Manos jóvenes y adultas cubiertas de arcilla se perciben diariamente en Visthá y San Pedro Ahuacatlán, comunidades de San Juan del Río donde la elaboración de tabiques sigue siendo el sustento de más de 400 familias, pese a los riesgos que implica aspirar el humo emitido por los hornos.

Con cerca de 15 años en esta actividad, Prisciliano Martínez apenas tiene tiempo de pensar en las consecuencias para su salud. Sus tabiques son altamente demandados por constructores, así que todos los días se debe producir, “ojalá las ganancias fueran iguales”, comenta mientras corta los bloques de arcilla que serán sometidos a altas temperaturas para alcanzar la firmeza y tono rojizo que tanto buscan sus clientes.

De acuerdo con Ecología municipal, en los últimos seis años se ha duplicado el número de personas dedicadas a la elaborar ladrillos.

Aunque son pocas las ladrilleras de reciente creación, Prisciliano no conoce de estadísticas, pero ha comprobado que en su comunidad de origen, Visthá, más habitantes se suman a la elaboración de ladrillo; “algunos heredamos el negocio porque desde chicos estamos en esto, no nos imaginamos haciendo otra cosa y como aquí siempre hay trabajo, empezamos ayudando, hasta los hijos más pequeños le entran” comenta.

A la edad de 16 años, Prisciliano comenzó a trabajar en el horno de su padre, del que ahora se ha hecho cargo junto con su hermano; el terreno donde se ubica también es de la familia, así que de momento se preocupan solamente por las revisiones que autoridades de ecología suelen hacer a los procesos de producción.

Las inspecciones iniciaron desde el 2007, aproximadamente, cuando se construyeron cerca de 20 hornos ecológicos prototipo con uso de combustible avalado por autoridades ambientales, que prometían resolver el problema de contaminación pero a altos costos, insostenibles para las familias que se dedican a la actividad.

“A nosotros no nos tocó esta tecnología, pero sí le entramos al uso del combustóleo, era un líquido menos tóxico que el chapopote o la basura, pero salía muy caro, luego dejó de distribuirse y muchos regresaron a usar otros desechos, hasta llantas porque así es más rápido el proceso”.

Prisciliano usa como combustible tarimas viejas que obtiene en la región. A unos metros de donde él se ubica se ubican otras ladrilleras con viejos contenedores con combustóleo que dejó de usarse por la tardanza en la quema de tabiques.

El costo de ladrillos por millar es de aproximadamente mil 500 pesos, pero no existe monto fijo y los precios varían entre productores de San Juan del Río y Tequisquiapan; quienes se dedican a esta actividad ven difícil incrementar sus ingresos pues cualquier aumento en la tarifa significa perder clientes.

“Los constructores que son quienes más nos compran, nos amenazan con irse con otros ladrilleros si encarecemos el producto”, comentó Prisciliano.

En San Pedro Ahuacatlán y en Visthá las enfermedades respiratorias se agudizan entre familias dedicadas a la actividad, pero este sector no cuenta con información oficial que advierta los riesgos de las emisiones contaminantes.

Los elevados niveles de contaminación en el aire por la combustión ya han sido corroborados por la Dirección de Ecología municipal y por estudios realizados en pasadas administraciones.

En el gobierno de 2009-2012 se llevó a cabo un diagnóstico sanitario, confirmando afectaciones al sistema respiratorio por micro partículas generadas en el ambiente y que eran aspiradas por familias de las comunidades donde se ubican las ladrilleras.

Las consecuencias equivalen a la persistencia de gripes, tos y afecciones relacionadas; el diagnóstico evidenció el incremento de riesgo de defectos de nacimiento, cáncer y alteraciones del sistema inmune por la inhalación prolongada del humo de los hornos.

Aunque los riegos fueran confirmados, Prisciliano duda dejar el negocio, no porque las ganancias sean buenas, sino porque de la actividad viven sus hermanos y algunos primos. “Francamente no he pensado en hacer otra cosa, me imagino que de humo ya deben estar hinchados los pulmones, pero tenemos que seguirle; ya no usamos basura o llantas [para prender el horno] para no enfermarnos”.

La directora de Ecología en San Juan del Río, Dalia Rodríguez Durán, anunció recientemente que se solicitará el apoyo de la Agencia Nacional de Ladrilleros para construir prototipos denominados Hoffman cuya tecnología promete la reducción de 70% de emisiones contaminantes mediante un sistema que absorbe las partículas contaminantes hacia los ladrillos y evitar que se liberen al ambiente.

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