Con casas de madera, cartón, lámina de asbesto; en algunos casos muros de piedra sin unir, donde la más ligera vibración pone en riesgo la integridad de las rústicas viviendas es como viven al menos 80 familias de la comunidad de El Zapote en el municipio de El Marqués.

Las recientes lluvias han reblandecido el suelo y las casas que junto con los zapatos de los habitantes se han comenzado a hundir, el lodazal obliga a los pobladores a tener junto con ellos al menos unos zapatos que les resguarden los pies de la humedad y de los fuertes vientos que soplan en la parte alta del cerro.

Concepción Hernández llegó a vivir a los pies del cerro hace 8 años, su casa es de tres niveles debido a la irregularidad del terreno y la falta de recursos para realizar el desmonte y remoción de la tierra para poder aplanar el terreno, los cuatro cuartos repartidos en diferentes niveles de tierra son de madera y lámina acanalada, el agua baja del cerro como si fuera un río arrastrando todo a su paso.

“Nos han prometido ponernos el piso firme, nos dijeron que nos iban a poner el agua y pues no hay, la luz nos llega por el diablito que tenemos, el agua a veces llega, ahorita no hay y lo que hacemos es almacenarla en tambos y pues así nos la llevamos; el presidente municipal no nos ha ayudado en nada”.

En este terreno junto con la señora Hernández viven su hijo, quien es artesano de la construcción; su esposo, que desde hace 30 años trabaja la cantera y lo poco que gana lo usa para alimentar a su familia, su edad avanzada le impide ganar lo que solía obtener por su jornada de trabajo.

“No, mi señor apenas gana 100 pesos diarios y es lo que nos trae a la casa, como uste (sic) puede ver la paredes son de piedra, pero el viento se cuela por todos lados porque no tiene cemento, nos da un frío en las noches y con la lluvia el agua se mete por todos lados, pero pues nadien nos ayuda, ya no pedimos apoyo del gobierno porque no nos dan nada, si Vega Carriles no nos dio la primera vez que estuvo, menos nos va a dar esta que regresó”, lamentó Concepción Hernández.

Todas las familias que viven en lo alto de este cerro donde los autos no pueden subir, por lo escarpado del terreno y el exceso de lodo que evita que la tracción de las llantas funcione, piden a las autoridades municipales apoyos para tener al menos un piso firme y mejorar sus condiciones de vida que desde hace años no han cambiado.

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