Trabajadores del bar El Potrillo –situado en El Sauz,  Pedro Escobedo- exigen la apertura del sitio, luego de que fuera clausurado en enero, debido a una denuncia anónima que recibiera la Procuraduría General de Justicia (PGJ), en al cual se alertaba de la presencia de menores edad que ejercían servicios sexuales.

A decir de los reclamantes, el cierre se debió a una llamada anónima que alertaba de actividades ilícitas en el mencionado bar, pues se argumentó la existencia de trata de personas, situación que es desmentida por las mismas trabajadoras de El Potrillo; ellas dicen que únicamente participaban como ficheras, mas no como sexoservidoras.

Afirmaron que durante el operativo que se efectuó el 18 de enero, hubo una actitud violenta por parte de los inspectores: “este operativo llegó golpeando a todos los que trabajábamos ahí, hubo mucha violencia, nos rasparon, nos aventaron, nos jalaron del cabello. Realmente no debieron habernos tratado así porque ni sabían si era prostitución o no”.

Agregaron que cuando se realizaba acciones de sexo-servicio, éstas se efectuaban con pleno consentimiento de las involucradas, acciones que – en caso de realizarse- se llevaban a cabo fuera del lugar, nunca dentro del bar.

La PGJ informó en su momento que a través de la Dirección de Investigación del Delito (DID) realizó labores de  inspección, atendiendo a una denuncia que indicaba que menores de edad ofertaban servicios sexuales. De dichas diligencias surgió la detención de cinco hombres, quienes fueron detenidos como probables responsables del delito de trata de personas.

Según los inconformes, tres días después de las diligencias, se procedió con la clausura de El Potrillo.

Tiffany, una de las ex-trabajadoras, ejemplificó que “eso era cuando nosotras queríamos, si nos gusta alguien nos salíamos.  Es como si voy a Pancho Villa y veo a alguien que me gusta, pues me lo llevo por eso”.

Una de las manifestantes reiteró que “ahí adentro no se hacía ese tipo de cosas y estaba comprobado. No sé de  dónde sacan que ellos nos obligaban. La mayoría somos de más de treinta años, una que otra de 20 ó 25, pero la mayoría tiene 30 años”.

De la presencia de menores de edad, aseguraron que “no había menores de edad, estaba el caso de una chica que presentó oficialmente su credencial de elector. A nosotros nos pagaban por fichar,  nos trataban muy bien, eran muy lindas personas, nunca nos obligaron”.

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