La falta de control de la glucemia, es decir, de la concentración de glucosa en la sangre en personas que padecen diabetes, entre otros factores, puede producir una alteración en los vasos sanguíneos del ojo y provocar un daño en la retina que se conoce como retinopatía diabética.

De no detectarse a tiempo, existe alta probabilidad de que esta enfermedad derive en ceguera.

Tanto la diabetes tipo 1 como la de tipo 2 pueden producir lesiones en los pequeños vasos sanguíneos que suministran sangre a la retina, como consecuencia del alto nivel de azúcar en la sangre y la hipertensión que con frecuencia acompaña a esta enfermedad metabólica.

Cuando los vasos sanguíneos se lesionan, pueden formarse pequeñas ampollas o microaneurismas que con frecuencia explotan y derraman sangre u otros fluidos en los tejidos, ocasionando la inflamación de la retina y el depósito de materiales transportados por la sangre.

El tratamiento para contrarrestar los daños ocasionados consiste en la fotocoagulación por láser o láser Argón; un rayo láser se aplica sobre el ojo para destruir los nuevos vasos sanguíneos y sellar los que presentan pérdidas. Este tratamiento es indoloro porque la retina no percibe las sensaciones dolorosas.

Si la hemorragia de los vasos dañados ha sido grande, puede ser necesario recurrir a la cirugía para extraer la sangre que ha entrado en el humor vítreo (vitrectomía). La visión mejora tras la vitrectomía y el humor vítreo es gradualmente reemplazado.

La doctora Yuriria Ortiz Mejía, especialistas de esta técnica médica, aplica sesiones a pacientes recién intervenidos con una vitrectomía.

La doctora Patricia Medina Mejía, subdirectora del Hospital General Regional 1 del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) en Querétaro, consideró necesario que la población se realice un chequeo anual de su salud ocular, ya que esta enfermedad no distingue edades y se puede diagnosticar a tiempo para controlar el avance o deterioro del órgano.

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