Recorrer en bicicleta poco más de 11 kilómetros que rodean al Centro Histórico de Querétaro da cuenta de la forma en que las vialidades se convierten en una lucha por los espacios de las diversas modalidades del transporte para coexistir.

La bicicleta se presenta como un transporte híbrido. La fuerza mecánica del ciclista impulsa y transforma la energía en un recorrido por las calles.

Investigadores que se han dedicado a estudiar el uso social y antropológico de la bicicleta señalan que cuando un ciclista recorre la ciudad, tiene en su pedaleo una contradicción: ciudad vivida y experimentada contra ciudad diseñada. Estos factores, forman parte de una improvisación del ciclista a la hora de recorrer las calles.

Andar en bicicleta por las calles del centro, quizá no representa dificultad, debido a la condición por ser un espacio turístico, pero la saturación de vehículos de quienes visitan o trabajan en el primer cuadro, genera una convivencia forzada entre automovilistas, ciclistas y peatones. La circulación es lenta, lo que permite una coexistencia.

Sin embargo, cuando el recorrido es por las calles que forman parte del contorno del centro, la dinámica es distinta. Las avenidas Arcos, Zaragoza, Constituyentes, Tecnológico y Universidad, son el paso y traslado de personas que van a sus escuelas o a trabajos.

El recorrido en bicicleta comenzó a partir de la avenida de Los Arcos, en la colonia Carretas. El paso por esta colonia sólo presenta dificultades en el empedrado, pues la superficie no favorece mucho la fuerza mecánica de las personas para avanzar entre piedras. El trayecto es amable para el ciclista. Al recorrer las calles que desembocan en Constituyentes, sólo se debe preocupar por traer suficiente aire en las llantas.

Ciclovía

La mejor noticia para los ciclistas fue la construcción de carriles confinados, como el que se ubica en Constitución de 1917.

En el recorrido se probó el nuevo carril desde la estación de Carretas hasta la esquina de Plaza de las Américas. El trayecto fue de 200 metros dentro del carril confinado, donde un vehículo que tenía sus luces intermitentes fue el único obstáculo. ¿Habrá multas para ciclistas ‘invasores’ de carril confinado de transporte público?

El encanto del carril confinado termina debido a la circulación de las nuevas unidades de transporte; al encontrarse en movimiento, es mejor volver a la selva urbana.

Al cruzar la cebra peatonal, nuevamente, se toma el carril derecho para avanzar desde el inicio de la avenida Cimatario esquina con Constituyentes. El semáforo prende en verde y reinicia el trayecto que conduce unos cuantos metros desde ese punto hasta la esquina con la avenida Luis Pasteur.

Al ser una vialidad de tres carriles, se adopta como un vehículo más, pese a que las unidades de transporte público y alguno otro particular, invaden el pequeño espacio ganado por el ciclista.

Percances

Parece que la proxémica y la mímica juegan papeles en el que el ciclista asume el mismo código de comunicación en la selva urbana. Justo al recorrer el pequeño tramo de Luis Pasteur, para conectar con avenida Zaragoza, los camiones interurbanos y vehículos, ocurren algunos sucesos. En el primero un automovilista coloca las luces intermitentes pese a que el semáforo ya está en verde.

Nadie sabe lo que sucede. En ese momento el conductor se baja y comienza a empujar su auto a la orilla. Hace movimientos con la mano como si llamara a alguien, como si pidiera avanzar o esperar a que se pueda quitar del camino. Nadie sabe.

El otro suceso ocurre entre el ciclista y un automovilista; para doblar a la izquierda, de Pasteur a Zaragoza con rumbo a la avenida 5 de febrero, el carril izquierdo es idóneo; sin embargo, para seguridad del ciclista es mejor el derecho. El semáforo prende verde y al pedalear con gran velocidad y girar a la izquierda, la mano derecha funge como direccional. Al voltear hacia el automóvil, parece que el conductor no entiende la señal y continúa su marcha. Pasa el vehículo y el ciclista sigue con su mímica. Finalmente alguien le hizo caso y pasó al carril derecho.

La mímica ayuda a decirle al otro a dónde vas y cómo circular. La proxémica tiene que ver con la constante invasión de un espacio particular entre los diversos transportes. Además ayuda quizá a visualizar que entre más cerca se encuentre el camión al ciclista, quiere decir, que éste girará desde su izquierda hasta la derecha para llegar a la parada de autobús.

Durante el trayecto, entre Zaragoza hacia la avenida tecnológico, se desvanecen y aparecen las señales prioritarias para los ciclistas. A su suerte, astucia y creatividad, el ciclista tiene que sortear los obstáculos que se le presentan tanto en las calles como en las aceras. Al ser un transporte híbrido, se enfrenta a la contradicción sobre cuál es su espacio, la acera o la vialidad.

En el artículo “La ciudad desde la bicicleta”, escrito por Macarena Hernández y Elena Huerta, refiere que “los usuarios de la bicicleta no han tenido tradicionalmente un espacio propio en la ciudad por el que circular, de aquí que en la gran mayoría de los casos, no se sientan bien recibidos ni en la calzada, ni en las aceras”.

En ese sentido, recorrer la avenida Tecnológico la hasta Universidad existe una delimitación y prioridad con color verde para las bicicletas, pero al pedalear esta desaparece.

La pequeña ciclovía, que conduce en el contorno del Instituto Tecnológico de Querétaro, incluye un pedazo de banqueta. Aquí se presenta el ‘Soy un intruso’ por evitar un atropello. Se vuelve a ser ‘intruso’ cuando en la esquina de avenida Tecnológico con Universidad, desaparece la ciclovía y la bicicleta tiene que pedalear entre la lámina y el motor. Al seguir por avenida Universidad y pasar la intersección de Ezequiel Montes aparece de nuevo.

En el contorno de avenida Universidad, avanzan las obras de la ciclovía. Una banqueta delimitará el espacio. Una segregación del transporte que algunos llaman movilidad sustentable.

Todas las ciudades, incluida Querétaro, en la búsqueda por una sana convivencia entre las modalidades de transporte se enfrentan a una lucha por el espacio, por el momento parece que lleva ventaja el automóvil. El pensador Iván Illich dice que “tanto la bicicleta como el automóvil son de la misma generación. La primera permite controlar la energía; el vehículo inevitablemente hace de los usuarios rivales entre sí por la energía, el espacio y el tiempo”.

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