“Persisten muchos tipos de discriminación. Hasta que las personas podamos sentirnos seguras de caminar por la calle y estar en los espacios públicos sin el miedo de ser discriminadas, hasta que ese momento llegue diremos que las cosas han cambiado”, afirma Fernanda López Gallegos, quien junto con Mariana Vega fueron la primera pareja homosexual en acceder al matrimonio igualitario en Querétaro.

Fue el 4 de octubre de 2014 cuando Fernanda y Mariana contrajeron matrimonio. El caso llamó la atención de una sociedad, la queretana, que por muchos años ha sido calificada como muy conservadora.

“Tuvimos que esperar ocho o nueve meses para que se pudieran resolver a favor nuestras demanda al estado, a la Legislatura y al Registro Civil”, explicó, pues tuvieron que interponer un amparo para poder casarse.

Oaxaqueña de origen, pero avecindada en Querétaro, Fernanda López Gallegos afirma que hasta la fecha sigue teniendo miedo de demostrar quién es. “Teniendo 28 años, asumiéndome como activista, lesbiana, feminista y habiendo hecho de mi boda un acto político, público, hoy, en este instante, sigo sintiendo miedo de caminar por la calle y darme una muestra pública de afecto con mi pareja”.

Señala que siguen siendo incómodas muchas miradas, por lo que se debe reeducar a las personas, a través de políticas públicas que promuevan la educación integral en identidades.

Narra que en su experiencia personal la primera reacción de su familia fue la negación al tema. “La segunda etapa de la familia fue una especie de castigo, de represión, de control. Yo veo con quien sales, con quien entras. Si esta persona se me hace sospechosa no sales con esta persona, por una cuestión que tiene que ver con el desconocimiento y el miedo”.

En una tercera fase se dio cuenta que su compromiso era identificar las herramientas que le permitieran sentir que estaba empoderada, y ya con esos argumentos llegar con su familia para plantearles su realidad.

“Fue confrontar lo que a mi mamá le enseñaron desde que era pequeña, que si eres hombre te gustan las mujeres. Que si eres mujer te gusten los hombres y vas a tener hijos. Obviamente fue difícil y fue difícil para ella [mi mamá], para mis hermanas no tanto, pero para ella fue difícil construir esos aprendizajes. Estoy hablando de cuatro, cinco años”, asevera Fernanda.

Con el tiempo y con el conocimiento que ya tenía del tema, su madre comenzó, no sin poco esfuerzo, a aceptar a sus parejas, y quien es ella.

Sin embargo, ya para ese entonces y con la decisión de casarse, es su propia madre la que organiza la parte de los vestuarios, viajando desde su natal Oaxaca para preparar los vestidos que usaron Mariana y ella en la boda.

Dice que la posibilidad de tener un hijo existe, no a través de la adopción, sino que ya sea ella o Mariana se embaracen. “Lo hemos contemplado, pero no está ahora como un proyecto inmediato de vida. Hay otros planes que están puestos sobre la mesa, pero por supuesto que lo consideramos”.

Apunta que el tema de su matrimonio posibilitó señalar a las autoridades estatales como violadoras de derechos humanos, además de poner en el tapete de las discusiones el matrimonio igualitario.

Recuerda que hace dos años trató de dar seguimiento a todos los comentarios que se hacían en redes sociales de muchas personas que las felicitaban por el logro que habían conseguido.

“Por otro lado, había personas que tenían comentarios ofensivos, de amenazas, cosas muy terribles respecto a nosotras. Esperábamos de las instituciones en las que tanto Mariana como yo laboramos algún tipo de respuesta. Afortunadamente fue algo que se tomó con mucha naturalidad. Si bien no llegaron y nos felicitaron, fue algo que no se tocó y punto final”, indica Fernanda, quien es socióloga y trabaja en organizaciones sociales, además de que fue consejera del Instituto Federal Electoral (INE), así como en el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).

Sin embargo, no siempre pueden salir y ser aceptadas por la sociedad, pues todavía persisten prejuicios en contra de las parejas del mismo sexo, y en general en contra de todas las expresiones de la sexualidad.

Recuerda el caso de una pareja de amigas que se casaron en la Ciudad de México, años atrás, y a pesar de que el matrimonio es reconocido de manera universal cuando se intenta afiliar al Seguro Social a su pareja les negaron el trámite. El caso, abunda, sucedió años antes de que se hablara del matrimonio igualitario.

“Para 2015, cuando Mariana y yo vamos al Seguro Social para que me afilie, iba con todas las armas para defender lo que era nuestro derecho, porque esperaba una reacción negativa. Lo que sucedió fue todo lo contrario. Eso posibilita hablar del matrimonio igualitario, que las personas se sensibilicen respecto al tema y nos miren como personas comunes y corrientes, con unas características que es la preferencia u orientación sexual”, señala.

Subraya que hacer público este tema hace posible que la sociedad se entere, que ya no sea clandestino, y se tenga una reacción similar a la que se tuvo en la Ciudad de México, cuando se legalizó la interrupción del embarazo.

Enfatiza que “no reconocer las diferentes formas de constituirse en las familias y no reconocer todas las manifestaciones de la sexualidad, identidades sexogenéricas y orientaciones sexuales, es posibilitar que sigan permaneciendo en la clandestinidad. Ello implica riesgo para las personas”.

Fernanda, quien habla tras participar en un foro sobre matrimonio igualitario en la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ), a donde es abordada por jóvenes quienes la felicitan por su trabajo también como activista, asevera que persiste el miedo entre los jóvenes con preferencias e identidades sexuales diferentes.

La activista también subraya que a la sociedad se le debe de educar, pues no es la reforma presidencial planteada por sí misma la que hará el cambio.

Se tiene que plantear, detalla, de manera integral, en un proyecto que involucre a diferentes dependencias, como la Secretaría de Educación, de Salud, el Instituto Queretano de las Mujeres, la Secretaría de la Juventud, entre otros, para que trabajen en conjunto sobre este asunto.

Añade que para llegar al matrimonio igualitario las organizaciones sociales no sólo le han apostado al tema jurídico, pues tuvieron que pasar muchos de años de trabajo, de jornadas, de educación.

Interrogada sobre si la sociedad queretana está preparada para los matrimonios igualitarios, Fernanda asegura que en México “tenemos las posibilidades para que lo esté, para que seamos una sociedad educada, informada, con elementos”.

Añade que el argumento de que la sociedad no está preparada para estos asuntos es usado por algunos legisladores para evitar abordarlos.

Comenta que en centros comerciales y en otros sitios persiste la discriminación hacía las parejas homosexuales que se manifiestan su aprecio. “No es que el tema de los matrimonios igualitarios y los amparos hayan cambiado muchas cosas, no es así. Persisten todavía muchos tipos de discriminación”.

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