, ropa y otros apoyos, en tanto que muchos damnificados no quieren dejar sus viviendas hasta que concluya el censo que las autoridades estatales y municipales efectúan para poder reponer los enseres perdidos.

Poco después del mediodía del sábado, las voluntarias del comedor comenzaron a hacer tortillas de maíz y a preparar el paquete de tinga de res que sería parte del menú para la hora de la comida. También prepararon una cacerola de arroz rojo y una olla de frijoles.

A las 2:30 de la tarde comenzó el horario de la comida, por lo que minutos antes las voluntarias colocaron los platos, los vasos, los cubiertos y demás utensilios para servir los alimentos. Aunque a algunos vecinos no les parezca, el mecanismo para servir los platos funciona como en un restaurante de comida rápida, pues se tienen que parar de sus lugares con su plato para que se les coloquen los alimentos.

Poco a poco fueron llegando los vecinos de La Rueda, sin embargo sigue siendo una cantidad muy pequeña comparada con lo estimado. Los voluntarios de este comedor comunitario han analizado la situación y le han pedido a los damnificados que acudan para apoyar en estos trabajos y puedan testificar que los apoyos se han entregado, no obstante, nadie ha querido comprometerse con los trabajos. La esperanza de recibir más ayuda continúa, pues de no recibirla, a partir del lunes tendrían que buscar otro lugar para el comedor dado que se requieren manos para sacarlo adelante.

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