Los venecianos se preparaban el domingo para la posibilidad de que vuelva a subir la marea, y provoque nuevas inundaciones, en una temporada que está estableciendo récords.

Las autoridades de Venecia cerraron la Plaza de San Marcos, quitaron los pasos elevados e impidieron el paso a los curiosos. Los turistas con salidas programadas se apresuraban a tomar los últimos taxis acuáticos para llegar a tierra firme antes de que se interrumpa el servicio en previsión de la marea alta.

Las autoridades pronostican una oleada de agua de 1.6 metros el domingo. El martes fue lo peor, cuando el agua alcanzó 1.87 metros -un récord en 53 años- seguida de 1.54 metros el viernes.

Esa fue la primera vez desde que comenzaron los registros en 1872 que dos inundaciones alcanzan 1.5 metros en el mismo año. El domingo había posibilidad de superar dicha marca.

Las autoridades de Venecia calculan que los daños causados por las inundaciones son de cientos de millones de euros. El gobierno federal ya declaró estado de emergencia en el área.

Pero los turistas siguen llegando. Las botas hasta la rodilla se volvieron demasiado cortas para mantenerse secos y algunas personas echaron mano de las bolsas de basura.

“Hicimos la reserva antes de las inundaciones y ya habíamos pagado, así que vinimos", dijo Luca D’Acunto, un joven de 28 años de Nápoles que iba acompañado de su novia Giovanna Maglietta. "En lugar romántico, tendremos una aventura".

Las puertas de la Basílica de San Marcos, que ha sido dañada por la incesante inundación, permanecen clausuradas. El periódico veneciano Il Gazzettino informó que se colocaron sacos de arena en las ventanas de la cripta para evitar que el agua entre.

Las autoridades dijeron que 280 voluntarios de protección civil de toda la región fueron desplegados en la ciudad para ayudar según sea necesario.

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