Ciudad Hidalgo.— Hubo pedradas, golpes, gritos y llantos. Ninguna valla o río detendría  a la marea humana de migrantes, en su mayoría hondureños, decididos a cruzar de Guatemala a México.  

Unas 5  mil personas, de acuerdo con versiones de la policía mexicana, llenaron medio kilómetro del Puente Internacional Rodolfo Robles, sobre el río Suchiate, que une a México y Guatemala. Un primer grupo de unos 300 intentó cruzar.

Retrocedió.

Luego, una avanzada derribó el cerco de seguridad que estaba del lado guatemalteco. La gente corrió. El objetivo, pisar Ciudad Hidalgo, del lado mexicano.

Unos cantaban el himno nacional hondureño. Otros gritaban: “¡No somos delincuentes! ¡Déjennos cruzar!”. Eran familias enteras, padres con sus hijos cargados sobre los hombros que no paraban de llorar.

Se pidió colocar a mujeres y niños al frente. Desde un megáfono, alguien gritaba: “¡Avancen!”  En Ciudad Hidalgo los esperaban unos mil agentes, entre policías federales y personal migratorio. La tensión se desbordó. Empezaron las pedradas; se lanzaron petardos. Según testigos, las agresiones venían de “fuera de la caravana”. Las autoridades respondieron con gas pimienta. 

Al menos seis policías resultaron lesionados por cohetones y objetos diversos, según el recuento del jefe de la Policía Federal, Manelich Castilla Craviotto. Cinco migrantes también terminaron heridos en la gresca y fueron atendidos por socorristas de la Cruz Roja.

Otros migrantes, en un acto de desesperación, optaron por saltar al río, para atravesarlo a nado.  Algunos más  decidieron pagar  aproximadamente los  25 pesos que cuesta el trasladado en las balsas que habitualmente transportan mercancía de un lado a otro y que están hechas de neumáticos y tablones de madera.

 “Nosotros no venimos a molestar a nadie, lo que queremos es pasar.”, contó a la agencia DPA el hondureño Juan Carlos Montejo.   

“Quiero llegar a Estados Unidos a trabajar en lo que sea, recogiendo basura”, dijo Cristian,  de 34 años que en Honduras vivía para pagar las extorsiones que le exigían las pandillas en San Pedro Sula.  Es justo de allí de donde partió el  primer grupo de unos mil hondureños, hace una semana. En el camino se sumaron miles de migrantes más. 

El presidente de EU, Donald Trump, afirmó ayer  que un “porcentaje bastante grande” de los migrantes que participan en la caravana “son delincuentes”.

“Muchas de esas personas (...) son delincuentes. Quieren venir a nuestro país y son delincuentes. Y eso no sucederá en mi mandato”, afirmó el presidente. Trump reiteró su amenaza de enviar a las Fuerzas Armadas a la frontera con México.

Con información de Manuel Espino, Ariadna García, Misael Zavala y agencias 

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