El costo para vivir un largo viaje va de los ocho, a los ocho pesos con 50 centavos, el segundo es para quienes no tienen tarjeta de prepago que los identifique como usuarios del transporte público.

Parece poco pagar esa cantidad, pero de centavo en centavo un queretano gasta en promedio por día, 32 pesos, equivalente a tomar cuatro rutas que lo lleven a su destino; ya sea al trabajo o al colegio.

Esos ocho pesos se hacen demasiado cuando a la unidad a la que uno le toca subir está en condiciones deprobables y más, cuando el servicio del operador del transporte público es ajeno a una buena atención.

Desde que uno coloca el pie en el primer escalón para subir al “camión”, como usualmente se le llama, el usuario ya va destinado a que el viaje que realizará irá acompañado de ajetreos, de brincos y quizá, hasta de un poco de miedo de que la vida de la persona pueda quedar ahí mismo.

Así lo señala doña Claudia, madre de familia de dos pequeños de 3 y 7 años de edad, quien señaló que “ya no se sabe con estos señores [operadores], manejan muy mal, andan a las prisas con tal de no perder pasaje y nos traen como animales. Imagínese, uno hasta se puede arriesgar con eso de que pasan muchos accidentes, muchos choques, ¿qué tal si a uno le toca?, Dios no lo quiera”.

Al hacer un recorrido por una de las más de mil 100 unidades que hay en la capital, la ruta 72 o la H, como también se identifica y que realiza el trayecto de la colonia Palmas hasta la colonia El Rocío, [que fue el camino que recorrimos a bordo del transporte] se evidenciaron las malas condiciones de la unidad, digna del pleno rechazo de los usuarios.

Barandas oxidadas y flojas, asientos con las vestiduras rotas y sin respaldo y uno que otro desatornillado y ventanas grafiteadas, hacían de este viaje el más divertido para el que viajaba de buenas, y el más molesto para quien exige que por ocho pesos merece un mejor transporte.

“Te acostumbras, pero a veces sí es molesto porque para lo que pagamos de transporte, nada qué ver con lo que tenemos. Es verdaderamente una pena… da pena ver los camiones que hay circulando por toda la ciudad. Ve nada más, esto con lo viejo que está, parece que se va a desarmar... [risas] parece la montaña rusa más que transporte público”.

Este recorrido que realizó EL UNIVERSAL Querétaro a bordo de una unidad del transporte público, fue para constatar la insatisfacción que existe de parte de los usuarios, luego de que la Encuesta Nacional de Calidad e Impacto Gubernamental (ENCIG) 2015 publicada por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), divulgó información referente a la satisfacción con servicios públicos básicos y servicios públicos bajo demanda, y que dejó a Querétaro en el último lugar nacional en cuanto a la calidad del servicio público que se brinda a los ciudadanos.

Al final del recorrido que duró 43 minutos, el resultado fue el mismo. El servicio del transporte público es de mala calidad en Querétaro. Los usuarios están inconformes y urgen en que hagan valer realmente el costo que pagan, pues además del mal servicio, de las unidades en pésimas condiciones, del costo del transporte, se suma la atención de los operadores a quienes califican de salvajes.

“O van con el celular hablando o prenden su cigarrote. Eso no se debe hacer, deben ir concentrados, manejando. Así pasan los accidentes y deberían decirles algo porque traen gente. De qué sirve que metan camiones nuevos si el servicio sigue siendo malo. Deben mejor pensar en meter a gente responsable que sepa manejar”, reafirmó Claudio Martínez, joven estudiante y usuario del transporte.

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