Millones de cubanos marcharon este 1 de mayo, el último con Raúl Castro al frente del gobierno, para proclamar lealtad al socialismo y en apoyo al presidente Nicolás Maduro, acorralado por protestas opositoras en Venezuela.

De 85 años y con 11 en el poder, Castro presidió el tradicional desfile en La Habana en su uniforme de general, aunque no habló a la multitud.

El mandatario cederá el mando en febrero de 2018, tras impulsar una cauta y lenta apertura al mercado y restablecer relaciones con Estados Unidos, el enemigo histórico de la Guerra Fría.

Aun cuando seguirá al frente del Partido Comunista de Cuba - el único legal en este país de 11,2 millones de habitantes -, su relevo significará, en teoría, el fin del ciclo de casi seis décadas con dos gobernantes: Fidel y Raúl Castro, los hermanos que triunfaron con la Revolución de 1959.

"No creo que los cubanos estén preparados para aceptar otro presidente (...) La gente lo aceptará aunque con recelo al principio hasta que demuestre capacidad", señaló a la AFP Mariana González, una economista de 28 años que participó en la marcha.

En todo el país se recordó a Fidel, fallecido en noviembre de 2016, con gigantografías y lemas alusivos a la lealtad con su legado.

Poco antes de comenzar el acto en La Habana, un hombre fue llevado a la fuerza por agentes de civil que lo corretearon, tras ondear una bandera de Estados Unidos, observó la AFP.

Según 14ymedio, portal de la opositora Yoani Sánchez, el sujeto había sido detenido hace un año por un gesto parecido al arribo del primer crucero de Estados Unidos después de medio siglo.

Las autoridades no suelen pronunciarse sobre este tipo de incidentes.

Este 1 de mayo fue el último que encabezó Castro como jefe de Estado. Los cubanos no saben quién lo sucederá mientras lidian con la recesión económica que desató la crisis venezolana.

En 2016 el PIB se contrajo 0,9% y el gobierno parece haber congelado la reforma iniciada en 2008, que ha permitido un tímido ascenso del sector privado y la llegada a cuentagotas de inversión extranjera.

Castro está al frente del partido del que saldrá su sucesor, en un complejo proceso de elecciones que empezará en noviembre.

"La incertidumbre para 2018 es muy alta. Uno podría esperar un proceso de continuidad pero no con la misma velocidad con la cual han venido los cambios, porque eso no ha dado resultados", indicó Pavel Vidal, exfuncionario del Banco Central de Cuba y académico de la Universidad Javeriana de Colombia.

A los 56 años, el vicepresidente Miguel Díaz-Canel - quien acompañó este lunes a Castro en la tarima - es quien más quien más suena para ocupar la presidencia, aunque no pocos reparan en su falta de influencia dentro de las Fuerzas Armadas.

El académico cubano Arturo López-Levy, autor del libro "Raul Castro and the New Cuba: A Close-Up View of Change", cree que el actual presidente seguirá influyendo en el destino de la isla.

"En tanto y cuanto permanezca como primer secretario del Partido, y con capacidades físicas para la supervisión, será un factor de primera importancia", señaló a la AFP.

Entre los cubanos la sensación es que se seguirá con el rumbo trazado por los Castro. "A Cuba no hay quien la tumbe, aunque Fidel no esté, está Raúl y el que le suceda más adelante", según Alejandro Matos, un funcionario de 35 años de la Defensa Civil.


A diferencia de otros países donde el 1 de Mayo motiva reclamos laborales y choques con la policía, en Cuba se marcha en respaldo al gobierno. El Estado emplea al 70% de los casi cinco millones de trabajadores.

En esta ocasión también se oyó fuerte el mensaje de respaldo a Maduro, el mayor aliado de la isla, quien enfrenta una severa crisis económica y protestas que dejan 28 muertos en un mes.

"Rechazamos la maniobra política y el acoso diplomático al que se le intenta someter", dijo Ulises Guilarte, miembro del buró político y máximo dirigente de la Central de Trabajadores de Cuba.

De la suerte que corra Maduro, cuya salida del poder exigen los manifestantes, dependerá en gran parte el futuro económico de Cuba, que recibe un trato privilegiado de Venezuela para el suministro de petróleo.

Para los expertos, La Habana no puede hacer mucho más por Maduro y viene tomando previsiones ante su eventual salida.

"Venezuela ha reducido sus exportaciones de petróleo a la isla en cincuenta por ciento, y Cuba está armando nuevos contratos con otros países como Angola y Argelia", dijo a la AFP Andrew Otazo, director de Cuba Study Group, con sede en Washington.

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