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Miles de manifestantes palestinos chocaron ayer con fuerzas armadas israelíes en el este de Jerusalén y Cisjordania, mientras que otros en la Franja de Gaza quemaron banderas estadounidenses y carteles con los retratos del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y el primer ministro israelí Benjamín Netanyahu, en una muestra de su ira luego de que EU reconoció el miércoles a Jerusalén como capital de Israel.

El ejército israelí atacó bases de Hamas en la Franja de Gaza, después de que dos cohetes lanzados desde el enclave palestino explotaran en el sur de Israel. “El ejército responsabiliza a Hamas por las actividades hostiles desde la Franja de Gaza dirigidas contra Israel”, indicó un comunicado de las Fuerzas Armadas.

Al menos 80 palestinos resultaron heridos en choques con la policía en Ramalá, Hebrón, Belén, en Cisjordania, y cerca de la Franja de Gaza, según datos del Ministerio de Sanidad palestino. En algunos lugares se enfrentaron a los soldados israelíes lanzando piedras y neumáticos en llamas. La policía israelí reaccionó con balas de goma y gases lacrimógenos.

Un palestino resultó herido de gravedad de un disparo en el abdomen cerca de la Franja de Gaza, según fuentes palestinas. Una portavoz militar israelí explicó que los soldados dispararon contra los principales instigadores de la protesta cuando se negaron a detenerse por orden de los militares. El Ministerio palestino de Salud y la Media Luna Roja Palestina cifraron en nueve los lesionados por disparos con municiones reales, cuatro de ellos en Ramalá y cinco en la Franja de Gaza.

La Autoridad Nacional Palestina (ANP), del presidente Mahmud Abbas, declaró una huelga general. Los negocios, escuelas, bancos e instituciones públicas permanecieron cerrados en Gaza, Cisjordania y Jerusalén oriental, mientras Israel reforzaba la presencia de su ejército en la ocupada Cisjordania. Tras deliberaciones, el Estado Mayor decidió tras-ladar batallones adicionales, informó el ejército. También incrementó la cifra de sus efectivos que se encuentran en estado de alerta.

Las autoridades estaban atentas ante los llamados de Hamas para iniciar una nueva Intifada (levantamiento) contra Israel a partir de hoy. El anuncio de Trump equivale a una “declaración de guerra contra los palestinos”, dijo ayer el líder de la organización, Ismail Haniyeh, en Gaza.

“No importa lo que diga Trump, Jerusalén nunca será la capital de Israel”, dijo por su parte Jamal Muheisen, miembro de la ANP, durante un mitin en Ramalá.

El líder del grupo chiíta libanés Hezbolá (Partido de Dios), Hassan Nasralá, apoyó una nueva Intifada palestina e instó a los libaneses a evitar tratos con Israel, acusándolo de querer “judaizar” a Jerusalén.

En Irán, la autoridad de propaganda islámica convocó para hoy a protestas tras el rezo en la capital Teherán. La milicia terrorista somalí Al-Shabaab, cercana a Al-Qaeda, instó a los musulmanes a luchar contra Estados Unidos e Israel.

En el consulado general de EU en Estambul, Turquía, se produjeron protestas contra la decisión de Trump. Manifestaciones similares se registraron en Jordania y Túnez. La portavoz del Pentágono, Dana White, afirmó que el Departamento de Defensa está “listo” para hacer frente a cualquier amenaza contra sus embajadas y consulados.

En este contexto, un alto funcionario palestino dijo que el vicepresidente estadounidense Mike Pence no sería bienvenido en Cisjordania. Pence tiene previsto visitar Egipto e Israel la segunda quincena de diciembre. La Casa Blanca dijo que anular la reunión programada entre Pence y Abbas podría ser “contraproducente”.

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