Hasta 10% ha incrementado el número de personas en situación de calle durante esta administración, según detecta el Instituto para Prevenir Conductas de Riesgo capitalino, que dirige Teresa Borbolla.

“Si creo que hay un incremento del 10% de lo que empezamos a lo que hoy tenemos, y creo también que es un tema de percepción de seguridad. No es que todo tenga que ver con situación de calle, no los podemos criminalizar”, dice Borbolla.

Afirmó que en los recorridos que hacen los integrantes del Instituto y que tienen acercamiento con las personas en calle, nunca han visto su integridad afectada o víctimas de algún hecho violento o agresivo.

Sin embargo, reconoció que por la apariencia que tienen estas personas, la mayoría de los transeúntes procuran alejarse de ellos para prevenir cualquier situación de riesgo.

Borbolla explicó que a raíz de la pandemia sanitaria por Covid-19 sí se registró un aumento, ya que las brechas de desigualdad se ampliaron, así como el consumo de sustancias tóxicas.

En el primer cuadro de la ciudad se ubican en diferentes puntos, pero pernoctan en el atrio del templo de La Cruz, en los portales que están frente a jardín Zenea, en jardín Guerrero; a ellos se les hace la invitación para que acudan al hogar o en su caso al albergue Yimpathí, para que pasen la noche, aunque no pueden ser forzados a acudir.

Descartó que las personas en situación de calle tengan algún tipo de padecimiento mental grave, pues solo está presente en el 2% de la población total; mientras que la expulsación social es la principal causa de indigencia.

“Las causas de la expulsión social son consumo de sustancias, rupturas de las redes familiares o las preferencias sexuales. [Es] impresionante, es un tema de expulsión social, todavía en México”, subrayó.

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