Rosalinda Uribe Ugalde lleva en la sangre el gusto por la cocina, su madre le heredó la fonda que lleva su nombre y que se ubica en el mercado Reforma; este es uno de los negocios de alimentos más tradicionales y concurridos por el sazón de su propietaria.
Colores, olores y sabores contienen las ollas que cubren la barra de la fonda, detrás de ésta se encuentra diariamente su propietaria. Le ayudan otras cinco personas, entre ellas sus dos hijos, que han encontrado en este negocio de alimentos un medio para hacerse de ingresos; alguna vez pensaron en emplearse en otra actividad, pero ya no es tan fácil encontrar trabajo, dice Rosalinda.
La propietaria de la fonda cuenta con estudios básicos, desde corta edad apoyó en la preparación de los alimentos, atención a los clientes y limpieza de las mesas. Por fortuna, dice, heredó el talento gastronómico de su madre, prueba de ello pueden dar las numerosas personas que todos los días se sientan a la mesa a degustar los platillos mexicanos que prepara.
En la segunda planta del mercado se ubica el mayor número de negocios de alimentos; hasta el final del corredor está la fonda de Rosalinda, la que más clientes tiene, reconocen los propietarios de otros establecimientos.
Dicen que el amor entra por el estómago, la frase va con Rosalinda, quien se mantiene unida en matrimonio con Arturo Carvajal desde hace 35 años. Su esposo también se dedica a la gastronomía, cuenta con un pequeño restaurante en la calle Morelos, así que ambos comparten una familia y una pasión por la actividad culinaria.
“Todos nos dedicamos al negocio de la comida, nos gusta, nos apasionan porque además como familia nos ayudamos. Es satisfactorio contar con un establecimiento y que la gente nos reconozca con su presencia, les gusta lo que preparamos” comenta.
Mole rojo, mole verde, consomé, pancita y mole de olla son los platillos más solicitados; pero también ofrece huevos en todas las variedades, enchiladas rojas y verdes o albóndigas.
Este y otros negocios de alimentos son visitados por cientos de sanjuanenses cada fin de semana. Es tradición que, antes de realizar las compras de frutas, verduras y abarrotes, las familias consuman alimentos en la parte alta del inmueble.
Con 40 pesos cada persona puede disfrutar en la fonda de Rosalinda de un plato fuerte, arroz, frijoles, ensalada y una jarra de agua, acompañadas por la salsa molcajeteada y tortillas recién hechas; además, si se trae mucha sed también hay oportunidad de disfrutar una cerveza.
“La satisfacción que también nos da el tener este negocio es que ofrecemos comidas completas a bajo costo, aquí se alimentan personas de todas las comunidades, pero también vienen familias que están en San Juan de paseo, a las que se les ha recomendado ir al mercado porque se come bien”, menciona Rosalinda.
La propietaria de este establecimiento se siente afortunada por haber heredado un negocio seguro, que le ha permitido mantener a su familia.
Aclara que no ha obligado a sus hijos, Arturo y Pablo, a trabajar en el negocio de alimentos; ellos intentaron obtener empleo por su cuenta, pero los trabajos bien remunerados escasean, así que los jóvenes decidieron regresar a apoyar a sus padres.
Más de 35 años tienen operando los pequeños restaurantes del mercado Reforma, dos de estos se vieron afectados el 21 de diciembre de 2014 cuando el pasillo exterior en la planta baja se incendió a causa de un corto circuito que ocasionaron series navideñas que estaban venta. Además, 18 comercios semifijos fueron consumidos por el fuego, entre ellos el establecimiento de Rosalinda.
La propietaria de este negocio reconoce que el apoyo de las autoridades fue oportuno, pero debió suspender actividades por más de 3 meses, lo que le generó importantes pérdidas económicas. La familia pudo sobrellevar el siniestro gracias al restaurante de su esposo Arturo.
Por fortuna, los clientes esperaron pacientes la reapertura del negocio, que de paso fue renovado con recursos municipales; pero el sabor tan especial de los platillos no ha cambiado, garantiza su propietaria.
“No nos abandonaron, les dio mucho gusto ver que abrimos de nuevo el negocio, fue un periodo difícil, pero sí reconocemos que nos apoyaron mucho no sólo las autoridades sino nuestros clientes que siguen viniendo y nos siguen recomendando como un buen lugar para comer rico y barato”, menciona la mujer.
Son 10 los negocios de comida que se ubican en el segundo piso del mercado, todos los propietarios coinciden en la necesidad de ampliar la ventilación, porque en temporada de calor se alejan los clientes.
“Ésta es la petición que no se nos ha cumplido ,nos afecta mucho cuando hay calor porque las personas no lo soportan y prefieren no venir, están comiendo y están sudando, es muy necesario que nos apoyen; pero han pasado varias administraciones y no se ha hecho algo para solucionar el problema”, indica.
A pesar de esta contrariedad, las mesas en el establecimiento de Rosalinda lucen llenas todas las mañanas de sábado y domingo, los mejores días para los negocio.
Locatarios de alimentos, frutas y verduras también han solicitado a las autoridades que se remodele la zona en la que se ubican los tanques de gas, ya que temen que ocurra un incidente, debido a que no se ha dado mantenimiento al área desde hace más de 20 años.
Rosalinda espera que sus hijos algún día se hagan cargo del negocio; considera que son también afortunados en tener un medio estable de ingresos económicos y tiene la certeza de que les permitirá mantener una vida modesta pero sin carencias.
“Es una fortuna que en este negocio podamos salir adelante mis hijos y más adelante mis nietos, estamos agradecidos con Dios, porque hoy en día no es tan fácil poner un negocio, mis hijos trabajaron, pusieron también sus negocios y no funcionó, somos afortunados de heredar el gusto por la comida y mantenerlo con los años”, concluye.