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“No dude en venir a checarme”

“No dude en venir a checarme”
25/06/2016 |00:54
Redacción Querétaro
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E ste viernes doña Feliciana Garduño se levantó muy tempranito para ser unas de las primeras en llegar y ser atendidas. Una noche antes dejó preparado todo su archivo médico para referir con detalle todos los achaques “propios de la edad”. No quería desaprovechar la oportunidad de conocer el famoso Tren de la Salud y comprobar lo que vio en un anuncio de televisión.

Con una cicatriz en la nariz, consecuencia de una operación para atacar un tumor maligno, producto de un cáncer de piel, y con padecimientos como diabetes e hipertensión, doña Feliciana, de 57 años de edad, y originaria de la comunidad El Jazmín, en Tequisquiapan, muestra su colección de recetas médicas con la esperanza de que un médico le ayude a resolver esos padecimientos que le quitan el sueño.

“Yo vengo porque me duelen mis hombros, mis codos y mis rodillas. Tengo diabetes y la presión alta. Soy un estuche de monerías, pero qué le vamos a hacer. A mi edad ya todo eso es normal”, refiere con una voz de resignación.

Por primera vez, desde que comenzó a operar el Tren de la Salud, la administración de este proyecto, dispuso hacer una parada en San Nicolás, en la vía alterna, esa que todos los habitantes conocen, ya que su trato con las vías y con el sonido del tren es cosa de todos los días.

A un costado del tren se habilitaron cuatro carpas. En la primera, se recibe a toda la gente. Niños, mujeres, adultos mayores, esperan pacientemente su turno para ser revisados de manera integral y así, dependiendo de sus síntomas, poderlos canalizar adecuadamente.

Mientras, una de la doctoras platica con ellos sobre temas de salud sexual, dental, de la obesidad, la diabetes, las adicciones, entre otros, pues intentan, dicen los doctores, generar una cultura de la prevención de enfermedades.

Doña Feliciana sale de su consulta y muestra su alegría de haber salido bien en todos los estudios que le hicieron. “Aquí me hicieron un electrocardiograma, una prueba de osteoporosis y además estudios de orina. Ya me dieron los resultados y todo salió muy bien. No me cobraron ni un centavo”.

La precaria situación que vive con su esposo, quien trabaja en una empresa refresquera en San Juan del Río donde gana 600 pesos semanales, no le hubiera permitido pagar un servicio médico particular, por lo que levanta su mirada al cielo con un gesto de agradecimiento porque la salud llegó prácticamente a la puerta de su casa.

“Nunca me hubiera alcanzado para pagar todos estos estudios, de verdad, qué importante es la salud, qué importante es estar bien. Por eso no dudé en venir para hacerme todos los chequeos que pude, más que nada para prevenir”.

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