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En la esquina de las calles de Melchor Ocampo y José María Pino Suárez se encuentra la Fuente de Santo Domingo. Antiguamente una caja de agua que suministraba del vital líquido a los ciudadanos del centro de la capital.
Esta fuente, o caja de agua, que se encuentra en magníficas condiciones y tiene su cercanía al templo y al entonces hospicio de Santo Domingo, nos corrobora que fue construido para abastecer las necesidades de los frailes franciscanos y dominicos que vivían en él.
La fuente se localiza en una esquina, lo que permitía a los usuarios acercarse a ella con facilidad.
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Las piedras de los bordes muestran la huella que dejaron los miles de baldes que con seguridad se apoyaron para obtener el agua.
Elaborada en cantera rosa, esta edificación destaca por sus dos arcos de medio punto y su bóveda de arista la cual se especula data del año 1500 ya que próximas fechas cumplirá 494 años dada la fundación de la ciudad.
Históricamente, se sabe que la ciudad de Querétaro llegó a tener una gran cantidad de fuentes públicas y privadas, especialmente tras la construcción de su monumental acueducto en el siglo XVIII. Muchas de estas fuentes originales aún se conservan y son parte fundamental del paisaje urbano y del patrimonio cultural de la ciudad, siendo la Fuente de Neptuno una de las más emblemáticas. Considerada una de las obras más bellas de la ciudad, la Fuente de Neptuno es una pieza neoclásica diseñada por el célebre arquitecto y artista celayense Francisco Eduardo Tresguerras en 1797. La escultura original, labrada en cantera, representaba al dios romano de los mares y las aguas.
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Aunque a menudo opacada por la actividad constante del Jardín Zenea, la Fuente de Hebe es otra de las piezas notables del centro histórico.
Dedicada a la diosa griega de la juventud, esta fuente presenta una escultura de Hebe sosteniendo una copa y un jarrón. Es un punto de referencia dentro de uno de los jardines más transitados y queridos de la ciudad, ofreciendo un espacio de frescura y contemplación.
