Para Carolina Ramírez Casei, vivir en San Juan del Río ha sido un reto constante. Desde hace 15 años decidió dejar a sus padres y hermanos en la Ciudad de México, para emprender nuevos proyectos en tierras queretanas al lado de su esposo e hijos, pero las oportunidades laborales no siempre se han presentado con facilidad.

A Carolina y a su esposo Óscar Walles les interesó particularmente San Juan del Río por ser una zona dedicada a la producción ganadera; ambos egresados de la carrera de Veterinaria y Zootecnia por la Universidad Autónoma de México, vieron en este municipio la posibilidad de ejercer su profesión.

Carolina refirió haber llegado a San Juan del Río justo en la época de mayor prosperidad industrial. Ella y su esposo pensaron a futuro, en las oportunidades de empleo que habría para sus hijos cuando fueran profesionistas, parecía que el crecimiento era sostenible y que el municipio gozaba de tranquilidad.

“Nosotros llegamos a San Juan del Río en 2000, cuando se hablaba mucho de este municipio por su crecimiento industrial y las oportunidades de empleo que ofrecía, pero además nos interesamos porque aún había zonas productoras de leche y de ganado, lo que se adaptaba a nuestra profesión”, dijo.

El matrimonio puso en marcha una clínica veterinaria. El negocio operaba favorablemente, pero después de 2005, la emprendedora pareja notó que cada vez eran menos los productores que solicitaban el servicio veterinario para sus animales. Al mismo tiempo, se reportaba una importante caída en la producción ganadera y lechera en San Juan del Río, uno de los municipios que antiguamente destacó por la prosperidad del sector primario.

“Tres años después de la crisis decidimos cerrar la clínica, pero teníamos la responsabilidad de alimentar y educar a nuestros hijos, así que decidimos buscar empleo de forma individual”.

La necesidad laboral orilló a Carolina a trabajar como secretaria en una pequeña empresa de publicidad. En cambio, su esposo corrió con mejor surte y fue empleado en un despacho dedicado al impulso de proyectos productivos para el campo.

Aunque para este matrimonio fue difícil su adaptación en San Juan del Río, finalmente decidió permanecer en este municipio. Carolina suele extrañar a su familia y acude a la Ciudad de México cada tres años.

“Aquí aún se respira aire limpio, no hay tanta gente y tráfico, alguna vez pensamos en regresar a México, pero nuestros hijos ya se convencieron de vivir en San Juan y por ellos seguiremos aquí”.

Hay más oferta en CDMX. Carolina Walles, hija de Carolina y Óscar, ha sido testigo de las oportunidades laborales existentes en la Ciudad de México que no se generan tan fácilmente en San Juan del Río. Egresada de la carrera de Diseño Gráfico, la joven de 27 años partió a la ciudad de origen de su madre tras obtener una fuente laboral acorde a su profesión.

Dos años vivió sola en la Ciudad de México, pero recurrentemente Caro visitó a sus familiares de aquí. Aunque su fuente de trabajo era estable y el ingreso económico atractivo, la ausencia de sus padres la convenció de retornar al territorio queretano.

Para Carolina no ha sido fácil obtener trabajo en San Juan del Río; actualmente trabaja en una universidad como docente pero reconoce tener interés en desempeñar actividades creativas al interior de un despacho de diseño.

Madre e hija extrañan de la Ciudad de México la amplia gama de actividades culturales y artísticas, los bajos costos por los servicios como el transporte y el acceso a diversos servicios de calidad como los de salud; pero la contaminación ambiental, el tráfico y el volumen poblacional, las ha convencido de permanecer en San Juan del Río.

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