Las personas que pasan por la presa del Diablo se detienen a ver la caída de agua, torrente que con las lluvias recientes se mantiene abundante. Mientras, el nivel del río Querétaro antes de la presa también se conserva en niveles elevados, muy cerca de la calle. Los vecinos de la presa se acostumbraron a verla con poca agua, al igual que el río, pero en las últimas semanas las aguas han alcanzado niveles considerables.

Alrededor de la presa hay un par de trabajadores del municipio. Uno de ellos se prepara para podar alrededor del río. “Sí, puede tomar fotos de la presa, pero tenga cuidado, está resbaloso”, advierte el operario municipal.

En otros tiempos el muro de la presa es visible y el río lleva poca agua en su cauce. En estos días la pared no se percibe y las aguas alcanzan una altura que las coloca a escaso metro y medio del nivel de la avenida del Río.

Lee también:

Los vecinos ven de reojo el río. En una de las orillas del río se encuentran viviendas particulares de los habitantes de La Cañada. Del otro, se ubica un campo de futbol, instalaciones que son usadas por algunas personas para hacer ejercicio o simplemente caminar en la zona. Incluso, el sonido de la caída del agua puede relajar a quienes se acercan a la presa, pero el olor a las aguas contaminadas rompen con el encanto.

La contaminación de las aguas es evidente tanto por el olor que despiden, como por la cantidad de espuma que se forma en un costado de la presa, donde se forma un rocoveco.

Muy cerca de la presa, unos 50 metros aguas arriba, se encuentra un plantel educativo donde en estos días la comunidad estudiantil se encuentra de vacaciones. Por ese lado, nadie de ahí corre peligro.

En una de las riberas del río, presa abajo, los árboles son abundantes, la hierba es verde y el clima es fresco. Sería un lugar ideal para un día de campo, o para descansar un par de horas. Sin embargo, nuevamente el olor no es lo mejor del sitio.

Te podría interesar:

Un adulto mayor pasea en los alrededores de la cancha de futbol. Camina despacio. “No estamos muy acostumbrados a estas aguas en la presa. A algunas personas les preocupa”, dice el adulto mayor.

Dos hombres jóvenes caminan rumbo al campo deportivo. Ven el caudal de agua crecido y uno le dice a su compañero que no podrán pasar por el río esta ocasión.

En los alrededores hay pocas personas. Se ven pocos autos estacionados en los alrededores y quienes sí hacen constante acto de presencia son las unidades de la Policía Municipal de El Marqués, las cuales dan rondines constantes en la zona.

Google News