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E l barrio de La Cruz es sin duda alguna uno de los lugares más tradicionales de la ciudad de Querétaro.
En esta zona todavía se logran ver rastros arquitectónicos que cuentan historias de la construcción y conformación del mismo, como es el caso de algunas casas que se pueden observar en las inmediaciones del templo.
Por las calles aún se puede respirar un ambiente pueblerino al ver algunas señoras con su rebozo afuera del Templo de la Cruz, ya sea vendiendo nopales, tunas, tortillas secas, rábanos, huevos, artesanías o algunas hierbas para curar enfermedades; otras se dedican a vender gorditas de guisos, guajolotes también conocidos como pambazos y enchiladas.
En la explanada, muchas son las familias que se reúnen al caer la tarde, además de turistas que disfrutar del lugar, mientras los niños juegan rodeados de la tranquilidad del barrio.
Todo esto nos da cuenta de como a pesar de los cambios que ha tenido la zona a través de los siglos, sigue conservando ciertas características que lo identifican con la historia rural otomí que había en el lugar; tradiciones que seguirán estando presentes y transformadas por el paso del tiempo y la modernidad.
En sus callejones se puede hallar puestos de diferentes tipos de artesanías. Ya dentro del mercado de La Cruz hay todo tipo de productos a la venta, siendo muy tradicionales las gorditas de maíz quebrado. Este lugar junto con el convento de la Santísima Cruz de los Milagros de Querétaro, mejor conocido como Templo de La Santa Cruz, es uno de los más importantes del barrio.
Dicho convento se llama así, porque la cruz de cantera que se venera en este atrio y que está en el altar mayor, cuenta la leyenda que es según el modelo que vieron los indígenas en el cielo el día de la conquista de Querétaro.
Además, el templo es un lugar popular para los turistas quienes lo visitan para conocer el árbol que da espinas en forma de cruz.