Ala medianoche, el agua ingresó en las viviendas de Santa María Magdalena. Doce horas después de la inundación, causada por el desbordamiento del dren El Arenal, los vecinos cuentan los daños y reúnen sus pertenencias más importantes.

A lo largo de la calle Hidalgo, familias enteras se colocan afuera de sus casas a esperar que el personal de limpia del municipio de Querétaro o el Ejército, les ayude a sacar el agua, que en los casos más críticos, alcanzó casi medio metro de altura.

Abel, un vecino, camina entre las aguas negras cargando un cartón de leche y un paquete de pan para comer. Al igual que la mayoría de los habitantes de Santa María Magdalena lleva despierto desde la madrugada para impedir que el agua afecte su vivienda.

“Tardé más de una hora para que entrara la llamada al 911. No teníamos ayuda de ninguna especie. Me traslade para verificar por dónde se nos estaba brincando el agua y fue muy triste, ver cómo brincaba del río para acá”, dice.

Cerca de la una de la tarde, Abel se reúne con otros vecinos para contar los daños. Uno de ellos pasa casa por casa para recolectar firmas y las principales necesidades de los habitantes.

“Se mojó todo, el refri, la sala, la base, el colchón no porque lo rescate; pero hasta el baño llegó el agua, donde está la taza”, explica otra de las vecinas que vive en las calles aledañas a Hidalgo, quien espera al lado de otras mujeres la ayuda para limpiar sus viviendas.

Una de las vecinas menciona que su principal necesidad es recibir más costales de arena para prevenir otra inundación si vuelve a llover. También es necesario conseguir alimentos, pues con el desbordamiento del dren, parte de su comida se mojó con aguas negras.

Abel relata que año tras año, en temporada de lluvias, las mismas zonas de Santa María Magdalena se ven afectadas, sin embargo, no entraba el agua hasta las casas.

“Lo que pasó ahorita fue algo, catastrófico y ya estamos en la gloria, porque ahorita ya bajo el nivel del agua….Era algo desesperante, porque oscuro no se ve y sin ayuda, fue algo horrible”, dice.

Los daños alcanzan el otro lado de las vías del tren hasta la plaza principal de Santa María Magdalena, donde otros vecinos limpian sus casas y algunos otros sus comercios.

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