Cada fin de semana el quiosco de El Pueblito, en el municipio de Corregidora, se convierte en el lugar ideal para ir a disfrutar de un momento de tranquilidad y rica comida; sin viajar tan lejos, este lugar es el sitio ideal para salir de la rutina, bajarle tantito al estrés y probar deliciosos y económicos alimentos típicos.

En el mero corazón de El Pueblito se encuentra el jardín y quiosco del lugar, este sitio se destaca por su buena ubicación, pero también por sus amplios espacios públicos y grandes áreas verdes, por su seguridad, por sus calles rústicas, su gente amable y limpia, por el cántico de los pajaritos que aún se puede escuchar, así como por la verbena popular que cada ocho días, propios y extraños de la región organizan desde hace más de 30 años.

Sin viajar ni gastar tanto, los viernes, sábados y domingos el quiosco de El Pueblito se convierte en la opción ideal para aquellas personas que quieren disfrutar de una tranquila tarde descansando del “ajetreo de la ciudad” dentro de la misma Zona Metropolitana del estado, y es que son estos días cuando casi una veintena de comerciantes de la región se colocan a vender alimentos que van desde gelatinas con o sin rompope , pasando por elotes, esquites, chicharrones preparados, atoles, tamales, postres, hamburguesas, tacos, buñuelos queretanos, entre otros alimentos.

FOTO. MITZI OLVERA
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A partir de las 6:00 de la tarde y hasta las 11:00 de la noche, aproximadamente, estos comerciantes se instalan en sus respectivos puestos para ofrecer sus alimentos, los cuales se destacan tanto por su sabor como por sus accesibles precios, y es que aquí uno puede encontrar gelatinas con rompope que van desde los 15 pesos, bolsas de chicharrones de 10 pesos, malteadas o postres de 30 pesos, tamales de 25 pesos o waffles dobles de 70 pesos, entre otros.

En este mismo espacio se ubica la parroquia de San Francisco Galilei, un módulo de seguridad pública, wifi y baños públicos; también en la esquina hay un sitio de taxis, cruzando la calle está el Museo Anbanica de Historia y una tienda de artesanías del municipio.

Además, a media calle está un paradero de las unidades del Qrobús, también a pocos metros se encuentra el Mercado Municipal de El Pueblito y un sinfín de negocios locales establecidos.

En ocasiones hay música en vivo o artistas locales que acuden a la explanada a presentar su trabajo, lo que genera un ambiente aún más divertido para los visitantes.

Esta plaza se encuentra a tan sólo 30 minutos, aproximadamente, del centro del municipio de Querétaro en transporte público, en varias rutas como la C23, o un poco menos yendo en vehículo particular.

Historias que le dan vida al quiosco de El Pueblito

Fernando Martínez es uno de los comerciantes más antiguos del lugar, él tiene actualmente 86 años y es originario de El Pueblito. Comenzó a vender sus gelatinas desde hace 35 años. Antes de que se instalaran los puestos como tal don Fernando salía con una mesita de plástico a vender gelatinas afuera de la iglesia y con el tiempo se ganó su espacio dentro del pequeño corredor gastronómico.

En la actualidad él sigue acudiendo a vender su producto; no obstante, su hijo Fernando le ayuda a vender las gelatinas y su otro hijo, Francisco, vende esquimos y postres en el mismo lugar.

FOT. MITZI OLVERA
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Cada gelatina tiene un valor de 15 pesos y hay tanto de agua como de leche, tienen sabores como fresa, limón, pistache, chocolate, vainilla, jerez, además de flanes, que pueden prepararse con rompope casero por el mismo precio. Ellos se colocan diario todas las tardes.

Aunque por su edad, don Fernando ya no escucha bien, él sigue atendiendo con una sonrisa a todos los clientes.

Otro de los negocios más populares del lugar son las papas fritas y botanas de Toño. Fue su padre Valentín Romero quien hace aproximadamente 30 años comenzó a vender estos productos, y aunque él ya murió, Toño, su hijo, le ha dado continuidad al negocio, por lo que desde hace ocho años se dedica a vender chicharrones preparados, papas fritas, salchipulpos, banderillas, dorilocos, tostadas, entre otros alimentos.

Sus productos tienen precios muy accesibles, ya que mientras una bolsa de chicharrones tiene un valor de 10 pesos, una orden de papas a la francesa tiene un costo de 50 pesos.

FOTO. MITZI OLVERA
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Toño destacó que otra ventaja de su negocio es que aquí ellos dejan que el cliente se prepare su alimento, y que le pongan los aderezos y salsas que quiera.

Pero si lo que se busca es algo más dulce, los waffles de doña Lupita son la mejor opción. Ella tiene 53, toda su vida la ha dedicado a las ventas, pero fue desde hace seis años que decidió dedicarse a los waffles caseros.

Explicó que ella hace toda la mezcla para crear sus wafles, los cuales se caracterizan por su rico sabor, gran tamaño y volumen. Se preparan al gusto del cliente y pueden llevar nutella, philadelphia, mermelada, cajeta, crema de cacahuate, durazno, plátano, frutos rojos, fresas, chocolate, chantilly, entre otros ingredientes. Cada pieza tiene un costo de 70 pesos. Doña Lupita vende los viernes, sábados y domingos a partir de las seis de la tarde.

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